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Aterrizajes de emergencia

Los aviones van aterrizando, pero lo hacen como y donde pueden. Nadie ha pensado en construir una pista, apenas unas balizas improvisadas. Todo sucede con gran sacrificio y una ilusión desbordante en el pasaje y la tripulación, y justo al lado de casa, sin que nadie nos haya pedido nuestra opinión. Con toda la razón. La improvisación y la falta de previsión son nuestras y tendrán consecuencias para todos. Pero la decisión de aterrizar no nos pertenece.

La entera primavera árabe ha pillado a la UE y a EE UU en la peor posición posible, en un momento de profunda somnolencia política y de desordenada reacción ante esas turbulencias financieras que luego fueron crisis de las deudas soberana y ahora ya es del euro y del entero proyecto europeo. Los socios de la UE apoyaron a los regímenes dictatoriales hasta el último minuto y en algunos casos más allá incluso. Mandaron a los países de mayoría islámica el claro mensaje de que Europa es un club cristiano, cuestión que los conservadores de casi todos los países intentaron inscribir en la finalmente nonata Constitución europea. Rechazaron con aplazamientos y obstáculos artificiosos la candidatura de Turquía. Se encastillaron en el proteccionismo agrícola y comercial y, al llegar la recesión económica, impusieron barreras a la circulación de personas y a la inmigración, además de enervar los reflejos populistas más xenófobos e islamófobos.

Esas fueron las pistas que tendimos a esos países sometidos a largos años de dictadura: aterriza como puedas. No hablemos ya de las pistas tendidas por Washington: muy pensadas para la estabilidad y la seguridad de Israel y poco para los ciudadanos de estos países. Y sin contar las pistas falsas de Irak y Afganistán, que han conducido al desastre. Por eso el despertar será doloroso. Cuando salgamos de nuestra crisis y despertemos, tomaremos plena conciencia de que las pistas improvisadas son verdes, de un restallante verde islámico, y que lo único que se dilucida estos días es qué tonalidad tendrán.

Los primeros datos de las elecciones egipcias no albergan dudas sobre las gamas a escoger. No quisimos el verde moderado turco y podemos tener dos tazas de verde intenso ahora. Se disputan la hegemonía en la zona el verde democrático turco, el rigorista saudí y el autoritario y clerical de los persas. Podemos consolarnos con la idea de que el verde explosivo de Al Qaeda está fuera de juego y que la pista turca sigue teniendo muy buen tirón.

Hay que ser claro respecto a los disgustos que procurará este nuevo mapa. Los habrá. En libertades y derechos humanos, estatuto de la mujer, laicidad, y minorías religiosas, como los coptos egipcios, cada vez más vulnerables y desprotegidos. También en la arena de la política internacional, que no se organizará bajo el prisma occidental. Estos países tendrán una actitud distinta y más activa ante el conflicto israelo-palestino; Hamás no será una organización terrorista para ellos; la relación con Teherán no será de enemistad, y mucho menos de incomunicación, sino de rivalidad y competencia por la hegemonía y el liderazgo regionales.

Nada de todo esto puede gustar en Washington y tampoco en Bruselas. Pero que no guste no significa que se siga con las mismas políticas que nos han conducido hasta aquí: sin pistas, sin visión estratégica, sin política en definitiva; solo intereses económicos y comerciales y miope oportunismo geopolítico.

Los expertos británicos Anthony Dworkin y Susi Dennison, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, han advertido en el informe titulado 'Europa y las revoluciones árabes: una nueva visión para la democracia y los derechos humanos' que los revolucionarios árabes no contemplan a los países europeos como modelo para sus sociedades y para las democracias que están construyendo. “Mientras el poder global se desplaza hacia Asia y América Latina, sería un anacronismo que la UE se presentara a sí misma como el guardián privilegiado de los valores universales”, señalan. Y advierten que “si la UE adopta una actitud meramente defensiva, preocupada por los riesgos de la inmigración o la competencia a su sector agrario, quedará muy limitado el impacto que puede conseguir en la región”.

Los errores pasados no son garantía de aciertos futuros. Al contrario, son el antecedente. Pero debiéramos evitarlos.

Comentarios

No se por qué, pero tengo pánico a los aterrizajes de emergencia..siempre que me monto en un avión me da pensar en que pasaría si algo fallase y tuviésemos que hacer un aterrizaje de emergencia....
Y como en la serie cinematográfica de Aterriza como puedas, veremos cuál es el insulto final. Por lo demás, cómo nos van a ver como modelo de nada los ciudadanos o revolucionarios de estos países árabes, salvo como ejemplo negativo de conducta. En todo caso, nos tienen que ver como cómplices del encadenamiento que han padecido.
No creo que el destino de unos países sea de la responsabilidad de otros paises. El mundo es basto, peligroso y muy complicado. Esa visión de echar balones fuera es típica de individuos y de paises inmaduros que no asumen su propia responsabilidad; siempre es mas facil culpar a otros que a uno mismo. El Occidente democrático ha hecho mucho por los árabes; sin occidente no podrían ni siquiera extraer su petróleo, gracias al cual millones que ni comían, hoy lo comen y hasta estudian, pero no puede Occidente solucionarle los problemas a todo el planeta. La fuerza de las religiones, de las culturas locales son muchísimo mas poderosas que Occidente. Este ha defendido a los regímenes moderados, y se ha defendido de los criminales peligrosos como los Talibanes, Al Qaeda, Sadam, Gadafi, ayatolas, etc. Y sólo EE.UU. defiende a Israel, porque, ya lo dice hoy Obama en EL PAIS: no hay mejor Aliado que Israel, con quien compartimos los mismos valores! Esto sólo puede molestar a los enemigos de occidente.
Son Uds. unos ilusos, y no solo que no entienden lo que existe en esta zona, sino que , ademas, tratan de explicar a los demas, como entenderla.Atte. Shimshon Zamir. Israel.
Esta reflexión de Lluis Bassets está muy bien equilibrada, No caer en los extremos. Ha alcanzado en su análisis el justo medio, poniendo al descubierto la hipocresía política de Occidente, así como el devenir del Cercano Oriente con cuatro centros neurálgicos: Turquía, Irán, Arabia Saudita e Israel. Espero que que el menú de los cuatro cocineros no se convierta en disputa por el mejor sabor.
La hipocresía política de Occidente es obvia. Ahora bien. el devenir del Cercano Oriente no es nada prometedor con los cuatro cocineros que se disputan la mejor cocina...Turquía, Arabia Saudita, Irán e Israel. Para estos cuatro profesionales, los clientes (los pueblos) son meros comensales que buscan buenos precios del menú.
Hoy mismo, y a merced de los resultados electorales, muchos proyectos económicos deben estar quedando en suspenso por la incertidumbre sobre el futuro de Egipto. Y nadie en el mundo está pensando que Egipto es un buen lugar para invertir, eso seguro! al contrario, la fuga de capitales ya debe estar siendo alucinante. Esta película es muy vieja, ya la vimos en Iran, en Chile, en Argentina, en España, y en mil sitios mas donde la estabilidad y el progreso se ven amenazados por retrógrados fanáticos populistas demagogos involucionistas. Si en Egipto llegan al poder los amigos de Hamas y de los ayatolas, la economía se irá al garete, el hambre será mayor que ahora, la libertad menor que ahora, los que querían Pan y Libertad saldran a la calle de nuevo, y el Ejército los apoyará. A la debacle interna se le sumará la debacle externa si osan meterse con Israel rompiendo el Tratado de Paz con ese país. Israel se defenderá, y le sobran medios para ello! Lo dicho: esta película es viejísima, ya la vimos en Latinoamérica, y en España/1936. Sería una lástima.
Observer tiene razón. Pero, ¿qué puede hacerse cuando los retrógrados ganan democráticamente la partida de las urnas? ¿qué puede hacerse cuando la democracia sirve de palanqueta al ladrón vestido de santón, y a plena luz del día? Nada. Nada, democráticamente hablando.
Sr. CIRO: el error fue permitr que los fanáticos islámicos retrógrados partidarios de la Sharia se presenten a elecciones. En democracia NO vale todo! La democracia es para los partidos demócráticos! no para los enemigos de la democracia! Por eso en España se expulsó a la Batasuna etarra de la democracia. El turismo para Egipto es mas importante que para España, y ya estuvo en ruinas durante este año 2011, y peor irá en 2012. Si todo esto acaba mal, en un infierno islámico, ya sabemos quien habrá sido el mayor culpable de esa tragedia: Barak Husein Obama, por exigir a los militares 'Ceder el Poder al Pueblo' y por haber expulsado del poder a Mubarak, justo en el momento en que éste proyectaba una salida democrática sensata, CONTROLADA. Muchos se sumaron a la demagogia desde febrero (usted también) y ahora que le ven las orejas al lobo no saben que opinar. No aprendeis de la historia! chocais siempre con la misma piedra!
Parafraseando a Wolfe, esta vez en '¿Quién teme al Bauhaus feroz?', que a su vez traduce a Venturi, Bob para los amigos, 'hay que arrancar la democracia a las élites, a las camarillas, para hacerla de una vez más agradable, más cómoda, más familiar, más atractiva al ciudadano medio. Y arrancársela al plano de la teoría para devolvérsela al plano de la vida real, lleno de compromisos, incoherente, pero lleno de riqueza'. Y quien dice democracia, dice la economía, dice la cultura, dice todo. No recuerdo si era Le Corbusier, Corbu para los amigos, quien decía que la medida de la arquitectura debía ser la humana. Humana, no marciana. Se debía referir a las puertas de seis metros de altura de los palacios. Pues eso, que la democracia, como la economía, se haga pensando en el hombre de la calle y no en el Yeti de las alturas, que es que parece que nos gobiernan extraterrestres. Quizá de ese modo, nuestras deudas, las públicas, y las privadas, adquieran un tamaño apropiado a nuestras necesidades y a nuestras capacidades para pagarla. Qué menuda en la que nos hallamos por vivir más allá de nuestras posibilidades.
Y ya sobre la economía que se nos come, ha aparecido un libro interesante escrito al alimón entre Josep Borrell y Andreu Missé. Y de lo que me voy enterando un poco es de que estamos vendidos, nadie hace nada por los demás si no pasa antes por su cuenta de beneficios. Pienso por ejemplo en las agencias de calificación, o de descalificación como se refiere a ellas el ex Presidente del Parlamento europeo. También Gabilondo se refería a su doble juego el otro día. Y es que "su independencia está cuestionada desde el momento en que quien les paga es la misma empresa a la que valoran", dice Borrell.
Como digo, Iñaki Gabilondo, en uno más de sus atinados comentarios hablados (el titulado "El dinosaurio"), denunciaba el escándalo que supone que quienes integran los consejos de administración o participan como accionistas en esta especie de santísima trinidad del control de las finanzas que son las famosas agencias de calificación o de 'rating', formen parte, a su vez, de otras empresas que intervienen activamente en el terreno financiero sobre el que aquellas autorizan o desautorizan desde su bienaventurada posición. Ello supone arrogarse la condición de juez y parte, con lo que tal confusión de intereses comporta. Ya saben, aquello de 'quien parte y reparte se lleva la mejor parte'. Se defenderán, seguramente, sus divinas eminencias con que piensa el ladrón que son todos de su condición, pero yo me quedo mejor con Agustín Moreto y aquello de que es la ocasión la que hace al ladrón, siendo la de este caso, por seguir con el refranero español, de las que pintan calva. Y Standard & Poor's, Fitch y Moody's encarnan a un trío arbitral que pita muy cerca de la tentadora y calva ocasión. Más parece un trío calavera al que habría que perseguir por la vía penal por su más que presumible venalidad, antes que adorarles por sus más que probables interesadas indicaciones. ¿Cómo calificaríamos las acciones u omisiones de quienes favorecen o entorpecen los resultados de las quinielas en las que ellas mismas también apuestan, a tiro seguro, eso sí? Primero diríamos que así cualquiera. Y después, las calificariamos de delictivas, y como tales, se las tipificaría. ¿A qué esperan?
Lo malo de la democracia es que cuando es joven, es fácil que conozca los extremos. No olvidemos que la democracia es un modelo de Estado, donde hay alternancia entre poderes e independencia (teorica) entre tres fuerzas, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Sin esto, no hay democracia. Y la independencia también se refiere a que no puede ser influenciada por ideología, sea religiosa o no. Por ende, la sharía y el Deuteronomio, o el Talmud, no rigen dentro de ese esquema. La democracia es una de las formas de gobierno cuya inspiración es laica en sus formas, y a la vez rehuye la clásica salida a las formas tradicionales, como la teocracia, el reinado; es decir, la dictadura personalista. En Europa, fue necesario el sangriento periodo de las Guerras de Religión (que dinamitó mucho la solidez de la descripción del mundo que hacía la religión) para implantar las semillas del laicismo y la tolerancia religiosa. Hoy día los partidos democráticos se dirigen a un electorado diverso. En el Medio Oriente, pesa todavía más la religión como afiliación y opción de modelo de convivencia que el laicismo, que precisamente, convive mal con la impresión en esos países de que es una puerta abierta a la pérdida de la identidad cultural y a la influencia extranjera. Sólo queda esperar que los partidos musulmanes reconozcan la pluralidad esencial para la democracia, y reconozcan que las leyes han de ser para todos en igualdad. (¿no tendría mucho sentido aplicarle la sharía a un cristiano, no?). El laicismo es la unica ideologia que otorga espacio privado y publico entre las religiones, que suelen tener tendencia al universalismo (a ser verdades únicas e irreconciliables) y por ende, disputarse el dominio de los modos sociales, las convenciones y las creencias. La religión reniega del que no cree, considera que está equivocado. No existe la duda para ellos, que es la base del hombre moderno desde Descartes. La fe, pues, en ultima instancia, se vuelve monolitica o confirmada. Y por tanto, puede permitirse juzgar al descarriado, al apóstata y al no-creyente por el mero hecho de serlo. Y eso no sirve en el mundo laico, que defiende la libertad personal de pensamiento y acción (siempre y cuando no perjudique a los demás).
LAMBDA: bajando sus reflexiones a la tierra, y concretamente a Egipto, la cosa allí no pinta bien, puede caer en los extremos que usted apunta. Eso no ocurrió en España porque fue el viejo régimen quien condujo la Transición. Igual que en Chile, otro caso de Transición exitosa hacia la democracia, administrado por Pinochet. El viejo régimen llevó a lo alto a España, a Chile, y también a Egipto, el drama aquí es que cuando Mubarak ordenaba la Transición a la democracia, fue expulsado por la demagogia populista de Barak Husein Obama... y ahora que vemos las orejas al lobo (60% de voto islámico) nuestros demagogos prefieren mirar para otro lado, divagar sobre las 'genialidades' del demagogo Borrell, y tirar balones fuera, a la espera de volver a culpar a cualquier otro, menos a sus ídolos, causantes del peligro actual. Gracias al Tratado de Paz con Israel, Egipto progresó muchísimo, al haber dado Paz y Previsibilidad al país, gracias a ello las inversiones y el turismo crecieron exponencialmente, pero ahora todo eso está en peligro, las Pirámides y el Nilo están vacías de turistas, y los capitales se fugan de allí. Si el próximo gobierno civil no recupera la cordura, el pan y la libertad que reclamaba la Plaza Tahrir se harán mas escasos. Y si deciden romper la Paz con Israel, apoyando a Hamas y a los ayatolas, Egipto puede volver a la Edad de Piedra. Mire usted lo patética que puede ser la demagogia populista; por ella, 60millones de almas perecieron en Europa hace apenas 60 años, sólo porque los populistas ingleses y franceses (Chamberlain y Dadelier) complacieron las tropelías del Fürer, porque había sido... 'votado por el pueblo'.
¿Puede la democracia traer la no democracia? Pues sí parece. La democracia se muerde la cola y resulta que no es la suya. Así es, pero, ¿puede evitarse? La diferencia entre un demócrata y otro que no lo es es que el primero permitirá al segundo presentarse, si cumple unos mínimos, y el segundo, ni mínimos ni nada, condena previa desde ya. La diferencia recuerda un poco a aquella afirmación de Voltaire de que haría lo que fuera por que su peor oponente pudiera expresarse. Parece que en Egipto ganan los segundos. Esperemos que conozcan al filósofo francés.

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