Los congoleños acuden a las urnas entre la violencia y la inseguridad
El presidente Kabila, favorito en los segundos comicios desde la independencia que arrancan hoy
“¡Tatu, tatu!”, responde con una sonrisa y enseñando tres dedos Claude, un mototaxi de la ciudad de Goma, la capital de la región de Kivu Norte en la República Democrática del Congo (RDC). Tatu significa tres en swahili y el tres es el número en la lista de candidatos de Joseph Kabila Kabange, el actual presidente del país y favorito en las elecciones previstas para hoy en la RDC, las segundas desde la independencia del país en 1960 y en las que también se elegirá a los miembros del Parlamento.
“Voy a votar a Kabila porque arreglará las calles y las carreteras”, dice Claude mientras trata de esquivar los enormes y constantes baches, piedras y agujeros de las calles destrozadas de Goma.
Sin embargo, y aunque los colegios electorales deberían abrir a las 6 de la mañana (una hora menos en España), aún no es segura la celebración de las elecciones. En un país casi tan grande como Europa occidental pero con pocas carreteras asfaltadas, aún hay zonas que no han recibido el material electoral.
MONUSCO, la misión de paz de la ONU en el país, Sudáfrica y Angola han cedido helicópteros y aviones para que el material pudiera ser entregado en los más de 63.800 colegios electorales repartidos por toda la RDC. Pero la falta de previsión y las malas condiciones metereológicas han impedido a algunos aviones realizar los viajes y expertos en el terreno dudan que la comisión pueda llegar a tiempo a todos los colegios.
“Por nuestra parte, nosotros sí hemos entregado el 100 por cien de los materiales que teníamos que llevar”, asegura Mounoubai Madnodje, portavoz de MONUSCO. “Ahora depende de la CENI (la comisión electoral) tener todo listo para celebrar las elecciones”.
Es un país muy grande y muy complicado, es difícil y hay que darle a Kabila otros cinco años”, dice un estudiante de derecho
La CENI insiste en que las elecciones tendrán lugar hoy, pero en privado varios expertos creen que a primera de la mañana aún se podría anunciar un retraso de unos pocos días.
Se prevé que el día 6 de diciembre la comisión electoral anuncie como vencedor a Kabila, que llegó al poder en 2001 tras el asesinato de su padre, Laurent Kabila, quien había liderado una rebelión que entre 1994 y 1997 depuso al dictador Mobutu Sese Seko.
Sese Seko había gobernado el país durante 32 años en los que consiguió desmantelar el Estado y condenar a la población a la pobreza mientras él y sus allegados se enriquecían fabulosamente gracias a las enormes riquezas naturales de la RDC.
Pero desde 1998 a 2003 un nuevo conflicto asoló a la RDC. Llegó a involucrar a seis países de la región y se lo conoce como la Guerra Mundial Africana. Se calcula que murieron unos 4,5 millones de personas a causa de este conflicto, principalmente por hambre y enfermedades.
Desde entonces el conflicto se mantiene en la zona este, donde varios grupos y milicias armadas campan entre los bosques y los poblados. Se pelean por controlar las lucrativas minas en la región de los Kivus, adonde apenas llega el Estado y donde los lugareños temen al propio Ejército congoleño tanto o más que a las milicias.
Once candidatos se disputan la presidencia
Violencia sexual
En particular, la región sufre unas altísimas cotas de violencia sexual, ya que todos los grupos armados utilizan las violaciones como arma de guerra con la que mantener aterrorizada a la población.
En 2006 tuvieron lugar las primeras elecciones en la RDC, entonces organizadas por la ONU. Ganó Kabila, que ya entonces había prometido arreglar las carreteras, frente a su gran rival, Jean Pierre Bemba.
Hoy, Bemba no puede presentarse a los comicios porque se encuentra detenido en La Haya, ya que la Corte Penal Internacional (CPI) le acusa de crímenes de guerra cometidos por su milicia en la vecina República Centroafricana.
“Somos jóvenes, estamos en la calle, podemos ir a cualquier sitio, ¿por qué? Porque hay paz”, dice con confianza Fred Kanyiamuanga, un estudiante de Derecho de 20 años. “Kabila nos ha traido la paz y está desarrollando el país”, asegura a pesar de que la calle frente a él parece en ruinas y además en ese momento se va la electricidad y la calle se queda a oscuras. “Bueno, es un país muy grande y muy complicado, es difícil y hay que darle a Kabila otros cinco años”, dice entonces Kanyiamuanga.
Además de Kabila, el candidato con más opciones de victoria es Étienne Tshisekedi, todo un veterano de 79 años que ha formado parte de diferentes gobiernos desde la independencia en 1960. Tshisekedi decidió no presentarse y boicotear las anteriores elecciones en 2006, pero esta vez cuenta con un gran apoyo popular y está convencido de su victoria. Tanto que se declaró ya presidente en una entrevista en la radio y llamó a sus seguidores –a los que denomina “combatientes”- a tomar las calles en caso de que no se le declare vencedor en los comicios.
“Los candidatos y el pueblo deben aceptar los resultados, la elecciones deberían ser el único medio para llegar al poder”, dice Louise Nyota, delegada en Goma de la Coalición para unas elecciones transparentes y pacíficas. Nyota sí cree que las elecciones se celebrarán hoy aunque duda que sean justas: “Ésa es la pregunta que también nos hacemos nosotros mismos, habrá que esperar y ver qué ocurre”.
Del total de 11 candidatos, el tercero en importancia es Vital Kamerhe, un antiguo aliado de Kabila que, de hecho, dirigió su campaña electoral en 2006. Kamerhe, de 52 años, habla inglés y francés además de los cuatro idiomas nativos de la RDC, hace campaña en los barrios más pobres y gusta de presentarse a sí mismo como “la versión congoleña del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva”.
En juego está mantenerse o llegar al poder en un país que contiene tremendas riquezas naturales. La revista African Business valora en 24 billones de dólares el potencial de recursos de la RDC. Aunque según datos de 2009 solo produjo alrededor del 13% de coltán, la RDC contiene entre el 70% y el 80% de las reservas mundiales de este mineral, necesario en la fabricación de la mayoría de productos electrónicos. Además, la RDC también tiene depósitos de oro, cobalto, cobre, cerca del 30% de las reservas mundiales de diamantes y sus bosques podrían producir enormes cantidades de madera.
Pero poco o nada de esta riqueza repercute en la población, una de las más pobres del mundo con una esperanza de vida de apenas 49 años. La ONU clasificó a la RDC en el último lugar su más reciente clasificación de desarrollo humano.
“Necesitamos un cambio, pero no depende de nosotros, las elecciones no son transparentes y da igual que votemos, solo nos queda esperar a los resultados y ver qué pasa”, dice con resignación en una calle de Goma Olivier, un joven que no tiene trabajo. “Al nuevo presidente le pediría que por favor ame a los congoleños, que gobierne para los congoleños y no para sí mismo, pero no depende de nosotros”, repite Olivier.
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