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Agotados todos los recursos, Troy Davis será ejecutado en las próximas horas

Según el Ministerio de Exteriores francés, ajusticiarlo sería "cometer un error irreparable".- El Consejo de Europa y el Vaticano solicitan la conmutación de la condena del preso, que está previsto que sea ejecutado hoy en Georgia

Faltan pocas horas para que Troy Davis sea tumbado en una camilla e inyectado en el brazo con tres diferentes medicamentos que acabarán con su vida -con una agonía más o menos cruel y lenta- después de que una apelación de último minuto al Tribunal de Perdones de Georgia haya sido rechazada. Troy Davis es culpable mientras se demuestre lo contrario y cuando esto pueda suceder será ya demasiado tarde. Se puede liberar a un hombre de la cárcel pero no de la tumba.

El caso de este hombre de raza negra de 42 años está plagado de irregularidades y sus abogados defensores ya han presentado a Davis como "un Jim Crow de los tiempos modernos", en referencia a las leyes de segregación que crearon dos clases de ciudadanos en Estados Unidos hasta mediados de los años sesenta. Antes del juicio, la policía forzó la voluntad de algunos testigos a que escogieran a Davis de una rueda de reconocimiento mostrándoles antes de ella fotos del hombre que ya habían elegido como culpable. Esa misma rueda fue llevada a cabo por un policía que estaba implicado en la investigación, lo que aumentó su poder de influencia sobre los testigos.

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Troy Davis fue detenido por el asesinato en 1989 de un policía de raza blanca de 22 años que acudió de paisano a socorrer a un vagabundo que estaba siendo apaleado por otros mendigos que intentaban robarle una cerveza. Durante el juicio no se pudo presentar arma homicida porque nunca fue encontrada ni se aportaron pruebas de ADN. Aún así, Davis fue condenado en 1991 a morir ajusticiado por el Estado de Georgia.

En las décadas que han pasado desde el juicio, Davis estaba a punto de ser conducido al patíbulo cuando se paralizó su condena. Eso ha sucedido tres veces, lo que en palabras de los hombres que han sido exonerados de la máxima pena por ser inocentes -un total de 138- es "una tortura peor que la muerte". En esos veinte años, al menos siete de los diez testigos que acusaron a Davis se han arrepentido de sus testimonios. Otra persona insiste en que el verdadero culpable está en la calle y presume del crimen del policía Mark McPhail. Aporta nombres y apellidos.

Pero nada de lo anterior ha tenido peso en el Tribunal de Apelaciones y Perdones de Georgia. Sí lo tuvo el emotivo testimonio de la familia de McPhail, cuyos hijos son hoy jóvenes que rondan los 20 años y eran casi bebés cuando cayó abatido su padre. La madre, la mujer y los descendientes de McPhail quieren que Davis muera. Davis es culpable. "Nosotros somos las verdaderas víctimas aquí", dijo el lunes la viuda de MacPhail, Joan, fuera de la sede del comité de indultos en Atlanta, donde afirmó que ella y sus dos hijos asistirán a la ejecución.

La madre del joven policía, Anneliese McPhail, ha declarado que el caso ya se ha alargado demasiado tiempo y es hora de cerrarlo con la muerte del hombre que mató a su hijo, según sus palabras. "Mi hijo estaba lleno de vida y se hizo policía para protegernos y resultó herido de muerte al ayudar a un pobre hombre". "Davis es culpable y debe morir", insistió la madre. Según los expertos, los testimonios de la familia clamando una venganza que se la proporciona la justicia en una bandeja de plata, ha tenido un peso determinente a la hora de que el Tribunal de Perdones decidiera fallar contra los recursos de clemencia pedidos por los abogados del condenado.

Amnistía Internacional (AI) difundió el martes una carta en la que Davis insta a sus seguidores a continuar la batalla contra la pena de muerte. "La lucha por la justicia no se acaba conmigo", dijo Davis en la misiva publicada en Facebook y en su sitio web. Davis asegura sentirse tranquilo. En dos horas se le efectuará un reconocimiento médico. A las cuatro de la tarde (diez de la noche hora española), se le ofrecerá su última comida. A las cinco podrá decir sus últimas palabras. A las seis, los guardas de prisiones le ofrecerán un calmante. A las siete se le tumbará para recibir la muerte.

"Esta lucha es por todos los Troy Davis que vinieron antes que yo y todos los que vendrán después de mí", dijo. "Estoy de buen ánimo y estoy orando y en paz. Pero no voy a dejar de luchar hasta haber exhalado mi último aliento".

Tras el rechazo al indulto el martes, el director del Centro de Informaciones sobre la Pena de Muerte (DPIC, siglas en inglés) de Estados Unidos estimó muy poco probable que la ejecución de Davis pueda ser evitada, salvo algún nuevo elemento de último minuto. El Tribunal Supremo no puede intervenir, ya examinó el caso y fijó para Travis una audiencia suplementaria excepcional ante un juez federal. Según el DPIC, la máxima corte necesitaría un "nuevo y poderoso elemento" para suspender la ejecución. No parece que vaya a ser así.

La UE,el Vaticano, el expresidente Jimmy Carter y hace unas horas Francia han pedido a EE UU que se pare la ejecución. Francia asegura que será "un error irreparable". "Al ejecutar a un condenado sobre cuya culpabilidad existen serias dudas, las autoridades cometerían un error irreparable", dijo a la prensa el portavoz adjunto del Ministerio de Relaciones Exteriores, Romain Nadal.

El diaro The New York Times dedica hoy su primer editorial al caso. Califica la pena de muerte, no solo la de Davis si no todas, de discriminantoria, injusta e imposible de mejorar. "La pena de muerte debe ser abolida", concluye el diario.

Troy Davis, condenado a muerte en EE UU por un asesinato cometido supuestamente en 1989.
Troy Davis, condenado a muerte en EE UU por un asesinato cometido supuestamente en 1989.REUTERS

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