Nuevas dimisiones en la oposición turca por vídeos sexuales
Seis miembros del partido nacionalista se ven obligados a renunciar a escasos 20 días de las elecciones generales
"No dimitiré de mi puesto como líder del partido. No habrá más dimisiones". Entre estas palabras pronunciadas el miércoles por el líder del partido nacionalista turco (MHP), Devlet Bahçeli, y la dimisión de seis de sus integrantes, casi todos de la cúpula directiva, solo han pasado tres días. Suficientes para hacer cambiar de opinión a Bahçeli, salvar de la vergüenza a seis políticos y poner en un duro aprieto a la formación política, que ahora ve muy negro su futuro en las elecciones generales del próximo 12 de junio.
Todo comenzó a principios de mayo, cuando varios vídeos de contenido sexual protagonizados por cuatro altos cargos del MHP fueron publicados en Internet y provocaron la dimisión de sus protagonistas. En el caso de esta semana, ha bastado la amenaza de un grupo chantajista autodenominado Idealismo Diferente (Farkli Ülkücülük en turco), que advirtió esta semana de que poseía material comprometido de seis altos cargos, a los que identificó con nombres y apellidos, y que lo haría público si Bahçeli no dejaba su puesto. A pesar de su enfado y su determinación a no dejar sus puesto, los seis miembros presentaron el viernes sus cartas de renuncia, que fueron aceptadas este sábado por el líder del partido, según informa la agencia Efe. Entre ellos figuran tres vicepresidentes y un secretario general.
Se desconoce todavía el contenido o la existencia real de los vídeos, pero parece que ninguno quiso correr riesgos dado el material que la organización poseía de sus anteriores compañeros de partido. En uno de los publicados a principio de mayo se puede ver a Emine, una estudiante según los subtítulos, manteniendo una relación sexual con el vicepresidente del MHP, Bülent Didinmez, casado y con tres hijos. En los otros aparecen dos altos cargos hablando de política con varias mujeres, una de ellas identificada como prostituta, y más tarde en compañía de otras jóvenes, supuestamente menores de edad.
Teorías conspirativas
La dimisión de casi toda la cúpula de un partido es un hecho sin precedentes en la historia de la democracia turca. Lo que no lo es tanto es el uso de vídeos sexuales como chantajes a políticos. La primera vez ocurrió hace un año, cuando Deniz Baykal, el entonces líder de la segunda fuerza política de Turquía, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), se vio obligado a dimitir por una cinta en la que se le veía mantenía relaciones sexuales con una diputada de su propia formación. Luego, en agosto, le llegó el turno a Akif Hamzaçebi, otro cargo de mismo partido CHP.
Hasta la fecha, el AKP es el único gran partido al que el escándalo no le ha salpicado. Además, como se encargó de señalar Bahçeli el pasado miércoles, es el gran beneficiado de todo esto. Los turcos son muy dados a las teorías conspirativas, tengan o no fundamento, pero lo que a nadie se le escapa son las repercusiones que puede tener el escándalo, que ocurre a escasos 20 días de las elecciones generales del 12 de junio. "El AKP está usando esto en su beneficio político. La prensa está sesgada. La justicia calla. La fiscalía es lenta y la Organización Nacional de Inteligencia pasiva", aseguró Bahçeli. Por su parte, el primer Ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, acusó al partido nacionalista de "intentar echar la culpa al Gobierno de sus problemas internos".
Estos problemas podrían hacer que el MHP no consiga el 10% de los votos necesarios para entrar en el Parlamento, algo muy posible ya que su intención de voto era del 13 % antes de desatarse el escándalo, según un sondeo realizado por la agencia IKSara. Esta misma encuesta daba al grupo de gobierno, el islamista moderado Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), el 45,5 % de los sufragios, y al principal partido de la oposición, el socialdemócrata CHP, el 30,5 %.
La salida del MHP del Parlamento podría suponer, según los analistas, que los islamistas moderados llegaran a obtener el control de los dos tercios de la Cámara. Una mayoría suficiente para reformar la Constitución y, cómo se rumorea, llevar a cabo la reforma del sistema político e implantar un sistema presidencialista.
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