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Catolaicismo

Ideas muy parecidas a las que han servido en España para atacar al laicismo, con el objetivo de preservar el resto de privilegios que mantiene la Iglesia católica, son las que sirven en Francia para defender al laicismo con el objetivo de excluir a los ciudadanos musulmanes. Es una curiosa paradoja la que nos ofrece un mismo conservadurismo reaccionario de dos países vecinos, en su reivindicación de una Europa cristiana como señuelo electoral dirigido a las actitudes de repliegue identitario, al miedo a la globalización y a la demanda populista de sistemas de limitación de derechos para extranjeros, foráneos o ciudadanos ‘distintos’. Esta actitud ideológica tiene nombre y lo he encontrado en boca del pastor Claude Baty, el presidente de la Federación Protestante de Francia: es la ‘catolaicidad’, que quiere decir una exigencia de laicismo para las religiones consideradas ajenas y una defensa de las ventajas para la religión propia, la católica, naturalmente.

Tercera y la más actual de las paradojas es que el debate sobre la laicidad y el islam planteado por Sarkozy se celebre en estos meses de revueltas democráticas en los países árabes, en las que se ha expresado una voluntad modernizadora de las sociedades que alcanzará indefectiblemente a las prácticas religiosas. Se dará así la circunstancia de que la adecuación de la religión a las exigencias del Estado de derecho y de las sociedades democráticas se producirá por iniciativa propia de sus ciudadanos y no siguiendo las admoniciones y amenazas proferidas por los militantes de otra religiones americanas y europeas. Este fracaso teocon tiene su exacto paralelismo en el fracaso neocon en la implantación de la democracia a través de la imposición por las armas.

Hay un laicismo que es necesario defender en Francia y en España por igual, frente a los fundamentalistas de todo bordo y a quienes quieren utilizar la religión para provecho propio y para la exclusión del otro. Una de las mejores definiciones que tengo a mano es la que ha hecho estos días el Gran Rabino de Francia, Gilles Bernheim: “La laicidad no es una doctrina, todavía menos es la religión de los que no tienen religión, sino que es el arte de vivir todos juntos”.

(Enlaces con Le Nouvel Observateur y Le Monde, de donde he recogido respectivamente las ideas de Baty y de Bernheim).

Comentarios

Yo veo esta reflexion de otra forma. El inicio del debate fue la construccion de una mezquita con dinero publico. Otras iglesias no tienen esta prerrogativa en la actualidad. Tambien es verdad que ya hay bastantes iglesias y no suficientes feligreses y quizas sea entonces justo preguntarse la utilidad publica de esta construccion. Es inevitable la sociedad francesa esta impregnada de el catolicismo, pero tambien hay capacidad de critica a esa iglesia y de disentimiento que no existe hacia el islam. Islamofascismo entonces?. No se puede comparar la ola de libertad que hay en los paises arabes porque en esa poblacion asentada en europa hay una moda contraria regresionista en la que el velo que sus hermanas se intentan quitar ellas se lo ponen con la desilusion muchas veces de sus padres. Como ademas de atea soy feminista prefiero un laicismo mal implementado que el chador. Sentemos unas bases lo mejor posible.
En el New York Times se está hablando de una nueva doctrina (unilateral y arrogante) en la política exterior francesa: "el derecho a proteger".El "derecho a proteger" se puede traducir por el "derecho a decidir por ti en crisis ajenas, porque quién importa soy yo".Ésa es la política exterior gabacha. De la misma onda que la neocon pero sin honestidad. Sin embargo, claro, se trara de franceses, entonces debe haber alguna razón misteriosa que justifique sus incuestionados actos.Kouchner, que va de buen samaritano, y Henry-Lévi, que va de intelectual controvertido, están detrás de Sarkozy y estas doctrinas de violencia como instrumento para brillar (o para no quedar mal) en guerras ajenas.En vez de Guerras Preventivas, Guerras Narcisas, o Narcicismo Preventivo.El primero, Bernard Kouchner, porque el sustrato cultural francés es católico y totalitario, y por tanto, venga, "derecho a proteger", aquí quién importa es un principio que yo me invento, no tú. La barbarie en la que estás, resultado de mi anterior colonialismo, es meramente mi ocasión para brillar de nuevo.El segundo, Henry-Lévi, porque se puede sentir un poquito más presumido si influye en los acontecimientos históricos, siendo un bochornoso, hortera, y ególatra "intelectual" parisino de plató de televisión, que habla de "subjetividad" o "condición judía" y demás extravagancias franchutes.Francia no sólo promulga ésa maldita tríada de principios hipócritas y totalitarios, meramente oportunistas, por los que encima pretende ser admirada, sinó que también promulga sin vergüenza sus pequeños intereses, que, aún pequeños, desastrearán con los destinos de los demás.La nobleza que se arroga Francia, no tiene nada de genuino, es instrumental para ellos. Primero invitan a Gadafi a París, luego lo bombardean... ¿Es eso prueba de autenticidad u honestidad? Eso es prueba de idiotez e hipocresía. Francia es incapaz de honestidad con nadie.¿Por qué no denunciar el militarismo francés, a quién gusta de violar naciones más débiles que sí misma de modo "estratégico" (recordemos "derecho a proteger" o "derecho a ser más importante, en países ajenos, que las desgracias que allí pasen"), y sin que le representen amenaza alguna?La única amenaza de Costa de Marfil o Líbia es al "prestigio" militar francés. Ya me contarás.Si quieren ser considerados como un país serio y maduro, que se comporten como tal y den a sus actos la gravedad que revisten, relativizándose como actor en escena, en beneficio y coordinación con los afectados, en vez de hacer un show militar-católico.Si quieren desalojar a binacionales, que lo hagan.Si quieren intervenir humanitariamente, que lo hagan multilateralmente y sin dar la nota.Si lo que quieren es hacerse el gallito para la posteridad cuando nadie les amenaza, que asuman la erosión del prestigio que pretendían reforzar.
Pensar que el embajador de España en Francia, Duque de Albuquerque, cuando le presentaron al nieto del Roi Soleil que sería Rey de España Felipe V,y se arrodilló frente a él y dijo- Il n'a pas plus de Pyrenées!Y aquí estamos, aislados por los cerriles Pirineos celtibéricos.¿cómo se atreve un español a querer darle lecciones de laicismo a Francia, si el laicismo aquí ni se entiende? Una lucha para quitar los símbolos religiosos de las escuelas españolas post-franquistas, más difícil quitarlo de las mentes.En cuanto a los musulmanes si fueran mejores ciudadanos y mejores personas nadie tendría que promulgar leyes que los afectan, algo estarán haciendo y lo sabemos todos.En cuanto al poder militar francés, que proviene de su poderosa industria, -¿O es que Mr Peugeot, Mr Citroen, Mr Renault, etc eran españoles?- de su ciencia (quizás la mejor investigación científica en Europa: vean el ITER, no lo han puesto en La Mancha, vio) y de sus Universidades -las de España las peores del mundo con mucha diferencia- me veo obligado a preguntaros¿Cuántas bombas termonucleares tiene España?Pero si el país donde yo nací es un mero país tercermundista, donde alquilan los tanques a Alemania para sacarlos en los desfiles! Y ahora arruinados.Un país que como muy bien dijo Delors en su momento "no tenía nada que aportar a la UE, es un país de albañiles".De albañiles en paro, y de intelectuales carpetovetónicos o meros manchegos dejémoslo así.
NO CONOZCO exactamente el proyecto Sarkozy, pero yo aceptaría el velo en la calle y las escuelas, pero prohibiría el burka en público (no en privado) y exigiría el estricto cumplimiento de las leyes para los extranjeros también. Las celebraciones y costumbres que violen las leyes locales o afectan los derechos de terceros deben prohibirse. EL LÍMITE ES LA LEY Y EL RESPETO A LA CULTURA Y COSTUBRES LOCALES, y al que no le guste las leyes y las costumbres francesas, que se busque otro país. Es la única manera de que puedan 'vivir todos juntos'.
Las religiones son celosas y son capaces de matar, (de hecho ya lo han hecho infinidad de veces), ya sea por el amor espiritual a Dios o por el amor temporal del Estado. Lo raro es que sea el Estado, o la mayor autoridad del mismo, la que se empeñe en el exterminio civil de alguna de ellas, cuando sus leyes le permiten disfrutar de todo un harén sin peligro de ser acusado de bigamia.

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