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La dimisión de Masadeh abre una salida a la parálisis de la Unión por el Mediterráneo

El italiano Lino Cardarelli, uno de los seis secretarios adjuntos, asume provisionalmente el cargo

Ahmad Masadeh, el secretario general de la Unión por el Mediterráneo (UpM), con sede en Barcelona, ha presentado su dimisión del cargo al que accedió hace menos de un año, incapaz de deshacer el nudo que ha paralizado esta organización prácticamente desde su creación en 2008, por iniciativa del presidente francés Nicolas Sarkozy. El italiano Lino Cardarelli, uno de los seis secretarios adjuntos, asume provisionalmente el puesto, mientras se pone en marcha el proceso de consultas para consensuar al sustituto de Masadeh, que podría descongelar esta organización en un momento en el que los movimientos sociales en la ribera sur la hacen más necesaria que nunca.

La UpM está formada por un total de 43 países: los de la Unión Europea junto a los de las dos orillas del Mediterráneo. Nació como una versión más ambiciosa del llamado Proceso de Barcelona, del que también ha heredado la causa principal que subyace en esta parálisis: el conflicto israelí-palestino. Pese a las dificultades, esencialmente presupuestarias, a las que se enfrentaba Masadeh, nadie esperaba su dimisión. Hace tan solo dos semanas firmó un acuerdo con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) para financiar proyectos previstos en el acta fundacional de la UpM, que incluía la llegada de personal del banco de inversiones de la UE, a Barcelona. Sin embargo, varias fuentes consultadas por este periódico también coinciden en que este jordano de 41 años, que fue embajador de su país ante la Unión Europea, había generado fuertes antagonismos, no sólo con sus colaboradores sino también con los representantes de los países y no parecía capaz de vertebrar el proyecto.

Masadeh presentó hace un año, cuando tomó posesión del cargo, un presupuesto de 16 millones de euros, que vio reducido a tan sólo seis y medio por los países miembros, tres de los cuales aportados por la Comisión Europea y algo más de uno entre España y Francia. Hasta fecha ningún otro de los 43 países de la UpM había aportado ni un solo euro más. Fuentes diplomáticas consideran que la dimisión de Masadeh puede suponer un desbloqueo de la UpM, y confían en que el nombramiento de su sucesor no se retrase. La elección del jordano surgió de un difícil consenso, especialmente entre los países de la ribera sur, cuyas rivalidades impedían un acuerdo. Esas mismas fuentes apuntan que la excusa del conflicto israelí palestino ha servido a menudo para utilizarla a efectos internos de los países, y señalan específicamente a Egipto, que ostenta la presidencia conjunta de la UpM, como uno de los grandes culpables de la parálisis de la UpM.

En estos momentos, en el contexto de los movimientos sociales que surgen en el Magreb y en otros países árabes de la ribera sur del Mediterráneo, "la UpM es más necesaria que nunca", asegura el director del Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), Senén Florensa, para quien "ahora se abre realmente una oportunidad para relanzar este organismo". Las quinielas sobre el sucesor de Masadeh ya han comenzado, y apuntan a la posibilidad de que pueda tratarse de una personalidad de Magreb, sea marroquí o tunecina, o incluso de que Turquía abandone, aunque sea momentáneamente, su principio de primar la bilateralidad con la UE, y acepte encabezar un organismo que nació con grandes ambiciones y que, con algo más de interés por parte de sus miembros, podría acabar conviertiéndose en la gran maquina de se necesita para articular económicamente, culturalmente, a nivel de infraestructuras e, incluso, políticamente, el Mediterráneo.

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