Rusia y su entorno vistas por la diplomacia estadounidense
En los pocos días que han transcurrido desde que empezasen a trascender a la opinión pública los papeles del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks , un documento ha alcanzado una popularidad casi inmediata. Se trata del relato de una boda en Daguestán, la del hijo de un diputado de la Duma rusa, descrita con gran profusión de detalles. El informe ilustra un conocimiento y un grado de conexión envidiables en uno de los lugares más complejos de la Federación Rusa, el Cáucaso Norte. Poco a poco, más allá de la anécdota, se ha hecho pública una cantidad mucho mayor de información sobre Rusia y los estados postsoviéticos de su entorno que constituyen un material de enorme interés.
Conviene recordar que los documentos no son análisis independientes de la realidad rusa, sino informaciones parciales que reflejan el punto de vista y las preocupaciones de Estados Unidos en esta parte del mundo. Que la relación entre Putin y Medvedev está enormemente desequilibrada a favor del primero no se le escapa a nadie; y no es novedad saber que los occidentales intentan fortalecer al segundo sin poder sortear por completo al primero - sí es interesante el matiz de un Putin preocupado por defender a Medvedev de los tiburones del aparato de seguridad. Tampoco sorprende leer sobre la desbocada corrupción en todo el espacio postsoviético, pero es admirable el grado de conocimiento y análisis sobre esta cuestión desarrollado por los norteamericanos. Sin duda la revelación pública de las extravagancias y la avidez de la hija del dictador uzbeko o de la mujer del autoritario presidente de Azerbaiyán complicará las relaciones con unos países poco acostumbrados a la transparencia o a la crítica, tal vez empujándoles hacia un Kremlin más benevolente.
Llama la atención que Irán sea un tema tan central de las actividades e indagaciones norteamericanas, a pesar de no ser un actor principal en el espacio postsoviético. La preocupación aparece en lugares muy distintos de los papeles filtrados y demuestra hasta qué punto cualquier conexión con la república islámica genera ansiedad y es investigada.
Estados Unidos hizo un reset de sus relaciones con Rusia, abandonando la aproximación beligerante de la administración Bush a favor de un clima de cooperación que dio frutos como la firma del tratado START para la reducción de los arsenales nucleares. Este nuevo clima se ve reflejado con más claridad en el tono de desesperación con el que el embajador norteamericano en Georgia reclama apoyo para ese país, dejado de lado para mejorar la relación con Rusia, que en los informes enviados desde Moscú, que no dan lugar a engaño en cuanto a la desconfianza estadounidense con el entorno de poder del Kremlin. Los rusos saben ahora que siguen inquietando y ocupando a los estadounidenses por su armamento y su capacidad de proyección internacional, pero los papeles revelados les harán conscientes del conocimiento detallado de los estadounidenses de las miserias y debilidades de su sistema y su élite. En un país donde el 'kompromat', el uso de informaciones comprometidas para presionar a las personas, es un instrumento habitual para ejercer el poder, este conocimiento a fondo dejará a más de uno intranquilo.
Jordi Vaquer i Fanés es Director del Centro de Estudios y Documentación Internacionales de Barcelona (CIDOB)
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