Los saharauis protagonizan su mayor protesta desde la salida de España
Unas 5.500 personas improvisan un campamento en el desierto para exigir trabajo y viviendas
Los saharauis protagonizan su mayor protesta desde que, hace 35 años, España entregó a Marruecos en 1975 su colonia del Sáhara Occidental, pero esta no tiene ninguna connotación independentista ni en ella se exhiben símbolos relacionados con el Frente Polisario. Su reivindicación es, por ahora, sólo social.
Aunque la concentración empezó tímidamente hace unos diez días, el pasado fin de semana alcanzó su apogeo cuando los manifestantes improvisaron un campamento de algo más de mil jaimas (tiendas de campaña nómadas), bautizado Agdaym Izik, en pleno desierto, a 15 kilómetros de El Aaiún.
Allí permanecen congregadas unas 5.500 personas, según fuentes independientes; 7.500 personas, según indica el Frente Polisario; y alrededor de 2.000, según fuentes oficiosas marroquíes. La primera cifra equivale a la octava parte de los saharauis con derecho a voto censados por la ONU en el Sáhara bajo control marroquí.
La protesta es meramente social y no abarca la independencia del territorio
Las fuerzas de seguridad marroquíes rodean las jaimas de los manifestantes
"Su reivindicación es socioeconómica", afirma Ghalia el Djimi, una luchadora por la independencia que como casi todos los partidarios de la autodeterminación se ha abstenido de sumarse al campamento. "Por el número de participantes es la mayor protesta desde la salida de España del territorio", añade.
"Piden trabajo y viviendas y exigen que acuda un interlocutor solvente para negociar con ellos", explica por teléfono Eddah Larhdaf, director de la televisión local del Sáhara.
Los manifestantes han colgado varios vídeos en Youtube en los que, sobre todo las mujeres, expresan sus reivindicaciones. En ellos denuncian también "el robo de los recursos del Sáhara por el Estado marroquí" cuando estos "pertenecen a los saharauis". Arremeten contra el tratado de pesca entre la UE y Marruecos que incluye las aguas de la ex colonia española.
El campamento está rodeado por las fuerzas de seguridad marroquíes, sobre todo la Gendarmería, y lo sobrevuela también con frecuencia un helicóptero, pero estas no impiden a los saharauis entrar o salir por la noche para pernoctar en sus casas aunque a veces entorpecen el abastecimiento de los concentrados en agua y víveres. Con discreción, las autoridades marroquíes han pedido a los manifestantes que lo desmantelen y, si no acatan el "consejo" ellas se encargarían de hacerlo.
El Polisario intenta capitalizar la protesta. "Una potencial tragedia humanitaria se avecina, a menos que la ONU tome medidas (...) y proteja las vidas de miles de personas que han acampado en el desierto", afirma Ahmed Bujari, representante ante Naciones Unidas del movimiento independentista, en una carta enviada ayer al Consejo de Seguridad de la ONU.
La protesta ha alcanzado su cenit coincidiendo con el inicio de una gira por el Magreb de Christopher Ross, el enviado personal para el Sáhara del secretario general de la ONU. Al concluir su visa a Argel Ross declaró: "mantener el "statu quo" actual del Sáhara Occidental no es sostenible a largo plazo.
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