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Cargados de razón

Tampoco aportan ni restan a los argumentos sobre las reivindicaciones que se enarbolan. Todo lo que sucedió el sábado entre las seis y las nueve de la tarde en las avenidas del centro de Barcelona no modificó ni un ápice la fuerza de los argumentos a favor y en contra de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto. Tampoco nada modifica el hecho de que asistieran 1,5 millones de personas como dice el ojo de enorme cubero de Òmnium Cultural, la entidad organizadora, o las 56.000 de las cuentas puntillosas de la agencia Efe. Pero el hecho consignado por el redoble de tambores de los medios de comunicación, el número y la calidad de las entidades adheridas a la convocatoria y, sobre todo, la participación oficial de las fuerzas políticas y sindicales del consenso catalanista nos conduce a tres conclusiones: fue una de las mayores manifestaciones jamás vistas en Barcelona; expresa un profundo malestar catalán con el trato que ha merecido, sobre todo por parte del Partido Popular y posteriormente del Tribunal Constitucional, una reforma estatutaria que ha seguido todos los pasos legales exigidos, y refleja un cambio de hegemonía dentro del catalanismo, hasta ahora en manos de las ideologías autonomistas y a partir de este momento de las soberanistas e independentistas.

La manifestación no fue una derrota del socialismo catalán ni del presidente Montilla. La derrota fue la sentencia, que deja sin oxígeno político ni márgenes de acción a quienes habían apostado desde el catalanismo, con más o menos acierto, por las fórmulas que unían a Cataluña con España. Es innegable que ahora la mano en este juego la tienen los soberanistas, totalmente desentendidos de la buena gobernación de España y exclusivamente dedicados a la emancipación catalana. Que tengan la mano no quiere decir que tengan el éxito asegurado: sus ideas son muy precisas, pero el camino para conseguirlas no. Necesitarán contar con nuevas mayorías electorales y también sociales. Necesitarán contar con alianzas. También en Madrid. Y En Bruselas, naturalmente. No será nada fácil. España es mucha España. No basta con tener o creer que se tiene la razón sentimental o moral. Hay que tener la razón práctica y efectiva, es decir, la capacidad para convertir las propias ideas en realidades tangibles. Y ahora mismo, la nebulosa de sentimientos expresados el sábado contrasta vivamente con los problemas prácticos de la gente, incluidos muchos de los manifestantes. La primera respuesta que deberán proporcionar quienes tienen la mano, al menos en el terreno de la hegemonía simbólica que dan las manifestaciones, es contar a los catalanes qué hay que hacer en medio de esta crisis económica pavorosa que se ha llevado por delante una cuarta parte de los puestos de trabajo industriales de Cataluña. De la independencia no se come.

La prueba más inmediata que debe pasar este cambio de hegemonía registrado visualmente el sábado es la de las urnas. Urge conocer cómo se traduce todo esto en votos y escaños. Y luego habrá que actuar en consecuencia.

Comentarios

Me temo que la socialdemocracia catalana va a pagar muy caro la asunción de una agenda que no era, en sentido exacto, ni la de los otros.La clave está en el 'acierto'. Procurar por la vía estatutaria la reforma federal del Estado es hacer que ésta pase de ser difícil a ser imposible. ¿Qué tenemos por delante? Nada de independencias, ¡décadas de CiU! Eso sí, mientras tanto podremos ir diciendo que la culpa es del PP. Quien no se consuela es porque no quiere.
ya, ya, pero...2 DE OCTUBRE EN BARCELONA, MANIFESTACIÓN POR LA CONSTITUCIÓN Y LA CONVIVENCIAUna manifestación cívica, encabezada por las banderas de Europa, España y Cataluña. Abierta a todos los partidos y organizaciones sociales. Convocada desde la ciudadanía a través de las redes sociales. ¡Córrelo!
De acuerdo que de la independencia no se come; como tampoco se come del centralismo, ni del autonomismo, ni de un federalismo que, hasta hace poco, consideraba posible. Pienso, sinceramente y con cierto pesar, que en estos últimos años se ha enterrado la via estatutaria; este fué el único sentimiento que pude palpar el sábado 10. Hoy, dia 12, mi compromiso está con la secesión; una opción que consideraba como un "salto al vacio" y que tras la sentencia del TC me resta como la única sensata
Hola. Yo opino que si algo hay que salvar verdaderamente de todo esto es la Sentencia del Tribunal Constitucional. Se ha producido un proceso político independentista en donde se incluían ciertos matices soberanistas de forma enmascarada, por un interés político contrapuesto al interés general de todos los españoles y de España como país y de nuestro Estado como organización política. Hay un movimiento social que existe, desde hace tiempo, y que se manifiesta continuamente, no solo a través de esta última manifestación, sino que normalmente influye y con contundencia en el desarrollo de la propia política general española. Es esa base de influencia, la de la política catalana hacia la política general española el límite que debe definir la unión entre ambas comunidades, dentro de su diversidad. Iniciar procesos o conversaciones que al final deriven en la presentación de un recurso de inconstitucionalidad con base jurídica y en la consecuente respuesta de este Tribunal redefiniendo los aspectos, y principales, del acuerdo político adoptado, aún refrendedado parcialmente, no converge de la forma adecuada con cualquier proceso que quiera desarrollar su soberanismo si no es previa reforma constitucional de algunos artículos muy concretos de nuestra Constitución. Y esto hay que decirlo. La constitución de Cataluña como entidad política autónoma y soberana se encuentra al margen del sentido de nuestra propia Constitución y cualquier desarrollo o manifestación o pacto que se haga alrededor de este aspecto a su vez se puede considerar como una especie de repudio a nuestro sistema de normas constitucionales y a en definitiva el punto de origen que ha posibilitado el desarrollo del autonomismo en Cataluña. Me voy a ahorrar consideraciones particulares. Esto de la lucha por el independentismo parece ser como una pegatina que a uno le colocan y envalentonan sabiendo lo que está en juego y por tanto no entiende de personalismos. Pasan los años, y cuando no unos, otros, se presentan como alarides de la libertad catalana,presentándolo al resto del mundo como una curtida escuela de presos. En la imagen que los poderes públicos proyecten sobre sus ciudadanos también se encuentra el éxito del propio independentismo. Y en parte en eso radica parte del problema. Si se mantiene mucho durante el tiempo la imagen de una Cataluña oprimida, posiblemente se acabe generando eso...una Cataluña de ciudadanos oprimidos.
He seguido el coloquio en CNN + en vez de las tediosas celebraciones de "la roja" (mola, pero ya vale) y me ha gustado tanto que he buscado este blog. Mas que un comentario planteo una pregunta ¿no se vislumbra la posibilidad de que se concrete una masa social autoconsciente de al menos un 25 % del electorado ajena al nacionalismo catalan, con élites políticas representativas y conectadas al mismo? La masa de votantes del PSC no puede evolucionar en ese sentido, alienandose de los Maragall, Nadal y sus secuelas?¿hasta que punto el PP sería capaz de capitalizarlo o el recurso le ha alienado a la sociedad catalana?¿Y UPyD/C's? En el fondo, es una cuestión que hace décadas que me fascina: donde está, en terminos politicos, esa masa social no nacionalista? ¿O no existe? Gracias y un cordial saludo.
Esa masa social, Victor, existe. Que no tenga representación específica no niega su existencia. Simplemente, se decantan por uno u otro partido, según perciben su propio interés, no suelen estar definidos por cohesión ideologica alguna. Pero podríamos decir que son " centristas". Es decir, su mayor preocupación es la estabilidad social del momento en el que viven, y su futuro. Es ese núcleo difuso de la gran mayoría de la población que se gana la vida con las manos, no con la boca.

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