Acuerdo para una reunión de desarme nuclear en Oriente Próximo
La conferencia para la revisión del Tratado de No Proliferación concluye con un consenso para acelerar el desarme de las potencias y menciona la necesidad de que Israel se una al acuerdo
La conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), en la que han participado los 189 países firmantes del pacto, ha concluido su octava edición con un acuerdo que acelera el desarme de las potencias nucleares y abre el camino a la creación de una zona libre de armas atómicas en Oriente Próximo. El documento final, adoptado ayer por consenso, pone punto final a un mes de intensas negociaciones en este foro de desarme de Naciones Unidas, después del fracaso de la anterior conferencia de revisión celebrada en 2005.
En el texto, las cinco potencias nucleares (EEUU, Francia, Rusia, China y Reino Unido) se comprometen a "acelerar" el progreso hacia el desarme, con el objetivo final de eliminar por completo todos sus arsenales. El texto también convoca una conferencia para 2012 encaminada a implementar la resolución adoptada por los signatarios del TNP en 1995 para crear una zona libre de armas nucleares en Oriente Próximo, tal como habían pedido los países árabes apoyados por el Movimiento de los No Alineados.
La organización y celebración de semejante conferencia supone poner sobre la mesa de debate el arsenal nuclear del que generalmente se cree que dispone Israel, aunque el país nunca lo haya admitido ni desmentido. Israel no es país firmante del TNP y su adhesión al tratado es una reivindicación histórica de los países de la región, como tampoco lo son potencias nucleares sí declaradas como Pakistán e India, mientras que Corea del Norte lo abandonó en 2003. Tras años de resistencia, Estados Unidos aceptó comprometerse en el proyecto, pero aclaró que no habrá ninguna presión sobre Israel hasta que la región esté en paz. Fuentes diplomáticas estadounidenses lamentaron que el comunicado final mencionara explícitamente a Israel. Sin embargo, la delegación de Washington aceptó el documento, superando así la contraposición que hizo fracasar la sesión de revisión de 2005.
El documento final, además, "reafirma la importancia de la entrada de Israel en el tratado y la colocación de todas sus instalaciones nucleares bajo las inspecciones" del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). La mención del Estado hebreo en el documento es vista como una victoria de los países árabes, que habían presionado para que se llamara la atención sobre el presunto arsenal nuclear israelí, y que se oponían a la inclusión de la controversia sobre el programa nuclear iraní. Al mismo tiempo, según diplomáticos occidentales, puede reforzar la reticencia de Israel participar en el proceso para implementar una zona libre de armas nucleares en Oriente Próximo.
La conclusión con relativo éxito de esta edición de la conferencia, tras el fracaso de hace cinco años, ha sido atribuido por las delegaciones al ambiente propicio creado por el compromiso de la Administración del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con la eliminación de las armas nucleares.
El TNP, que entró en vigor en 1970, compromete a los países firmantes a usar solo con fines pacíficos su potencial nuclear, mientras que garantiza que las cinco potencias atómicas oficiales reducirán de forma gradual sus arsenales nucleares hasta eliminarlos.
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