Metro de Moscú: atracción turística y medio de transporte vulnerable
Más de nueve millones personas utilizan a diario la red suburbana de la capital rusa
El sistema de transporte subterráneo de Moscú, inaugurado en 1935, es uno de los metros con mayor densidad de viajeros del mundo, mueve a más nueve millones de personas a diario, y ha sido un objetivo recurrente de los terroristas que atentan en la capital rusa.
Los últimos ataques se produjeron en febrero de 2004, cuando murieron 41 personas, y en agosto de ese mismo año, en una explosión junto a la estación de Rizhskaia que mató a 10 personas. Antes sufrió atentados en 1996, 1998 y 2001. El último atentado ha tenido lugar esta mañana, en el que por el momento han muerto 37 personas.
El metropolitano moscovita, conocido con el nombre de palacio subterráneo, fue inaugurado en 1935 y sirvió de refugio durante la II Segunda Guerra Mundial. Proyectado en la época estalinista cuenta con algunas estaciones que son por diseño verdaderas obras de arte y una de las atracciones turísticas de la ciudad.
La línea roja, en la que ha tenido lugar el doble atentado de esta mañana, es la más antigua, la más extensa y cruza de noreste a suroeste esta ciudad. Cuenta con numerosas conexiones a las otras líneas del metro moscovita y sus estaciones conducen a algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
En total, la red suburbana tiene una longitud de 300 kilómetros, distribuida en 12 líneas que llegan a 180 estaciones. Sólo superan al metro de Moscú las redes de Nueva York y Londres. En las principales líneas, la frecuencia de paso de los trenes es alta, pero esto no evita las continuas críticas de los usuarios por la masificación y el abandono que sufren algunas zonas.
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