El Foreign Office apoyó la guerra de Irak pese a saber que era ilegal
Dos de sus principales juristas pensaban que la invasión encabezada por EE UU no era legal sin una resolución específica de la ONU
Jack Straw, jefe de la diplomacia británica en aquel momento, apoyó la guerra de Irak a sabiendas de que sus juristas le habían advertido que era ilegal. No sólo la número dos de los servicios jurídicos, Elizabeth Wilmshurst -que dimitió por sentirse desautorizada por el ministro-, sino también el responsable máximo de los juristas del Foreign Office, sir Michael Wood, que no dimitió, pensaban que la invasión de Irak era ilegal sin una resolución específica de la ONU.
A finales de enero de 2003, dos meses antes de la guerra y cuando ya se había aprobado la resolución 1.441 del Consejo de Seguridad, Wood advirtió a Straw que el uso de la fuerza contra Irak "era contrario a la ley internacional", según ha explicado hoy al comparecer ante la comisión que investiga la participación británica en la guerra. "En mi opinión, el uso de la fuerza no había sido autorizado por el Consejo de Seguridad y no había otras bases respecto a la ley internacional", ha añadido.
"La respuesta de Straw fue que yo estaba siendo demasiado dogmático y que las leyes internacionales eran bastante vagas y que no estaba acostumbrado a que la gente tuviera posiciones tan firmes", ha dicho. El ministro le respondió que cuando era ministro del Interior los juristas le habían dicho muchas veces que eran ilegales propuestas luego apoyadas por los tribunales.
La diferencia, ha subrayado sir Michael, es que no hay tribunales para juzgar las leyes internacionales y por eso hay que ser especialmente cuidadoso al emitir un dictamen sobre su legalidad. Y ha agregado que probablemente "es la primera y única vez" que un ministro no ha hecho caso de su dictamen jurídico.
La posición de Straw, que días atrás dijo que apoyó la invasión "a regañadientes" , ha quedado hoy aún más entredicho al publicarse un memorando de Wood en el que se refiere a un cable del Foreign Office sobre una reunión entre Straw y su homólogo estadounidense, Colin Powell, en el que Straw asegura un año antes de la guerra que está "totalmente cómodo" defendiendo esa causa.
Elizabeth Wilmshurst se expresó en términos muy parecidos y ha calificado de "lamentable" el hecho de que el fiscal general del Reino, lord Goldsmith, no fuera consultado formalmente por el Gobierno hasta días antes de la invasión. Se sabe que Goldsmith tenía muchas dudas sobre la legalidad de la invasión y que sólo a última hora concluyó que ésta era legal porque a su juicio la resolución 1.441 de noviembre de 2002 reactivaba las viejas resoluciones que dieron luz verde a la primera guerra del Golfo.
Uno de sus ayudantes, David Brummell, ha revelado también hoy que incluso después de la aprobación de la 1.441, lord Goldsmith no creía que esa resolución bastara para legalizar la guerra.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.