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Mafiosos, xenófobos y castristas

De momento, Berlusconi ha anunciado querellas contra todos los que le atacan, especialmente los periodistas de Repubblica, y se ha defendido con un argumento que es todo un clásico (de la cara dura): “Si hay alguien que está lejísimos de la Mafia por carácter, sensibilidad, mentalidad, formación, cultura y voluntad política esta persona soy yo”. Ya dijo en otro momento que él es el mejor primer ministro que ha tenido Italia en toda su historia. En cambio, hay muchos italianos y no italianos que piensan que es el peor primer ministro de la historia y el mejor jefe que ha tenido jamás la Mafia, hasta el punto de colocarle al frente del Consejo de Ministros.

No vamos a dedicarle mucho más tiempo, porque esto sólo acaba de empezar. Levantada la inmunidad judicial por el tribunal constitucional italiano, ahora pesa sobre el magnate la acusación de ‘concorso in associazione mafiosa”, que ha servido para condenar a varias decenas de amiguetes de la Cosa Nostra. Todo esto tendría un interés limitado casi si toda la vida política italiana no girara alrededor de dos ejes vergonzosos: la defensa panza arriba de Berlusconi ante la justicia, con baterías de leyes ad hoc y una manipulación montruosa del Estado de derecho; y las leyes xenófobas y racistas promovidas desde la Lega Nord.

Sólo faltaba ahora que los vecinos suizos se hayan lanzado en brazos de la extrema derecha en el referéndum contra el islam. Este voto de la intransigencia y la intolerancia, contra la pluralidad religiosa, tendrá unos efectos que irán mucho más lejos que la mera prohibición de construir alminares en cada mezquita. El rechazo del islam será recibido como una bendición celestial por quienes viven de atizar el odio de los inmigrantes contra los europeos, empezando por los grupos terroristas. Más alarmante es que estas posiciones encuentren la comprensión de partidos y medios conservadores: en vez de moderar a los radicales prefieren que los moderados se radicalicen, algo que también estamos viendo en nuestras latitudes en relación a otras cuestiones.

Finalmente, reseñar aquí que me alegra poder desmentirme. Cuando publiqué ayer el post sobre Juan Juan Almeida, la policía ya le había soltado, aunque dudo que esté en libertad. Ningún cubano con residencia en Cuba, salvo la nomenclatura del régimen, está en libertad. Lo que todos queremos es que los presos políticos cubanos salgan de la cárcel y luego que todos los cubanos queden en libertad cuanto antes.

(Enlaces: con Repubblica; con el artículo ‘La dignidad del catalanismo’ de Antoni Puigvert, donde puede leerse la siguiente frase: “mientras el catalanismo consigue, no sin dificultad, moderar a sus radicales, el españolismo consigue con demasiada facilidad radicalizar a sus moderados”; enlace con la información sobre Cuba del Nuevo Herald.)

Comentarios

Lluís:Tu envidia de Berlusconi te llevará a una tumba tempranera. Me da risa como El País lucha por "componer" a Italia, mientras le hace eco y fiesta a la destrucción de España por el genio socialista de ZParo, El Bobo.¿No es más de tu interés y competencia dedicarle más tiempo a España? Abandona el vitriolo que te amarga el discurso y deja que los italianos hagamos lo propio.No te critico el interés en Italia; te critico al obsesión demostrada por ti y otros homunculi socialistoides de malhigado. Jamás han aplicado tanto las palabras: Ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. ¿No será por lo de "caras duras" (Bassets dixit)?

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