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El primer ministro belga, en la batalla para presidir la UE

Merkel y Sarkozy apoyan la candidatura del democristiano Van Rompuy

Aunque oficialmente durante la pasada cumbre europea no se abrió el debate para elegir al nuevo presidente y el alto representante de la UE, de los contactos habidos durante y después del Consejo Europeo emerge con fuerza el nombre del primer ministro belga, Herman Van Rompuy, para presidir la Unión. El reservado dirigente democristiano flamenco, que este viernes cumplió 62 años, habría recibido ya alguna sutil indicación en este sentido durante el cónclave por parte del presidente francés, Nicolas Sarkozy. El primer ministro belga reuniría también las condiciones señaladas por la canciller alemana, Angela Merkel, quien privadamente ha insistido en que el futuro presidente debería proceder de un país pequeño o mediano.

Herman Van Rompuy es un católico practicante, padre de cuatro hijos, que se licenció en filosofía y economía en la Universidad Católica de Lovaina. Es un intelectual, poeta, autor de varios libros de ensayo, que ha sintonizado rápidamente con los medios a pesar de su carácter introvertido. En su blog abogó por "un proyecto colectivo" de flamencos y valones sin el cual el "Estado belga estaba abocado a morir".

Sus cualidades como hábil componedor de voluntades dispersas constituyen su mejor activo para ocupar la presidencia de la UE, si el perfil de ésta exigiera más bien el de un chairman con funciones más de coordinación que ejecutivas y de representación. Estas mismas virtudes juegan también en su contra y hacen difícil su abandono del Gobierno que había logrado rebajar en buena medida las tensiones del país.

Con el apoyo de París y Berlín, sólo faltaría la conformidad del primer ministro británico, Gordon Brown, para confirmar el puesto para el hombre que ha sacado a Bélgica de la zozobra gubernamental y ha hecho entrar en razón a valones y flamencos. Aunque para el nombramiento sólo será necesaria la mayoría cualificada del Consejo, una decisión de este tipo requerirá la práctica unanimidad de los tres grandes países.

Brown sigue defendiendo a su antecesor, Tony Blair, y éste aún no ha tirado la toalla. La insistencia de Brown por Blair podría formar parte de la astucia británica, que en última instancia estaría dispuesta a ceder a cambio de asegurase el puesto de alto representante para su ministro de Exteriores, David Miliband.

Si algo quedó bastante sentado durante las reuniones que populares y socialistas mantuvieron antes de la cumbre es que el puesto de presidente sería para un hombre o mujer del Partido Popular Europeo y el alto representante recaería en la familia socialdemócrata. Esta circunstancia descabalga a los posibles candidatos pertenecientes a otras familias, como los socialistas o socialdemócratas Felipe González, Tarja Halonen y Mary Robinson.

Otros han renunciado o perdido posibilidades. El primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, encuentra muchas dificultades en su país para dejar el puesto y su homólogo luxemburgués, Jean Claude Juncker, tropieza con las reticencias de Sarkozy. Sin embargo, el antiguo canciller austriaco, Wolfgang Schüssel, mantiene todavía sus expectativas.

El presidente francés, Nicolás Sarkozy, conversa con el primer ministro belga, Herman Van Rompuy, durante la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en Bruselas.
El presidente francés, Nicolás Sarkozy, conversa con el primer ministro belga, Herman Van Rompuy, durante la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en Bruselas.EFE

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