Seis soldados italianos mueren en un atentado suicida en Kabul
El ataque deja un total de 16 muertos.- Berlusconi dice que quiere sacar a sus tropas de Afganistán, pero no lo hará de manera unilateral.- Karzai pide una investigación "justa" y "sin prejuicios" de los votos afganos
La violencia talibán no cesa en Afganistán. Seis soldados italianos han muerto y otros tres han resultado heridos graves como consecuencia de un atentado suicida con coche bomba perpetrado esta mañana al paso de una patrulla de la OTAN por las proximidades del palacio presidencial, minutos antes de que el presidente Hamid Karzai ofreciera una conferencia de prensa. El atentado, que también mató a 10 civiles afganos, ha sido reivindicado por los talibanes.
Tras el atentado, las tropas internacionales y afganas acordonaron el lugar, al que se desplazaron varias ambulancias encargadas de trasladar a los heridos a los hospitales cercanos. Se trata del ataque más sangriento en el que se han visto afectados militares italianos en Afganistán en los últimos años, y ha sacudido a los líderes europeos que tienen presencia militar en el país centroasiático haciendo frente a una guerra que ya lleva ocho años.
El aumento de las muertes militares así como la incertidumbre de los resultados electorales han despertado inquietud entre los aliados de Washington, particularmente Reino Unido y Alemania, acerca de cuánto tiempo deberían quedarse en el país, si es que deciden no retirarse.
Luto en Italia
El primer ministro, Silvio Berlusconi, ha afirmado que espera que los militares italianos desplazados en Afganistán salgan del país asiático lo antes posible, aunque precisó que la vuelta a casa de sus tropas no se hará nunca de un modo unilateral.
"No hay ninguna idea concreta (sobre la salida de Afganistán). Es un problema internacional. No es un problema que un país presente pueda asumir solo, unilateralmente, porque con esto traicionaría el acuerdo y la confianza con los otros países presentes", ha dicho Berlusconi, horas después del ataque. Ha explicado que en su Gobierno ya habían previsto una "fuerte" reducción del número de militares italianos presentes en Afganistán para los próximos meses y que seguirán en esa dirección, "esperanzados y confiados en poder traer a casa lo antes posible a nuestros chicos".
Con las víctimas de este jueves, Italia cuenta ya con 20 militares muertos desde 2004 en Afganistán, donde la presencia de soldados italianos se cifra en 3.200, tras el reciente aumento de 400 aprobado para el periodo de las elecciones presidenciales del país asiático.
El Parlamento italiano ha llevado a cabo un minuto de silencio en honor a las víctimas, e inmediatamente ha retomado la discusión de si sus tropas deben continuar o no en Afganistán. La mayoría conservadora gobernante y la oposición del centroizquiera respaldan ampliamente la misión en ese país. El ministro del Interior, Roberto Maroni, ha dicho que el retirar sus tropas "significaría rendirse a la lógica del terrorismo".
Pero la extrema izquierda ha reanudado sus demandas de una retirada inmediata.
Investigación "sin prejuicios"
Por su parte, el presidente afgano, Hamid Karzai, ha salido a defenderse ante las crecientes sospechas de fraude durante las elecciones en Afganistán el pasado 20 de agosto. Karzai ha llamado a una investigación "justa" y "sin prejuicios" en los sufragios que, según la Unión Europea (UE), son sospechosos de fraude.
La UE dio este miércoles un golpe en la mesa de los comicios afganos y consideró que sobre el 25% de los votos afganos surgen dudas. Al menos tres de cada cuatro de estos sufragios fueron a parar a Karzai. "Yo creo firmemente, firmemente, en la integridad de las elecciones, en la integridad del pueblo afgano y en la integridad del Gobierno en este proceso", ha asegurado el mandatario afgano, que ha logrado el 54,6% del sufragio con el escrutinio completo de manera provisional. Este resultado evitaría que una segunda vuelta en el proceso electoral y serviría para la reelección automática de Karzai.
Todo depende ahora del recuento de votos ya ordenado por la Comisión Electoral de Quejas (ECC), que debe dar los resultados finales oficiales. La ECC, tutelada por la Naciones Unidas (ONU), había pedido el recuento del 10% de los colegios electorales antes de que la UE calificara de sospechosos alrededor de 1,5 millones de votos de los casi 5,6 millones depositados.
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