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Mauritania regresa a las urnas un año después del golpe

EE UU y la Unión Africana impusieron las presidenciales a los militares

Un año después de un incruento golpe de Estado militar, Mauritania regresa a la senda democrática aunque es posible que el próximo presidente sea el general Mohamed Ould Abdelaziz, quien derrocó en agosto de 2008 al anterior jefe de Estado, Sidi Ould Cheikh Abdallahi, elegido democráticamente 17 meses antes.

Este país de 3,2 millones de habitantes, situado a 300 kilómetros de las islas Canarias, ha vivido un año convulso, pero la labor de la oposición a la Junta Militar y la presión de la comunidad internacional han forzado un compromiso para restablecer la democracia en el país norteafricano.

Este sábado se celebran unas elecciones presidenciales -a las que concurren nueve candidatos- que las Embajadas occidentales en Nuakchot y los observadores internacionales consideran de antemano democráticas. Es probable que el 1 de agosto se desarrolle una segunda vuelta, a la que sólo accederán los candidatos más votados en la primera.

La Administración del presidente Barcak Obama ha jugado un papel destacado, en colaboración con la Unión Africana, en la restauración democrática, mientras que la Unión Europea, inspirada por Francia y España, permanecía algo rezagada, señalan fuentes diplomáticas.

La Administración del presidente George W. Bush ya puso en marcha varias sanciones contra la Junta -congelación de la ayuda económica y militar-, y la de Obama dio varias vueltas más de tuerca al tiempo que brindó su "apoyo moral y político" a todos "los que trabajan para el restablecimiento de la democracia", según reza un comunicado de la Embajada de EE UU.

La Unión Europea también suspendió la ayuda económica, pero su actitud fue mucho más timorata. El ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, condenó el golpe militar, pero anunció que España seguiría manteniendo "el mejor nivel de relaciones" con Maurirania.

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A la diplomacia española le preocupa, ante todo, la preservación del acuerdo pesquero y el mantenimiento del compromiso de las autoridades de Nuakchot de impedir que desde sus costas zarpen cayucos con rumbo a Canarias. España es el segundo socio comercial del país, después de Francia.

Las facciones enfrentadas en Mauritania alcanzaron a finales de junio en Dakar, gracias a la mediación del presidente senegalés, Abdoulaye Wade, un acuerdo para superar la crisis. Preveía que el derrocado presidente Abdallahi renunciaba formalmente a su cargo y a volverse a presentar a las elecciones, pero nombraba a un nuevo Gobierno -integrado por personalidades de su confianza y por militares golpistas- encargado de preparar las presidenciales de hoy.

El general Abdelaziz, el golpista que derribó a Abdallahi, sí quedó, en cambio, autorizado a concurrir. Tendrá frente a él a tres candidatos de peso. El primero, también militar y primo suyo, es el coronel Ely Ould Mohamed Vall, que en agosto de 2005 acabó con 21 años de dictadura y puso en marcha una ejemplar transición que concluyó en 2007 con la elección de Abdallahi.

Los otros dos aspirantes con posibilidades son civiles. Ahmed Ould Daddah es un histórico opositor derrotado en las anteriores presidenciales, y Messaud Ould Boulkheir es el presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento) que, aunque un poco tarde, acabó apostando por la democracia.

La afluencia a los mítines electorales -no se han efectuado sondeos- incita a vaticinar a la prensa local y los observadores extranjeros que el golpista Abdelaziz es el mejor colocado para ganar en una segunda vuelta. El toque populista con el que ha gobernado ha gustado a la opinión pública y durante la campaña multiplicó las promesas demagógicas.

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