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Entrevista:ENTREVISTA: Staffan de Mistura

"Que la gente deje su puesto tras una elección es muy saludable"

El representante de la ONU en Irak habla sobre las elecciones provinciales celebradas el pasado fin de semana

"Hay que analizar y responder todas las quejas" para evitar que el descontento sirva de acicate a la violencia, declara Staffan de Mistura, ante el creciente ruido de sables que llega de Al Anbar. De Mistura es el representante de la ONU en Irak, y a sus 61 años, es un veterano de la organización con experiencia en las crisis de medio mundo. En 2007 volvió a Bagdad, donde entre 2005 y 2006 ya fue vice representante y coordinador humanitario, para impulsar el trabajo que la inestabilidad había limitado. Entre sus responsabilidades, apoyar la preparación de las recientes elecciones.

Pregunta. ¿A qué atribuye que la participación haya sido menor de la esperada?

Respuesta. Un 51% no está nada mal, pero es cierto que es menor que el 58% de enero de 2005. Hay que tener en cuenta que entonces las elecciones provinciales se celebraron con las nacionales, que siempre atraen mayor participación. Además, es la primera vez que aplicamos un sistema antifraude que ha exigido registrarse antes de votar. Ha habido quienes no lo han entendido y quienes no han hecho los cambios de residencia a tiempo. Por último, las anteriores elecciones fueron antes del atentado de Samarra, tras el que muchos iraquíes abandonaron sus casas, bien para buscar refugio en países vecinos o en otras regiones. Sólo 61.000 de los 700.000 desplazados internos que tenían derecho a votar se registraron para hacerlo. Sin duda que habrá que mejorar el sistema para las próximas elecciones, sobre todo si se puede pasar del listado del programa de racionamiento a un censo nacional, pero no va a afectar a los resultados porque se ha tratado de un problema 'muy democrático', que ha afectado a todos los grupos.

"Hay que analizar y responder todas las quejas"
"Irak aún es un lugar peligroso"
"Irak necesita asistencia para usar mejor sus propios recursos"
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P. Otra preocupación son las quejas que se han producido en Al Anbar y que la Comisión Electoral minimizó inicialmente.

R. Ha habido dos razones para ello. En primer lugar, la Comisión decidió desde el principio que su prioridad en esta elección era la integridad del proceso y por lo tanto poner impedimentos serios a la posibilidad del voto múltiple. Para ello se introdujeron tanto mejoras tecnológicas como la condición del registro, y eso ha traído algunas complicaciones, pero que comparativamente son mucho menores que el riesgo de fraude en anteriores elecciones.

Por otro lado, se ha establecido un sistema de clasificación de las quejas por colores (rojo, amarillo y verde) y las más graves, las marcadas con rojo, son muchas menos que las 1.060 que hubo la vez pasada. Ahora no basta con hacer denuncias, hay que sustentarlas con pruebas para que sean tenidas en cuenta. Además, no olvidemos que ha habido 497.000 observadores nacionales, entre miembros de partidos y ONG, además de los 430 internacionales.

P. Incluso así, si la percepción de fraude no se disipa, puede ser una chispa que prenda de nuevo las brasas...

R. Para evitarlo hay que analizar todas y cada una de las quejas, y responder a ellas de forma clara.

P. Hay iraquíes que no se fían de la Comisión Electoral. La acusan de ser etno-sectaria. También se quejan de la afiliación política de sus integrantes.

R. Fue el Parlamento quién eligió a los miembros de la Comisión y por lo tanto es inevitable que sea política, lo cual es muy diferente de que despierte sospechas de politización. De hecho, sus vínculos a diferentes partidos neutralizan esa posibilidad. Por otro lado, la ONU ha tenido a una persona empotrada con ellos durante los últimos 12 meses y nos ha impresionado favorablemente la forma en se ha profesionalizado y logrado la unanimidad.

Ahora bien, en Irak hay un factor importante que yo llamo el factor té. Los iraquíes confían en la ONU, pero no en otros iraquíes. Los rumores y las alegaciones sin fundamento son parte de un proceso que tienen que superar, para empezar a trabajar sobre hechos.

P. A falta de los resultados oficiales, ¿qué le sugiere el mapa de participación?

R. Estoy demasiado implicado en el proceso para poder dar una opinión.

P. Tampoco comentará entonces las tendencias que se apuntan.

R. No, no debo hacerlo.

P. En cualquier caso, existe la duda de cómo van a encajar los resultados quienes pierdan sus puestos, ya que es la primera vez que esto sucede en Irak.

R. Que la gente deje su puesto tras una elección es muy saludable. Es una de las consecuencias del ejercicio democrático. Además, se han votado listas abiertas. La gente ha tenido que elegir un nombre, no sólo un partido. Bastantes de los anteriores electos no se han presentado, tal vez han temido que no iban a votarles o han comprendido que la gente está harta de la ausencia de servicios básicos. La elección es una prueba para los elegidos, les recuerda su responsabilidad de cumplir y eso es bueno.

P. ¿En que medida les ha permitido reanudar su trabajo la mejora de la seguridad?

R. Irak no es Suiza. Aún es un lugar peligroso y la seguridad nos sigue preocupando. Pero la situación ha mejorado y el secretario general, Ban Ki-moon, me ha pedido que seamos lo más activos posible. Ya hemos llegado a 354 internacionales y además de en Bagdad, estamos en Basora, Nayef, Mosul, Kirkuk, Ramadi y Arbil. Nuestras actividades abarcan las elecciones, el diálogo político (en especial en Kirkuk), los derechos humanos y la formación de personal. Irak no necesita ayuda sino asistencia para usar mejor sus propios recursos. Es un país rico, en dinero, en agua y en recursos humanos. Estamos ayudándole a caminar con sus propias piernas. En eso consiste la soberanía.

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