Cautela y esperanzas en Cuba por la victoria de Obama

Los únicos cubanos que el martes siguieron en directo las elecciones de Estados Unidos fueron los que tenían antena parabólica clandestina en su casa o los que estaban invitados a la de un extranjero. La televisión cubana ofreció durante el día información sobre la jornada electoral, pero por la noche no dio cobertura en vivo del recuento de votos.

Antes de conocerse el resultado, en una fiesta pro Obama convocada en La Habana por un hombre de negocios europeo, un empresario cubano bromeó frente a una pantalla instalada en el jardín: "en cuanto gane Obama yo me voy... no es lo mismo brindar por el posible triunfo de un candidato que representa el cambio, que quedarse a celebrar con ron la elección del nuevo presidente de EE UU".

Era una ironía, pero así sucedió...

El 20 de enero de 2009 Barack Obama se convertirá en el undécimo inquilino de la Casa Blanca desde el triunfo de la evolución de Fidel Castro, y eso marca. Ayer, como avance, la prensa cubana fue rácana en comentarios: dio la noticia, pero como una más.

El programa de máxima audiencia matinal Haciendo Radio, de la emisora Radio Rebelde, abrió sus boletines con la información de la conmemoración del 50 aniversario de la creación de un frente guerrillero en la Sierra Maestra. Después, algo sobre el incremento del paro en España y también la noticia del triunfo de Obama, que Granma solo señaló con una escueta llamada en primera página. En el noticiero de la televisión, ayer fue la tercera información.

Aunque el mensaje de cambio de Obama ha ilusionado al mundo y a muchos cubanos, que ven la posibilidad real de la flexibilización del embargo y de un mejoramiento de las relaciones de Washington y La Habana, que sirva a su vez para acabar con el discurso interno de la confrontación y la barricada, oficialmente las autoridades marcan distancias. Una cosa es Obama candidato y otra presidente, se remarca, sin profundizar en los retos que supondrá para el Gobierno un presidente norteamericano dialogante.

La frialdad es notoria en las alturas, no así en la calle, donde muchos se han entusiasmado. "El cambio va a ser beneficioso para todos". Lo dijo el martes el fotógrafo José Antonio Figueroa, que brindo con champán por el triunfo de Obama y más que todo porque "no salió McCain". Desde la casa en que se encontraba, llamó a su madre, que reside en Miami desde 1967. "Hemos ganado", se dijeron los dos. Figueroa, que ha viajado a Estados Unidos en más de 15 ocasiones, lleva desde 2002 sin pisar territorio norteamericano debido a las restricciones impuestas por el presidente George W. Bush. Todo eso puede cambiar ahora, y es lo que desean la mayoría de los cubanos: que acabe el embargo, que las relaciones se normalicen, que los cambios no sean sólo en EE UU sino también en Cuba y que se ponga fin a las inercias y las piedras en el camino.