¿Será juzgado un miembro de la familia real de Marruecos?
La prensa independiente pide que se siente en el banquillo un tío de Mohamed VI que tiroteó a un policía de tráfico
"No eres más que un mosquito y te atreves a pedirme la documentación". "Soy tu dueño y señor". El conductor de un todoterreno Infinity, de color negro, contestó encolerizado a Tariq Mouhib, un policía de 32 años, que le acababa de pitar tras constatar que se había saltado un semáforo en la Corniche, el paseo marítimo de Casablanca.
Cuando un guardia de la circulación interpela a un miembro de la familia real marroquí que ha cometido una infracción circulatoria con un vehículo con matrículas ordinarias, el automovilista declina su identidad y el policía se cuadra para saludarle. La falta queda así saldada.
Pero Hassan Yacoubi, esposo de la princesa Lalla Aicha, cuñado del difunto Hassan II y tío político del rey Mohamed VI, no se identificó hace una semana. Insultó incluso al policía sobre el que llegó a abrir fuego. "¿Crees que eres el único que posee un arma?", la espetó. "Yo también tengo una, insecto". A continuación la sacó de la guantera y le disparó en una pierna. El agente cayó al suelo.
El guardia fue rápidamente evacuado por una ambulancia a una clínica privada y se le restringieron las visitas, pero el agresor permaneció en su vehículo rodeado por varias decenas de transeúntes indignados por su comportamiento. La policía, con el director regional a la cabeza, tardó un poco más en acudir pese a que en su radio un periodista pudo escuchar el mensaje: "Es un pez gordo. La situación es delicada". Cuando llegó protegió a Yacoubi y se lo llevó en su propio todoterreno.
Tres horas después la MAP, la agencia de prensa oficial, difundía una nota en la que precisaba que Yacoubi, del que no desvelaba que pertenecía a la familia real, "sufre desde hace varios años de la enfermedad de Korsakoff que provoca una grave degeneración mental" "Ha sido sometido a diversos tratamientos psiquiátricos durante cinco años (...)". "Desde 1995 gozaba de un permiso de armas que le ha sido inmediatamente retirado".
"¡Buena astucia!", ironiza el diario Le Soir Echos de Casablanca dejando entrever su escepticismo sobre la dolencia. Causada por el alcoholismo crónico, la enfermedad de Kordakoff provoca amnesia, problemas sensoriales y motores y gran confusión, pero no estados agresivos. ¿Cómo un enfermo puede disponer de un permiso de armas?, se pregunta además al unísono la prensa independiente marroquí.
La fiscalía de Casablanca, que ha abierto una investigación, ordenó el ingreso de Yacoubi en un establecimiento psiquiátrico de Salé. "Una semana después del suceso no ha formulado aún cargos contra el supuesto agresor", se sorprende, sin embargo, Ali Anouzla, director del diario "Al Jarida al Oula".
Anouzla y Rachid Niny, director del periódico Al Massae, el de mayor tirada, han pedido al monarca, en sendos editoriales, que de un ejemplo y permita que su pariente sea juzgado. Si acepta sería la primera vez que un miembro de la familia real marroquí se sienta en el banquillo.
Este incidente "muestra con claridad que las relaciones entre el palacio real y una parte de la prensa marroquí son execrables", se lamenta Khalil Hachimi Idrissi, director del rotativo oficialista Aujourd'hui Le Maroc. Su cobertura del suceso "tiene algo de malsano, que se asemeja con un ajuste de cuentas (...)", prosigue. Idrissi cree haber leído entre líneas el regocijo de sus colegas. "Esta vez os hemos pillado y vais a ver lo que vais a ver", razonan, según él, los periodistas marroquíes mientras se frotan las manos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.