Un fallo en la turbina derecha del avión Boeing-737 de Aeroflot que cubría la ruta Moscú-Perm ha sido la causa del accidente que ha costado la vida a 88 personas, revela un informe preliminar del Comité de Investigaciones de la Fiscalía General de Rusia. «De acuerdo con datos preliminares, un desperfecto del motor derecho provocó su incendio y, como consecuencia, la explosión y la destrucción de la nave», ha dicho el jefe del comité, Alexandr Bastrikin, que dirige las investigaciones de la catástrofe en la ciudad de Perm, el lugar de la tragedia. Bastrikin ha advertido a la agencia de noticias Interfax que las conclusiones definitivas sobre el accidente se harán una vez que todos los fragmentos del avión siniestrados sean sometidos a varios peritajes. «La investigación será compleja y llevará dos o tres meses, quizá cinco o seis», adelantó. Ninguna línea de investigación ha sido descartada por los expertos, incluyendo la de un ataque terrorista. La principal, ha recalcado Bastrikin, es la de «un desperfecto técnico». Un cometa en llamas «El avión parecía un cometa en llamas», ha señalado uno de los vecinos de la zona que presenciaron el accidente, en declaraciones al canal de televisión Vesti. El aparato, en servicio desde 1992, cayó sobre la vía del tren, inutilizando un tramo de 500 metros de la línea férrea conocida como Transiberiano, lo que obligó a suspender durante varias horas el tráfico en el tramo entre Yekaterimburgo y Perm. De las 88 personas que viajaban a bordo del Boing, 82 eran pasajeros y seis tripulantes. Entre los fallecidos se encontraba un comandante de las tropas rusas que vencieron a los separatistas chechenos hace ocho años, además de 21 extranjeros, entre ellos cinco ucranianos y siete ciudadanos de Alemania, Estados Unidos, Francia, Italia, Letonia, Suiza y Turquía, informa Rodrigo Fernández.