El ejército patrulla las calles de Beirut tras la retirada de Hezbolá
Dos personas mueren en enfrentamientos en Trípoli.- Hezbolá mantiene el bloqueo al aeropuerto
Tras la retirada ayer de Hezbola de las calles de Líbano, Beirut ha recuperado en gran medida la calma perdida el miércoles, cuando estallaron los enfrentamientos entre partidarios y opositores al Gobierno prooccidental de Fuad Siniora. Retirados los milicianos chiíes de la mitad oeste y musulmana de la ciudad, el Ejército libanés patrulla las calles de la capital. También las de Trípoli, donde esta noche se han producido enfrentamientos que se han cobrado la vida de dos personas.
Los enfrentamientos se han concentrado en el norte de Trípoli, en los barrios de Tebbaneh, Kobbeh y Jabal Mohsen, aunque los disparos y explosiones se han sentido en toda la ciudad. Alrededor de 7.000 personas ha huido de los disturbios, ha indicado un responsable de seguridad libanés. Según las fuentes, dos personas han muerto, una de ellas una mujer, y cinco personas han resultado heridas. La policía cifra en 44 los muertos por los enfrentamientos desatados el miércoles.
No obstante, a media mañana la calma ha vuelto también a Trípoli. En Beirut, cientos de soldados vigilan las calles apoyados por blindados. En los barrios musulmanes del oeste de la ciudad, han establecido controles y han tomado posiciones. No se ven hoy milicianos por la ciudad, aunque sí que los jóvenes mantienen algunas de las barricadas con las que estos días han cortado las calles, entre ellas la que bloquea el acceso al aeropuerto, que sigue cerrado.
Ha retirado a sus hombres, pero Hezbolá sigue diciendo que mantendrá su campaña contra el Gobierno hasta que se cumplan sus demandas, a saber: el restablecimiento en su puesto del jefe de seguridad del aeropuerto, removido por el Gobierno por connivencia con el partido-milicia; y la revocación de la decisión de Siniora de actuar contra la red telefónica paralela a la oficial tendida por Hezbolá. Ayer, el ejército dijo que ejecutaría a su manera las decisiones del Gobierno, sin perjudicar abiertamente a Hezbolá. Los militares son la única institución que se mantiene unida en Líbano, y trata de apaciguar los ánimos para que la división reinante en el país no penetre en sus filas.
La crisis en la que está inmerso Líbano, la más grave desde el final de la guerra civil (1975-90) no se va a arreglar definitivamente con la revocación de esas decisiones. El país no tiene presidente desde noviembre -las distintas minorías que lo integran no se ponen de acuerdo-, se niega la legitimidad del Gobierno y el Parlamento no se reúne desde hace año y medio. En el fondo está la lucha por el poder y el odio entre los suníes de Saad Hariri, cuyos representantes ostentan el Gobierno -cuentan con el apoyo de los drusos- y los chiíes de Hezbolá.
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