_
_
_
_

Centroamérica, sin miedo al 'hipopótamo'

Los países que negocian un acuerdo con la UE preparan una agresiva propuesta de acceso a los mercados

Las autoridades comerciales centromericanas suelen comparar a Estados Unidos con un tigre que ruge y atenaza el cuello ajeno para sacar el mayor beneficio en una negociación. La Unión Europea, en cambio, es como un hipopótamo que reposa en su lago de experiencia, sacando apenas las narices y poniendo cara de bueno para que su víctima se acerque desarmada. Así, la aplasta sin misericordia.

Centroamérica —si se puede llamar así al grupo de cinco países unidos a la fuerza con la idea de alcanzar un Acuerdo de Asociación birregional con la Unión Europea (UE)— se prepara para la segunda ronda de negociación con el mejor modo de prevenir: el ofensivo. Los negociadores de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica liman las aristas de una agresiva propuesta comercial apenas una semana antes de viajar a Bruselas para esta segunda ronda de la negociación, en la que su principal meta es lograr el mayor acceso posible dentro un mercado adinerado y diverso que entusiasma a los productores de la región.

El ánimo del istmo es tal que considera pedir espacio para productos agrícolas que ahora están excluidos de los sistemas de exoneración vigentes.

Los arroceros están dispuestos a pelear nichos de mercado al arroz asiático, los azucareros parecen dispuestos a conquistar consumidores europeos y los bananeros no renuncian a la posibilidad de incluir la fruta dentro de las concesiones arancelarias que la UE daría a cambio de contar con una plataforma que le permita lanzar sus inversiones privadas a todo el continente americano, mediante acuerdos comerciales de la región con países de Suramérica y de Norteamérica, incluido Estados Unidos.

"Centroamérica no es tan importante como mercado de venta final, pero, si tiene seguridad y logra la libre circulación de productos con la Unión Aduanera, es una plataforma ideal de producción para el resto de las Américas. Si no tiene esas condiciones, no interesa", dijo al semanario costarricense El Financiero el secretario general de Eurochambres, Arnaldo Abruzzini. Similares objetivos se plantearon los europeos el firmar el Acuerdo de Asociación con México, pero los resultados han dejado con hambre a los europeos.

No menos claro está el objetivo de los centroamericanos. "Queremos aprovechar al máximo ese mercado europeo con nuestros productos agrícolas, pero también con bienes industriales. Ellos tienen muy buenos consumidores, que pagan buenos precios y de manera constante", expresa Fernando Ocampo, jefe negociador adjunto de la parte comercial por Costa Rica, mientras se reúne esta semana con sus homólogos para avanzar en una propuesta que, sin embargo, no será definida hasta el 15 de marzo, ya que la cita en Bruselas del 25 de febrero debe servir para afinar reglas de negociación y, cómo no, mirar los gestos del hipopótamo.

Los centroamericanos creen saber a qué se enfrentan. El proteccionismo agrícola que caracteriza a algunas economías de la UE y el ansia por hacer negocios en servicios como las telecomunicaciones y los bancos, además del afán por oportunidades para participar en licitaciones estatales en el istmo, figuran en las previsiones de los negociadores de los cinco países, que parecen haber encontrado al menos las sendas para superar divergencias y comportarse como el bloque que Europa siempre ha exigido para materializar un acuerdo.

"Somos tan duros como cualquiera, pero Europa tiene que venir con apertura. No puede proponer un simple tratado de libre comercio. Para un TLC [tratado de libre comercio], ya hay con Estados Unidos, que está más cerca y todo es más barato. Europa deberá hacer honor al nombre de Acuerdo de Asociación, que incluya el comercio justo. No queremos devolvernos 500 años hasta la conquista", advirtió Manuel Coronel Kautz, viceministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua.

Se requerirán muchas horas de tira y afloja, según los expertos, para tratar temas de especial sensibilidad, como los relativos a lácteos y carnes, dadas las robustas barreras comerciales en estos sectores y las sofisticadas reglas de denominación de origen, palabras que a este lado del Atlántico todavía huelen a nuevo. Los lecheros, no obstante, parecen también haber perdido el miedo y pelearán por abrir al menos una ranura a sus versiones de quesos en el mundo de los parmesanos y los manchegos auténticos.

La propuesta centroamericana deberá combinar agresividad y prudencia, si de verdad han estudiado bien al hipopótamo. Quizá por eso los negociadores acordaron esta semana pedir a la UE mecanismos de protección a los mismos sectores para los cuales reclaman acceso abierto en el mercado de los Veintisiete. Aunque deberán pasar varios meses para saber si los centroamericanos han llegado al borde del optimismo extremo. Algunos analistas reconocen que algo de ingenuidad se mezcla con la ambición al pretender un escudo para evitar poner a competir a las hortalizas, leche, granos y carnes con los subsidiados y ágiles exportadores europeos.

Las conversaciones entre los dos bloques comenzaron de manera oficial en octubre de 2007, en la primera de las rondas de negociación que los centroamericanos pretenden acabar en 2009, ya que son conscientes de que alargar el proceso puede dar cabida a factores políticos que restarían impulso al entusiasmo que Europa ha mostrado al ver que los centroamericanos reforzaron la unión de sus economías. Las elecciones de 2009 en El Salvador, por ejemplo, podrían traer nuevos ingredientes al paisaje común que el grupo de negociadores ha logrado no sin sobresaltos y dificultades. El interés de los países andinos por comenzar un proceso similar también agrega velocidad a la aguja del reloj en el istmo.

El Acuerdo de Asociación también pretende, aunque con menor relevancia, establecer un diálogo político y reglas de cooperación birregional, lo que ha obligado a los Gobiernos a realizar consultas con numerosos sectores de la sociedad civil, porque así lo ha pedido y financiado la UE, pero también para evitar el surgimiento de fuerzas opositoras posteriores a la firma del acuerdo, como ocurrió con el TLC que los mismos países suscribieron con EE UU.

Un trabajador del banano en Costa Rica.
Un trabajador del banano en Costa Rica.Bernardo Pérez

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_