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Reportaje:

La violencia atenaza el cinturón de Brasilia

Las ciudades periféricas de la capital brasileña figuran entre las más peligrosas del país por el incremento del tráfico de drogas

Las seis mayores ciudades del cinturón que rodea Brasilia, la capital brasileña, están consideradas como las más peligrosas del país, por delante de Río de Janeiro y São Paulo. El Ministerio de Justicia asegura que Luziania, Águas Lindas, Recanto das Emas, Planaltina, Santa Maria y Valparaíso ostentan el récord de homicidios, según datos recogidos por la Policía Federal.

La atención sobre la violencia que azota al Estado de Brasilia se hizo mayor cuando el miércoles pasado el periodista Amuray Ribeiro, de 44 años, redactor del diario Estado de Minas, sufrió una tentativa de homicidio cuando un joven de unos 20 años, al parecer pagado por narcotraficantes, le disparó a boca jarro en el estómago.

El periodista, que se está recuperando, se encontraba en Brasilia investigando sobre el aumento de la violencia debido al tráfico de drogas que se ha intensificado de modo alarmante en la capital y en los alrededores.

En Luziania, por ejemplo, a 100 kilómetros de Brasilia, el índice de homicidios es del 63,9 por cada 100.000 habitantes. Sólo en 2006 fueron asesinadas 119 personas.

Explosión demográfica

Para el gobernador de Brasilia, José Roberto Arruda, del conservador Partido Demócrata (DEM), el incremento de la violencia en las ciudades periféricas de Brasilia se debe al aumento extraordinario y desordenado de la población que han vivido estas urbes. Es el caso de Aguas Lindas, que en 12 años ha pasado de 3.000 habitantes a más de 300.000, algo que no tiene precedentes en otras ciudades del mundo.

Sin embargo, para el delegado de policía civil del Distrito Federal de Brasilia, el aumento de la violencia en estas ciudades se debe al crecimiento del tráfico de drogas, principalmente cocaína y marihuana, ya que la región se ha convertido en una zona consumidora de la droga que llega de Colombia y Bolivia.

Según los analistas políticos, buena parte de la responsabilidad del aumento de la violencia en las ciudades periféricas de la capital brasileña, recaen sobre el ex gobernador Joaquim Roriz, quien ha facilitado la ocupación de vastas áreas urbanas de cara a conseguir votos electorales sin ofrecer al mismo tiempo las infraestructuras necesarias, convirtiéndose así las ciudades en aglomerados tipo favelas expuestas al tráfico de drogas.

El cinturón de Brasilia, una capital construida de la nada por obra del arquitecto y urbanista Oscar Niemeyer y que durante los fines de semana se queda medio vacía cuando políticos y empresarios regresan a sus ciudades, es uno de los once puntos del Programa Nacional de Seguridad Pública, lanzado por el presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva. Según el plan, el Gobierno brasileño designará 6.700 millones de reales (2.544 millones de euros) hasta el año 2012 para acabar con la violencia en Brasil.

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