Bush ordena a la CIA que cumpla la Convención de Ginebra en el trato a los sospechosos de terrorismo
Los presos de Guantánamo, considerados "combatientes enemigos", no gozaban hasta ahora de las garantías legales que establece ese tratado internacional
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha ordenado hoy a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que en los interrogatorios a los presuntos terroristas de Al Qaeda cumpla las disposiciones de la Convención de Ginebra, como la prohibición de toda práctica cruel, inhumana o degradante.
Desde el comienzo de su "guerra global contra el terrorismo", el Gobierno de Bush ha capturado a centenares de hombres en diversas partes del mundo y los ha mantenido en la base de Guantánamo (Cuba) en prisiones clandestinas o los ha transferido a terceros países para que sean interrogados sin que los arrestados hayan disfrutado de las debidas garantías legales.
La Casa Blanca considera a estos detenidos como "combatientes enemigos", por lo que, según esta catalogación, no les corresponden las protecciones de la Convención de Ginebra, dado que no son miembros de organizaciones militares formales.
El decreto de hoy especifica que el Artículo 3 de la Convención de Ginebra, que se refiere al tratamiento de los prisioneros, "se aplica al programa de detención e interrogatorios de la CIA, cuyo propósito es interrogar a terroristas de Al Qaeda detenidos que tengan información sobre planes de ataques o sobre el paradero de los jefes del grupo".
Desde hace años los grupos defensores de los derechos humanos y los abogados que han intentado representar a los detenidos vienen denunciado que los prisioneros sufren abusos físicos y psicológicos, así como que son sometidos a técnicas de interrogatorio como el "submarino", que simula la asfixia por inmersión. "El decreto establece que cualquier programa de interrogatorios de la CIA cumpla con todas las leyes federales relevantes, incluida la prohibición del 'tratamiento o castigo cruel, inhumano o degradante", indica el comunicado difundido por la Casa Blanca.
La medida llega casi diez meses después de que Bush prohibiera la existencia de prisiones clandestinas en terceros países para los sospechosos de terrorismo.
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