Estrategias para combatir la corrupción
Felipe Calderón se reúne con varios jueces para tratar sobre el sistema judicial mexicano
El presidente de México, Felipe Calderón, se reunió ayer con los jueces, el español Baltasar Garzón, el chileno Juan Guzmán y el francés Armand Riberolles, para intercambiar puntos de vista sobre corrupción y sobre posibles mejoras en el sistema judicial mexicano. Calderón conversó sobre corrupción con los jueces en la residencia presidencial de Los Pinos, en Ciudad de México, donde los magistrados participaron en el Seminario Internacional Ética en la Gestión Pública y la Lucha Contra la Corrupción.
Calderón aprovechó el encuentro, según un comunicado de la Presidencia, para intercambiar comentarios con los jueces acerca de las posibles mejoras y reformas necesarias en el ámbito judicial de México, fundamentalmente en lo que se refiere a la impartición y procuración de justicia.
En la reunión intervinieron también el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Guillermo Ortiz Mayagoitia, y los secretarios de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, y de Función Pública, Germán Martínez.
Las obras públicas son el gran filón de la corrupción en incontables países, un fenómeno global que causa estragos en la sociedad, sobre todo, cuando los culpables escapan de la mano de la justicia, ya sean políticos o empresarios. Pero va más allá, según señaló el juez español Baltasar Garzón, "la corrupción mata".
El magistrado español dejó claro que "la corrupción mata cuando un edificio no se construye bien o se emplean calidades deficientes. Ese edificio se derrumba y muere gente". Y señaló que este fénomeno afecta a todas aquellas sociedades en las cuales se "rompe el principio de igualdad y el principio de oportunidades, entre los que cumplen la ley y los que se aprovechan del incumplimiento. Incluso a aquellos que piensan que se benefician con el mismo, porque al final el sistema caerá sobre ellos y les exigirá la sanción".
Inmunidad procesal
Los especialistas en temas de corrupción pusieron sobre la mesa el problema de los procesamientos y las sanciones. El ministro mexicano de Función Pública, Germán Martínez, mencionó que en México se dan casos de protección, que junto a "la inmunidad procesal de la clase política", inhiben el efectivo combate de los delitos o de la corrupción.
Y detalló que en México hay "una corrupción hormiga por un pequeño trámite en una ventanilla y hay una gran corrupción de cuello blanco, que está en las compras, que está en las obras públicas, sin duda". La corrupción lo mismo engorda las carteras de los funcionarios públicos que las cajas de recaudación de partidos políticos en campaña.
Germán Martínez dejó claro que se necesita "más control sobre el dinero en la política y el dinero en las campañas". Pero existen otros territorios nebulosos en los que hay que atacar a fondo también la corrupción, como son "la rendición de cuentas de empresas y la rendición de sindicatos, y ahí hay dinero público, sobre todo en los sindicatos", dijo el ministro.
En Chile, según mencionó el juez Guzmán "en obras públicas, lamentablemente, se ha desviado mucho dinero para las elecciones. El desvío de este dinero para mí es tan grave como el desvío para los propios bolsillos. Este es uno de los focos grandes más importantes de la corrupción".
Baltasar Garzón recomendó a México establecer controles claros y contundentes en la financiación de las campañas electorales y de los partidos políticos, además de evitar en los procesos comiciales la compra y venta de publicidad para en su lugar establecer como regla la gratuidad en el uso de espacios en los medios de comunicación.
Por su parte, el juez francés Riberolles dijo que no hay duda de que "las sanciones penales pronunciadas serán la verdadera medida eficaz para la lucha contra la corrupción". Aclaró que no se trata de "un frenesí represivo", pero hay situaciones en las cuales "la reprobación social pasa necesariamente por la sanción penal, porque esa es la medida necesaria".
Finalmente, Garzón llamó la atención sobre el combate a la corrupción, ya que, en todo caso, "somos nosotros como ciudadanos los que tenemos la obligación; el problema es nuestro. Las mejoras en la sociedad las gozamos los ciudadanos. Si el sistema no funciona, lo sufrimos los ciudadanos, al margen de que haya unos pocos que se aprovechen y vivan bien, pero será porque la sociedad los deja y porque no exige la responsabilidad".
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