Las uñas de Al Qaeda
La hipótesis infernal, manejada seriamente por muchos servicios secretos, deriva de la colusión entre el ejército espectral de Al Qaeda y la fabricación de armas de destrucción masiva, sean nucleares, sean biológicas o químicas. Han sido tantas las manipulaciones políticas sobre estas armas, el ‘spin’ en terminología anglosajona, las mentiras en lenguaje llano, que ahora mismo el argumento aparece desgastado ante las opiniones públicas sobre todo europeas. Pero las pruebas falsas sobre las armas que no tenía Sadam Husein y las relaciones que no existían entre su régimen y Bin Laden no debieran conducir a sacar conclusiones tranquilizadoras y engañosas que hicieran bajar la guardia a los estados democráticos. Criticar la guerra preventiva no significa olvidarse de la prevención del terrorismo. Como denunciar la erosión de las libertades y del Estado de derecho por efecto de una lucha antiterrorista mal concebida no significa que no deba ponerse todos los medios legales y de inteligencia para evitar la actuación de los terroristas.
Noticias inquietantes que conduzcan a mantenerse vigilantes no faltan. Estos mismos días acabamos de topar con la novedad absoluta de que Al Qaeda abra un frente en el mismo corazón del Líbano, en el campo palestino de Naher el Bader. Esa organización brumosa e inaprensible se expresa de pronto violentamente a través de un grupo guerrillero encuadrado, que actúa en el seno de la comunidad de refugiados palestinos. La voluntad de fabricar una estrecha y peligrosísima vinculación entre la causa del islamismo yihadista y la causa palestina es evidente.
Hace unas semanas hemos tenido noticias abundantes sobre la extensión de Al Qaeda por el Magreb, así como evaluaciones sobre la amenaza yihadista en España, todas ellas verdaderamente preocupantes. Ayer mismo se ha conocido la desarticulación de un grupo que planteaba un gran atentado en el aeropuerto Kennedy de Nueva York. Los grupos vinculados a Al Qaeda se extienden desde Marruecos hasta Malaisia, pasando por Somalia, donde ayer hubo también noticias de atentados terroristas y bombardeos navales norteamericanos en su contra o por la frontera entre Pakistán y Afganistán, quizás la zona donde todavía puede estar oculto Bin Laden.
Se ha dicho, sin embargo, que el mayor peligro radica en el islam europeo e incluso americano. Las encuestas del Pew Research Center son verdaderamente reveladoras y confirman la teoría de Walter Laqueur, sobre la existencia de una componente generacional muy fuerte en el reclutamiento terrorista: “Una nueva generación ha hecho su aparición: son jóvenes de 20 a 25 años cuya memoria no alcanza a 1990. Han sido adoctrinados por predicadores fanáticos y algunos veteranos de Afganistán, quienes les han inculcado el deber y la obligación de combatir. En el norte de Africa abunda esta juventud. La tasa de natalidad es muy elevada, hay paro y ciertos jóvenes captados por la causa son de clase media”. La alternativa que parece ofrecerles la vida es: o Europa o el terrorismo, y una vez en Europa, en caso de fracaso, nuevamente el terrorismo parece aguardarles como último recurso.
La más reciente encuesta del PRC sobre los musulmanes norteamericanos, si bien ofrece datos más bien optimistas y reconfortantes sobre el nivel de integración y de identificación con la sociedad americana, permite desglosar algunos datos inquietantes respecto a los menores de 30 años, que justifican los atentados suicidas como táctica de defensa del islam en unos niveles (15 por ciento lo justifican frente al 8 por ciento del conjunto de los musulmanes) muy parecidos a los musulmanes europeos (16 por ciento en Francia y España, 16 en el Reino Unido, en abierto contraste con la cifra ‘americana’ de Alemania, el 6 por ciento).
Pero la noticia más inquietante no afecta directamente a Al Qaeda, aunque sus negras uñas pueden andar muy cerca. Vuelve a hablarse estos días del doctor Abdul Qadeer Khan, el padre de la bomba atómica pakistaní, considerada por muchos como la primera bomba islámica, y los motivos que lo traen a la actualidad son preocupantes. El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres ha dado a conocer un informe en el que expresa la posibilidad de que la red de contrabando de productos nucleares creada por el Doctor Kahn esté de nuevo activa. El científico y contrabandista nuclear está bajo arresto domiciliario en Pakistán desde 2004 y algunos de sus socios, no todos, están encarcelados.
Leo una noticia del 'Daily Times' pakistaní en la que asegura que el ministro de Asuntos Religiosos de Musharraf, Ejazul Haq se ha deshecho en elogios hacia el doctor Khan, al que ha llamado héroe nacional. También que grupos de adolescentes firman cartas pidiendo su liberación. Y finalmente estoy leyendo también estos días las cosas que cuenta del doctor Khan el ex director de la CIA, George Tenet, en su libro 'At the center of the Storm' (un libro tan criticado por algunos aspectos, como interesante y ameno en muchos otros, uno de ellos la cuestión pakistaní). Espero contar en próximos días algunas de las interesantes historias que nos explica Tenet. Y habrá que estar atento, especialmente, al asunto de Al Qaeda y las armas de destrucción masiva, con la esperanza de que la convergencia no se produzca, pero también la conciencia de que es probablemente uno de los mayores peligros que tiene ante sí la seguridad del planeta.
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