Avanza el desierto
¿Cómo será el mundo en 2025, dentro de 18 años? Es difícil hacer análisis prospectivos que sirvan para todo el planeta. Puede ser más fácil y práctico, en cambio, analizar regiones estratégicas, cuyo futuro se halla entrelazado con el del resto del mundo. Es lo que ha hecho con los países de Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudí, Unión de Emiratos Árabes, Bahrain, Oman, Qatar y Kuwait) el Foro Económico Mundial (World Economic Forum), una institución que tiene en Davos su matriz y su principal acontecimiento anual, pero que se está convirtiendo ya en uno de los más potentes 'think tanks' globales y a la vez fabricante de estudios y ‘papers’. El interés que ofrecen estos países es obvio: se trata de la región más rica y desarrollada de todo Oriente Próximo, donde están las mayores reservas de petróleo del mundo y de donde sale la parte más importante de la producción petrolífera. El informe del WEF trata de responder a la pregunta sobre la utilización de su enorme riqueza para la expansión de su influencia en forma de estabilidad y de prosperidad para toda la región, hasta canviar la actual marcha hacia el abismo en que parecen comprometidos algunos países. Los autores del estudio intentan responder a dos preguntas: ¿podrán los países del Golfo emprender la vía de las reformas económicas y políticas “que refuercen la legalidad en la gobernanza privada y pública”?; ¿podrán “mantener el orden interno y la estabilidad”?
La respuesta se ofrece en forma de tres horizontes de futuro: 1.- El oasis: el CCG se convierte en una región bien organizada y próspera, aislada de la inestabilidad regional. 2.- El desierto. El CCG sufre en forma de desordenes internos los efectos de la inestabilidad regional. 3.- El golfo fértil: las reformas, las inversiones en educación y en innovación se convierten en la locomotora del desarrollo regional y de la integración social.
El primer escenario incluye el incremento de la tensión en relación a Iran y la persistencia de la insurgencia en Irak hasta 2012, la proliferación nuclear entre 2013 y 2020, junto a la aparición de una amplia generación de tecnócratas y un impulso débil a las reformas. El segundo escenario incluye bombardeos de Estados Unidos sobre Irán y la inestabilidad generalizada en todos los países de la región, con la entrada en el periodo 2012-2020 en un período de depresión global, ataques terroristas, proliferación armamentística y fuga de capitales; y la culminación entre 2021 y 2025 con un “aumento del control de las poblaciones”, lo que eufemísticamente quiere decir un recrudecimiento de las dictaduras. El tercer escenario, el único enteramente positivo, empieza con una creciente cooperación y estabilidad regional, gracias al liderazgo de los países del CCG, una mejora en la regulación de la economía; conduce a una siguiente etapa de grandes reformas educativas y aparición de puestos de trabajo de alta calidad; y culmina con una etapa de reformas políticas, aunque, dice la nota del WEF, “ los ideas democráticas occidentales no son transplantadas directamente” y “los gobiernos generan sus propios modelos de participación en la gobernanza”.
Tiene también interés la proyección de cifras. El oasis crece a un promedio del 3/ 3’5 por ciento. El desierto conduce, atención, a una recesión mundial entre 2010 y 2012. Y el Golfo fértil a un crecimiento de crucero del 4 por ciento. El petróleo sitúa su precio en 2025 en 100 dólares para el oasis, con un suelo de 45 dólares el barril. Para el desierto el tope son los 125 dólares y sigue siendo posible defender el suelo de 45 dólares. Y para el golfo fértil se llega a 2025 a 110 dólares el barril.
Visto en la perspectiva de la evolución de Oriente Próximo, parece claro que lo que avanza es el desierto. Basta con ver los actuales acontecimientos en Gaza y en Líbano, para comprobar que la inestabilidad se extiende y excava cada vez más hondo en las sociedades árabes que rodean esta isla de prosperidad del CCG. No es extraño que Arabia Saudí esté encabezando una iniciativa para intentar de nuevo una solución al problema palestino. No es por supuesto el único problema de la región, quizás es cierto que ni siquiera es el principal; pero no hay duda de que es un difusor de inestabilidad y que su resolución contribuiría poderosamente a cambiar el rumbo de la región.
Cabe subrayar, finalmente, una cuestión de enfoque del informe realmente sorprendente. Y es la escasa atención que suscitan las libertades de los ciudadanos a los autores de estas prospectivas económicas. ¿Habrá algún día un sistema democrático en los países del CCG? ¿Tendrán las mujeres los mismos derechos que los hombres y terminará la gravísima discriminación que pesa ahora mismo sobre ellas? ¿O habrá que esperar todavía mucho más allá de 2025? Quizás el estudio completo, al que no he tenido acceso, haga alguna mención a todo esto: a la situación de la mujer, a los derechos de los trabajadores extranjeros, a las libertades ciudadanas y al funcionamiento de la democracia. Pero en el sumario ejecutivo que he consultado apenas hay algunas referencias marginales, limitándose la preocupación política a la gobernanza y a la legalidad, the 'rule of law' en inglés. Mucho me temo que estas aproximaciones al futuro de nuestro planeta se conviertan en manuales sobre cómo encarar el futuro, y que en él haya pocos margen para la libertad y mucho en cambio para el futuro de los negocios. Y en todo caso, algo nos dice sobre la escasa vinculación que establecen los estudiosos entre derechos humanos y economía en esta región.
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