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Más noticias, buenas y malas, sobre Sarkozy

El sexto presidente de la V República, Nicolas Sarkozy, es portador de buenas y de malas noticias. Ni todas son malas como pretenden algunos desde la izquierda, ni todas son buenas como pretenden otros desde la ex izquierda. Hay que decir que la derecha-derecha, con complejos y sin ellos, tiene una posición mucho más natural con Sarkozy que todo lo que tiene que ver con la izquierda, empezando por quienes en ella se han criado y ahora viven de denigrarla. Que nuestros amigos de derechas, afortunadamente abundantes, estén felices y contentos con un gobernante partidario de la ley y del orden, de la restauración de los valores y de las jerarquías, de la autoridad y del amor a la patria, no debiera extrañar a nadie. Más bien al contrario, extrañaría que hubieran preferido ver en el Elíseo a la señora Ségolène Royal, a pesar de que con su acusada tendencia a resguardar también muchos valores tradicionales no ha cesado de dar argumentos para que se produjera tal inversión de voto: pero al final, todos sabemos que pesa mucho más la tradición socialista, el sentido de lo público, la intervención del Estado. Y sobre todo, que al PS le ha faltado la renovación emprendida en dirección al liberalismo social que ya han efectuado sus principales socios europeos, y esto es lo que hubiera habilitado a Royal para recibir votos de la derecha de la misma forma que Sarkozy ha recibido votos que alguna vez fueron de la izquierda.

Vamos a ver, pues, algunas de las buenas noticias. En el corto plazo, con el inmediatismo de la política de cada día: es muy bueno para España y para Europa que se desatasque de una vez la Constitución europea, convertida ahora en un minitratado que resolverá la cuestión de los votos y de las instituciones sin necesidad de referéndum en Francia y de carambola tampoco en los Países Bajos. Y es muy bueno porque lo contrario es muy malo: con Royal o con Bayrou había el riesgo de que la avería europea se prolongara durante varios años más, a la espera de la aprobación en referéndum francés de una Constitución –agárrense- más social, es decir, que el Reino Unido, Polonia o Chequía jamás estarían dispuestos a aprobar. Con Sarkozy y Merkel, más la muy probable ayuda de Gordon Brown, que va a sustituir a Blair dentro de pocas semanas, les será muy difícil a los resistentes polacos y checos seguir boicoteando la reforma, por lo que cabe esperar que dentro de pocos meses la UE esté otra vez en marcha.

Otra buena noticia: Sarkozy va a intentar de nuevo abordar las reformas sociales y la liberalización de la economía francesa que su partido y sus amigos no han sabido hacer en los innumerables años de gobierno con cohabitación y sin ella, desde el Elíseo o desde el palacio de Matignon (donde reside el primer ministro). Lo intentó Alain Juppé hace más de diez años, con pésimos resultados: un invierno caliente, una disolución precipitada y cinco años de cohabitación con la izquierda plural de Jospin. Será un hueso duro de roer. Puede haber de nuevo una reacción airada de los sindicatos y de la izquierda, además de la banlieu donde Sarkozy ha cosechado sus mayores antipatías. Pero la obligación del nuevo presidente es dar esta batalla y ganarla. Esta buena noticia gustará o no a muchos, pero es buena porque lo propio de la derecha es que haga reformas de derechas, que además son necesarias, y lo preocupante es que no las haga o que deba ser la izquierda quien les hinque el diente como ha sucedido otras a veces en otros países.

Ahora una mala. Mala para sus nuevos partidarios que alguna vez fueron de izquierdas. Sarkozy habla de Francia como si fuera una señora con gorro frigio, con túnica romana y de carnes opulentas, dispuesta a pegar un achuchón al presidente en la noche de la victoria. Adiós a la ciudadanía y al individuo libre y autónomo. Lo más gracioso es que esos fervorines de Sarkozy despierten los entusiasmos de quienes se presentaban hasta ahora como abanderados de la ilustración. El nuevo presidente arrebata con su verbo a quienes creíamos y se creían vacunados ante todos los esencialismos y sólo hacían profesión de fe racionalista y cosmopolita. Basta repasar además la ya larga historia de Sarkozy para observar que es como todos los otros políticos: miente y cambia, se equivoca y enmascara. Pero en su caso hay que decir que además lo hace mejor, es decir, se le nota menos, y engaña con más arte que nadie, hasta el punto de que le aplauden los faros más rigurosos de la verdad y de la decencia política.

Un ejemplo derivado de la anterior mala noticia. Sarkozy pretende hacernos creer que los franceses no sólo son distintos sino mejores, moralmente superiores. Véase esta preciosa frase, pronunciada durante la campaña: “Francia no ha cedido nunca a la tentación totalitaria. Jamás ha exterminado a un pueblo. No ha inventado la solución final. No ha cometido crímenes contra la humanidad ni genocidios”. Eso sí es una auténtica expresión negacionista, de calibre equivalente como mínimo a las de ciertos turcos en relación al genocidio armenio. La idea de la memoria histórica que tiene Sarkozy va a dar mucho juego, porque es profundamente antieuropea si hacemos caso al atinado criterio de Tony Judt: "Quienes quieren convertirse plenamente en europeos en el amanecer del siglo XXI deben asumir una herencia nueva y mucho más pesada. La referencia pertinente de la Europa de hoy no es el bautismo, es el exterminio". Esto significa reconocer el peso del pasado y la existencia de responsabilidades en la tragedia europea del siglo XX, las guerras mundiales, la destrucción de los judíos de Europa, o los desastres y genocidios coloniales. Lo contrario de lo que propugna Sarkozy, enemigo declarado de la mala conciencia y del arrepentimiento. Quizás ha sido sólo cuestión de contentar momentáneamente a la extrema derecha, para dar más tarde la vuelta a sus declaraciones, como ha hecho en muchos otros casos, regresando al camino que marcó su predecesor, Jacques Chirac.

Hay más noticias, malas y buenas, pero no hay que quemar toda la leña en una sola hoguera. Basta por hoy. En los próximos días y semanas habrá que volver sobre las ideas y proyectos de este personaje que llega a la cumbre con un cierto despertar de la pasión política, en el que se mezclan a la vez sentimientos de turbación y de esperanza.

Comentarios

Y los coches siguen ardiendo...
Veremos que aporta Sarkozy a la politica europea supongo que un reforzamiento del eje Paris-Berlin un relanzamiento de la denostada Constitucion con cambios claro esta y la negativa a que Turquia forme parte de la UE y un mayor control de las pliticas de inmigracion no se si si todo esto sera bueno para el resto de paises pero al menos va con las ideas claras al contrario que nosotros que divagamos continuamente por falta de una politica exterior clara y diafana
Blog en español (Argentina) sobre las elecciones presidenciales desde Paris. http://franciavota.blogspot.com Saludos, Hernán
Aquí en Francia nadie excepto el absurdo de Beyrou es europeista. Sarko , un genio de la politica,quiere como todos una UE francesa y como ve que no es posible va a una UE de minimos y mercantil. A cambio quiere una Union mediterranea donde Francia sería el nucleo e Italia y España los monaguillos. Moratinos y ZP estaran encantados .
Nosotros, en America Latina, vivimos una mentira llamada Socialismo Liberal Pragmatico, los franceses viviran algo similar, un liberalismo, social, pragmatico, pero el objetivo principal es uno solo, la destruccion del Estado, y en ese barco va hasta el Papa. Creo que en realidad no existen buenas noticias, solo malas. Saludos desde Asuncion, la Capital Juridica del Mercosur, Paraguay.
En sintonía total con las buenas y las malas noticias de Sarkozy. Habrá que ver, de todas formas, como se come el nacionalismo francés (en auge según anuncia Sarko) con el digno y necesario papel de Francia en Europa. Y una idea a la que no dejo de dar vueltas: ¿por qué han votado tanto los franceses? No creo que hayan sido los partidos quienes hayan impulsado a los franceses a votar, sino la conciencia de tener que afrontar una etapa global (GLOBAL) sumamente difícil: los franceses están preocupados, con razón, por el mundo, y, desde luego, por como encajan ellos en el disparate cotidiano que construye la economía financiera.
El problema del atasco de la Constitucion europea la tienen los propios lideres europeos x la grandilocuencia que tuvieron en llamar constitucion a lo que era un tratado más y trataron de acercar la ue a los ciudadanos convocando en algunos paises un referendum. Sarkozy ya ha dicho que no convocara un referendum. Asi los franceses no le volveran a dar la lata con la directiva del pobre Bolkestein
Los partidos de izquierdas estan acabados. Se puede apostar por vias como la de blair y sucedáneos pero a la postre, el elector de izquierdas no es tonto. Se queda en casa y no va a votar. Los partidos de izquierda cada vez estan mas cerrados a la sociedad. La derecha en cambio tiene mas nervio y mas base. En la izquierda no hay más que tipos de segunda o tercera fila sin interés ninguno por la cosa pública ni por hacer políticas realmente progresistas. Y por no hablar de la falta de medios de izquierda. ¿cuantos hay en españa?...de verdad..ninguno. Asi que si los franceses optan por un liberalismo social, no quedará de la izquierda ni el nombre. Tampoco volver a lo de antes es alternativa asi que o hay una nueva idea de sociedad verdaderamente alternativa o la izq clásica estará amortizada hasta dentro de 100 años. Y ojo, los problemas estan ahi y los neocoms ya sabemos lo único que saben hacer:hacer mas pobres agur
Brantos, no sé si la izquierda en general y la francesa en particular están acabadas. Lo que está claro es que necesitan una renovación a fondo para llegar al electorado. Tres elecciones presidenciales seguidas sin llevarse el gato al agua debería hacer que reflexionaran. El bla, bla, bla de Ségolène sobre la globalización se ha quedado en eso, bla, bla, bla. El problema no es sólo de la izquierda francesa, sino de los franceses en general que necesitan que alguien les despierte (esperemos que sea Sarkozy) para que se den cuentan que no son el obligo del mundo y que si no nos unimos los europeos, los chinos nos van a comer.
Más que la reiterativa distinción o no entre derecha e izquierda, me preocupa Europa. Suena a cantinela, pero frente a problemas globales (medioambiente, desarrollo, innovación, migraciones, terrorismo, etc...) necesitamos respuestas globales, y nuestro escenario natural es Europa. Jean Monnet lo vió claro, Europa significaba la paz. Renunciar a considerar únicamente los intereses nacionales en beneficio de unos intereses comunes era el camino. El mecanismo hoy está más vigente que nunca, pero Sarkozy enfatiza palabras como patria, pueblo, orgullo nacional, amor a Francia... esencialismo rancio. Sin Europa no habrá soluciones a los problemas de hoy. Sarkozy se declara europeísta, pero ¿de qué Europa? Jean Monnet se retuerce en su tumba.
Me parece que Nicolas Sarkozy a manejado muy bien el "marketing". Dentro de ellos días veremos que el nombramiento de ministros y de secretarios de estado no reflejará "la necesidad de que las cosas cambien en Francia". Estarán en el gobierno las sensibilidades del partido mayoritario (la UMP), de los restos pro-Sarkozy de la UDF, de notables chiraquianos (Juppé,Seguin), ¿la chitaquiana Alliot Marie a la presidencia de la Asamblea Nacional?. En realidad, como ERA ANTES. A nivel de política social y de estabilidad en el empleo, Sarkozy no tiene más margen que el que le deje la gran patronal. Hará sin duda concesión de firmeza extrema con la inmigración (NO al reagrupamiento familiar, por ejemplo) como concesión a Le Pen. ¿Presionará para que en el anunciado mini-tratado para Europa se amplie la Europa social y cultural, que llevaron a los franceses a decir NO a la Constitución europea? Cabe abrigar muchas dudas. Si se analizan fríamente los dos "programas presidenciales" de Segolène et Sarkozy, el primera tenía mayor amplitud de mira y era más sólido. La diferencia de votos que ha hecho ganar a Sarkozy bien hubieran podido votar a Royal. Es una población de "voto flotante" sin grandes convicciones políticas ni partidistas. Segolène Royal, es decir, más la opción socialdemócrata amplia (un centro-izquierda), que la izquierda "tradicional" que ya se transformó en Francia, simplemente no ganaron las elecciones por la gran pasividad del aparato y de los barones de Partido Socialista Francés. Pasividad debida a los fuertes compartimentos estancos, banderías, reinos de taifas dentro del PSF liderados por la baronía. Baste recordar que desde que Segolène Royal ganó las primarias para ser candidata del PSF a la presidencia, hasta que el partido y "algunos" barones que no "todos" comenzaron a moverse para apoyarla, pasaron semanas...En esas semanas, Segolène perdió. No olvidemos que antes de las elecciones, Royal era la persona más deseada por los franceses para ocupar de presidencia (más de un 60%). La "gran alianza de las derechas" que logró Sarkozy es portadora de una gran debilidad (también en ella hay muchísimos "elefantes" que supieron entenderse ayer, pero que nada garantiza sze entenderán mañana). Es cierto que la elección de Sakozy ha creado "una dinámica", pero ya se filtra hay forcejeos para distribuirse los puestos...Y sobre todo, para no perder las legislativas, en donde no está claro que ese "voto flotante" volverá a votar a los candidatos a diputados como votó en las presidenciales. Segolène Royal iba con un programa presidencial muy moderno y credible. En su campaña incorporó la práctica de la "democracia participativa", pieza fundamental del "desbloqueo" de la sociedad francesa. Sarkozy lo más que podrá dar de si (veremos en los meses próximos) será un "paternalismo" populista que es válido en regímenes autoritarios o en campaña electoral, pero que se puede fácilmente volver contra él en el día a día. ¿Cómo es posible que una mayoría presidencial, la que apoya a Sarkozy, que va desde la democravcvia cristiana (el trozo de la UDF) hasta la extrema derecha de Le Pen, con algunos añadidos de parte de aquellos "nuevos filófosos", pueda ser estable y funcionar sin fisuras en un país en donde aún está caliente "la ocupación", sin mencionar ese racismo visceral de los lepenistas? La clave de que Segolène no haya ganado, con un programa moderno, está sin duda en suj propio partido. Ello no quita, sino al contrario, que ahí es donde se encuentra la alternativa de poder aporyada por casi la mitad de la población de Francia. Sí, a rey muerto, rey puesto. Pero, por favor, los puntos programáticos del Sr. Sarkozy no son para tánto. Ni las dimensiones "reales" de su victoria, tampoco. La derecha europea está haciendo un "mito" del "joven Sarkozy". Sí, ganó. Y presidirá Francia. Pero es razonablemente previsible que los problemas de fondo, que son problemas de sociedad y de dosis de solidaridad, y que cuya solución es condición sine qua non para relanzar el crecmiento y modernizar la economía, mucho me temo que las declaraciones "ultraliberalistas" de Sarkozy no los resolverán. Y si cambia de discurso, una parte de "su mayoría" no le seguirá. Lo extraño es que, a n ivel de análisis, ciertos medios de comunicación independientes esté cayendo en la seducción de "canto de sirena" de Nicolas Sarkozy. No es el caso, muy equilibrado, de "Le Monde" francés.
Resulta curioso y hasta increible que el pueblo frances sucumba ante Sarkozy y su pretentida ilustración con igual intensidad que ante la guillotina y la cabeza de Maria Antonieta. La banlieu no vota y el resto de francia por no tener no tienen ni memoria historica.
El futuro de la UE con Sarkozy, aunque pueda ser un impulso, se presenta incierto. Y será interesante ver la postura de Zapatero, partidario de una Constitución en toda regla y de la entrada de Turquía, a la que Sarkozy se opone. Para los europeístas convencidos no es positivo que Merkel y Sarkozy tomen las riendas de la UE, ya que el minitratado que se prevé podría ser considerado insuficiente, y el impulso atlantista francés de sus relaciones con EE.UU tampoco harán mucho bien a Europa. http://gerardsoler.wordpress.com
VAya me cae mal Sarko pero en lo que si tiene razón es en que los franceses tienen una superioridad moral frente a los abominables alemanes, los brutales rusos, los perfidos angloamericanos y los genocidas pueblos iberos (Chirac dixit).

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