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Reino Unido investigará si una central nuclear conservó órganos de ex trabajadores fallecidos

Un sindicato denuncia que la planta sustrajo y almacenó tejidos sin el consentimiento de los familiares

Una planta nuclear de Inglaterra podría haber almacenado órganos de trabajadores fallecidos en circunstancias extrañas, durante los años 60 y 70, para someterlos a exámenes radiológicos, sin que los familiares los supieran. El rotativo británico The Times asegura que la central de Sellafield, la más grande y antigua de Reino Unido, ha analizado tejidos de corazones, pulmones y otros miembros de unos 65 ex empleados durante 30 años. El gobierno británico va a abrir una investigación independiente para averiguar lo sucedido.

El organismo que gestiona la central actualmente, British Nuclear Group, respondió ayer que en 61 casos la extracción de órganos se hizo con la autorización de un juez de instrucción (de los otros cuatro no consta ninguna decisión legal). El problema está en que a pesar de contar con la supervisión legal, los responsables de la central supuestamente nunca informaron a las familias de los fallecidos, según sostiene The Times.

El sindicato GMB, uno de los mayores del país, ha pedido que se abra una investigación y el secretario de Comercio e Industria, Alistair Darling, va a solicitar hoy ante la Cámara baja que se abra una comisión de investigación independiente. La gestora de la central tendrá que revisar unos 20.000 expedientes médicos para evaluar el alcance del problema. Los restos se almacenaban en congeladores y destruían durante los análisis.

Los denunciantes sospechan que cuando sucedía una muerte anormal en Sellafield, como el infarto de un hombre joven, por ejemplo, un especialista examinaba el cadáver y tomaba un tipo de muestras no identificado. Se supone que otras centrales británicas, como las de Aldermarston y Harwell, también estarían implicadas, según informa el diario The Guardian. Sin embargo, el doctor y los jueces de instrucción que se supone que participaron en los exámenes ya han fallecido.

La cuestión de los restos almacenados ha salido a la luz cuando un instituto de investigación ha solicitado revisar documentación histórica de la central para elaborar nuevos estudios, según British Nuclear Group. Un comité médico evaluó la petición y advirtió que no había pruebas de que las familias hubieran dado su consentimiento, según The Independent.

El secretario general del sindicato, Gary Smith, ha declarado: "Nuestra principal preocupación atañe a las familias de los que murieron durante esos años y a la angustian que afrontan. Necesitamos información de la compañía y esperamos una respuesta rápida para aclarar qué ha pasado".

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