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La policía halla restos de la radiación que mató al ex espía en la oficina del magnate ruso Berezovsky

Medio millar de personas han denunciado su temor a resultar contaminadas, y tres han sido ingresadas en una clínica

El disidente y ex espía ruso Alexander Litvinenko visitó al menos dos oficinas en Londres después de haber sido envenenado con el isótopo radiactivo polonio 210. En esos lugares se ha detectado contaminación radiactiva y, según informa hoy el diario Financial Times, uno de ellos pertenece a Boris Berezovsky. Este magnate ruso mantenía una estrecha relación con el ex espía, con el que compartía su animadversión hacia el presidente de su país, Vladímir Putin.

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Un veneno de fabricación compleja

Medio millar de personas se han puesto en contacto con las autoridades sanitarias británicas por temor a haberse contaminado con radiación; de ellas, una treintena deberá someterse a exámenes, y tres han sido enviadas a una clínica especializada. El ministro del Interior, John Reid, ha pedido calma porque las radiaciones de polonio 210 “sólo viajan unos pocos centímetros”.

Londres había solicitado que se pusieran en contacto con el Servicio Nacional de Salud todos aquellos que hubieran entrado en contacto con el ex espía, y en especial quiénes comieron en el restaurante japonés en el que presuntamente fue envenenado o pasaron por el hotel en el que se alojó ese día. El disidente cayó enfermo el 1 de noviembre y murió 23 días después.

Hasta el momento, además de en esas dos oficinas se han hallado restos de radiación en el domicilio familiar del disidente, en los hospitales en los que fue atendido, en el restaurante y en el hotel. La policía trata ahora de reconstruir sus últimos movimientos para saber cuándo fue envenenado, pues considera su muerte “sospechosa”.

Londres ha evitado culpar de la muerte a Rusia. Los diarios británicos han apuntado la posibilidad de que fuera eliminado por sus antiguos colegas de los servicios secretos rusos en represalia por su huida en 2000 tras insinuar que sus jefes le habían ordenado asesinar a Berezovsky.

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Hay otras teorías que exculpan a Moscú asegurando que Litvinenko no era excesivamente conocido en Rusia y que, en caso de querer matarlo pese a todo, el Kremlin hubiera podido hacerlo de una forma más discreta (un tiro en un callejón oscuro que pudiera ser disimulado como un robo). El uso de polonio 210 y el hecho de que la agonía del ex espía fuera larga y permitiera hacer crecer las sospechas contra Moscú hacen creer a los defensores de esta teoría que quizá el propio Berezovsky u otros disidentes podrían estar detrás del envenenamiento para desacreditar a Putin.

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