El Parlamento brasileño denuncia la falta de control del armamento
El 23% de las armas requisadas a 'narcos' proviene de las fuerzas de seguridad
Además de las armas de las fuerzas del orden que llegan a manos de los narcotraficantes mediante robos o ventas, el crimen organizado cuenta también con armamento y municiones brasileños que son exportados a otros países de América Latina. Las armas son exportadas por empresas fantasma que acaban colocándolas en las fronteras de Brasil.
Otra de las conclusiones de la comisión del Parlamento sobre el tráfico de armas es la estrecha conexión que existe entre dicho tráfico y el de las drogas. "Donde existe tráfico de armas existe tráfico de drogas", afirma Jungmann. La prueba estriba en los vínculos demostrados entre los narcos y el grupo mafioso carcelario Primer Comando de la Capital (PCC), que dispone de armas incluso dentro de los presidios y que en los últimos meses ha aterrorizado con sus acciones violentas a la ciudad y al Estado de São Paulo causando centenares de muertos.
Uno de los problemas más graves de Brasil es el de la seguridad nacional, donde la violencia crece sin parar, sobre todo en las grandes urbes. Y un problema concreto, detectado por todos los analistas, es el de la falta de preparación de la policía —la que más mata en el mundo— y los bajos sueldos de los agentes, lo que facilita que se extienda la corrupción. Existe además una rivalidad entre las diferentes policías del Estado y de éstas con el Ejército, llamado a veces, como sucede con frecuencia en las favelas de Río de Janeiro, a apoyar a la policía.
El año pasado, el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva fracasó en un referéndum que pretendía recabar apoyo popular a la prohibición de armas entre los ciudadanos, en un intento de desacelerar la ola de violencia. Los brasileños, que confían poco en las fuerzas de seguridad del Estado, votaron en contra y prefirieron seguir armados.
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