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Koizumi siembra de nuevo la polémica con la visita al templo emblema del militarismo nipón

Desafía a China y Corea del Norte al acudir al santuario en una fecha clave, el aniversario de la rendición japonesa en la II Guerra Mundial

El primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, ha desoído todas las críticas nacionales e internacionales y ha visitado este martes el controvertido santuario de Yasukuni, emblema del ultranacionalismo militarista nipón. Esta es la sexta vez que Koizumi visita este templo desde que asumiera el cargo de mandatario, pero esta vez ha ido más allá en su desafío, ya que la visita se produce en el 61 aniversario de la rendición japonesa en la II Guerra Mundial. Hasta ahora, el primer ministro nunca había elegido esta fecha para hacer su polémica visita.

Koizumi ha visitado ese templo de Tokio, donde se honra a 2,5 millones de japoneses caídos en combate y 14 criminales de guerra responsables de las brutalidades cometidas por el Ejército imperial nipón en Asia en la primera mitad del siglo XX.

Vestido de frac, descalzo y precedido por un sacerdote sintoísta, Koizumi ha realizado la más polémica de sus visitas a Yasukuni, debido a lo significativo de la fecha elegida y a las fuertes críticas desatadas en los últimos días dentro y fuera de Japón.

Desafío a China y Corea

Tanto Corea del Sur como China, dos de los países que más sufrieron antes y durante la II Guerra Mundial el expansionismo militarista nipón, habían advertido de que una nueva visita del primer ministro japonés a Yasukuni agravaría las ya difíciles relaciones con Tokio. Estos países consideran que Yasukuni es el símbolo del militarismo que llevó a Japón a invadir buena parte del este de Asia en los años anteriores a la contienda mundial y que las visitas de Koizumi suponen un respaldo implícito a las arbitrariedades y atrocidades cometidas en esos tiempos y durante la guerra. Pese a todo, Koizumi cumplió la promesa que hizo al asumir su mandato en abril de 2001 de visitar Yasukuni un 15 de agosto, cuando se conmemora el fin de la II Guerra Mundial en el Pacífico.

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Esta visita, la sexta que hace Koizumi a Yasukuni desde que es primer ministro, es la primera que realiza en esta señalada fecha y puede ser la última que efectúa como primer ministro, pues está previsto que abandone este puesto y el de presidente del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) el próximo mes de septiembre.

Koizumi, de 64 años, es también el primer ministro que visita Yasukuni un 15 de agosto desde que en 1985 lo hiciera el entonces jefe de Gobierno, Yasuhiro Nakasone. Apenas diez minutos después de rendir homenaje a las almas que se veneran en Yasukuni, el primer ministro japonés abandonó el templo para acudir a la reunión de su Gabinete, convocada para primera hora de la mañana.

En sus anteriores visitas, Koizumi sostuvo que su homenaje era a título particular para mostrar sus condolencias por los caídos por Japón, a pesar de que, como en esta ocasión, acudió con su séquito personal al santuario. Koizumi también ha defendido que con sus visitas a Yasukuni ejerce su derecho constitucional a la libertad religiosa.

Los críticos a las visitas, sin embargo, alegan que tales acciones violan el principio de la Carta Magna que separa claramente la religión de los asuntos estatales. Fundado en 1869, Yasukuni está asociado al antiguo compromiso de dar la vida en combate por el emperador.

Sin embargo, recientemente se supo que el anterior emperador, Hirohito, quien estaba al frente del Trono del Crisantemo durante la II Guerra Mundial y protagonizó la rendición nipona ante Estados Unidos, manifestó al concluir ese conflicto sus recelos sobre las visitas al templo por parte de las autoridades niponas. Las críticas a esas visitas aumentaron después de que en 1978 se incluyera entre las personas allá veneradas a 14 criminales de guerra de clase A, entre ellos el que fuera primer ministro de Japón durante la II Guerra Mundial, Hideki Tojo, ejecutado por crímenes de guerra.

Esta es la sexta visita que realiza el mandatario nipón al polémico santuario.
Esta es la sexta visita que realiza el mandatario nipón al polémico santuario.AP

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