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El presidente de Timor asume el control de las fuerzas de seguridad y urge a su desarme

Una fuerza de seguridad internacional patrulla el país, pero esta madrugada ha evitado intervenir en los disturbios violentos

El presidente de Timor-Leste, Xanana Gusmao, ha asumido hoy todos los poderes en materia de Defensa e Interior, y ha tomado el control de las fuerzas de seguridad y de los servicios de inteligencia del país. Además, Gusmao ha ordenado el desarme inmediato de soldados, policías y civiles, que deberán entregar sus armas de fuego, munición y explosivos. Gusmao quiere encargarse así mismo de coordinar la fuerza de 2.500 soldados australianos.

Esta madrugada, las luchas entre jóvenes de las etnias lorosae y loromonu han convertido las calles de Dili, la capital del país, en algo muy parecido al infierno. En Delta 2 y Comoro, barrios cercanos al aeropuerto internacional, ha habido enfrentamientos a palos, tiros y pedradas, y muchas casas han sido incendiadas. Las fuerzas internacionales han sido, un día más, testigos de piedra del rebrote de violencia.

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Timor-Leste

La pasada noche, la Misión de las monjas salesianas de Comoro fue rodeada por bandas de jóvenes exaltados que buscaban a algunos de los 860 refugiados que están viviendo en el recinto religioso. Una de las religiosas, la hermana María, dice que hace ya dos días que no tienen arroz y que la situación es muy difícil allí. Mientras tanto, dos helicópteros sobrevolaban la zona.

El coche del hijo del que fuera primer presidente de Timor, el comandante Nicolau Lobato, ha sido atacado por un grupo de radicales, aunque él no ha resultado herido. Los tanques australianos comenzaron a patrullar la zona ayer a las doce de la mañana (hora local); había columnas de humo por toda la ciudad y reinaba un clima de tensión y desgobierno absoluto. El mercado de Comoro ardía también a esa misma hora, y en la carretera del aeropuerto había barricadas y una fuerte presencia militar.

Un soldado australiano observa como una casa desocupada se quema en Dili.
Un soldado australiano observa como una casa desocupada se quema en Dili.AP
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