La Iglesia católica acusa a Lula de hacer de Brasil un "paraíso financiero"
Los obispos creen que el Gobierno "ha decepcionado" al pueblo
Con motivo de la presentación de la anual Campaña de la Fraternidad de la Iglesia católica, el secretario General de la Conferencia Episcopal (CNBB) brasileña, el obispo Odilio Pedro Sherer, ha lanzado unas críticas durísimas contra el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. El prelado afirma que el Gobierno "ha decepcionado a la población" al transformar a Brasil en un "paraíso financiero".
El obispo Sherer denuncia: "Es sabido que todos los Gobiernos tienen límites, pero no podemos ocultar que la sociedad tenía expectativas de políticas sociales y de combate a la pobreza más eficaces". Según los obispos, la ayuda a los más pobres es positiva y necesaria, pero añaden que la mejor política de inclusión social "es la generación de trabajo y de renta".
La Conferencia Episcopal critica las políticas económicas conservadoras aplicadas por Lula desde que asumió el poder, hace tres años, y afirman que dichas políticas "no garantizaron el crecimiento y beneficiaron sobre todo a los banqueros", que obtuvieron el año pasado, subrayan los obispos, "lucros históricos, y hoy ven al país como un paraíso financiero". Se trata de políticas, recordó el secretario general de los obispos, "que concentran la renta en vez de distriburla".
El obispo también destaca negativamente que el crecimiento de la economía en 2005, a pesar de todas las promesas, fue el menor de todo el continente después de Haití.
Por lo que se refiere a las próximas elecciones, en las que Lula podría aspirar a la reelección y para las que busca el apoyo de las poderosas iglesias evangélicas que cada año roban un millón de fieles a la Iglesia católica, el obispo dijo que la población "va a querer saber lo que cada uno de los candidatos propone para generar empleo y renta y para reducir la sangría de recursos que acaban en las manos de los grandes bancos".
Preguntado por los periodistas sobre la polémica actividad de Lula estos meses, considerada por la oposición como una campaña electoral camuflada, el prelado se limita a decir que, como presidente, tiene derecho a viajar y a participar en inauguraciones y que sólo la Fiscalía General del Estado deberá decidir si en ello hay algo de irregular.
Al secretario general de la Conferencia Episcopal se unió ayer el arzobispo de São Paulo, cardenal Claudio Hummes, que fue uno de los papables en el último cónclave. Ayer realizó duras críticas a la política económica del Gobierno afirmando que el producto interior bruto (PIB) "había quedado por debajo de las previsiones y de las esperanzas", que, puntualizó el cardenal, "ya no eran muchas". El cardenal dijo que este año los electores "deberán reflexionar muy bien sobre el rumbo del país", pero no quiso revelar a quién apoyará la Iglesia este año, que en 2002 respaldó a Lula. Según Hummes, la Iglesia sólo indica el nombre de un candidato "en condiciones de excepción".
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