El PT pide a Lula que cambie su política económica pese al rechazo empresarial

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se encuentra entre la espada y la pared. Su formación, el Partido de los Trabajadores (PT), en un documento oficial de la dirección, por 35 votos contra 34, le pide que cambie la actual política económica de rigor fiscal, que baje los tipos de interés y que deje que el gasto pueda desparramarse.

Justamente, lo que hace pocos días, defendiendo a su ministro de Economia, Antonio Palocci,de los ataques de algunos ministros del Gobierno, se había negado hacer, al afirmar que no iba a "cambiar su política económica por motivos electorales".

Lo que más ha chocado es que el desempate en la votación del documento contra el actual proyecto económico de Lula corrió a cargo del nuevo presidente del PT, Ricardo Berzoini, que es un hombre de confianza de Lula.

Esto ha llevado a pensar a algunos analistas de que podría tratarse de un doble juego. Por una parte, Lula seguiría defendiendo, por lo menos en lo fundamental, su política de rigor en el superavit primario, que es lo que le asegura el consenso de la banca y del mundo de las finanzas así como el de los inversores extranjeros, y por otra podría alegar que su partido y con él los movimientos sociales le exigen un cambio de rumbo.

El dilema de Lula es que está perdiendo el consenso de una parte significativa de la población que le eligió confiada en sus promesas de mantener el rigor de la política macroeconómica del Gobierno anterior de Fernando Henrique Cardoso, sobre todo la clase empresarial y el mundo de las finanzas.

Por otro lado, sabe que tal como están las cosas, el electorado que aún podría seguirle fiel es el de los segmentos más pobres, los beneficiados por los programas sociales y asistenciales, controlados aún por el PT y por los movimientos sindicales, que exigen un cambio sustancial en la economía.

Dias atrás, Lula acusó duramente a la oposición de "golpista" y afirmó que le estaban tratando como en Venezuela la oposición golpista trata a Chávez. Y existe cada vez más consenso entre los analistas políticos de que, a pesar de que Brasil no es Venezuela, ni Lula es Chávez, existe un peligro real de que el PT fuerze al presidente ex tornero a volver a sus orígenes populares para mantener los votos del electorado más indigente en caso de que decida presentarse el año próximo a unas elecciones presidencìales cada dia más inciertas.

Hoy por hoy se desconoce hacía dónde podrá conducir la actual crisis política que ha dejado al desnudo las debilidades del PT y ha hecho perder a Lula el apoyo de la clase media que le había llevado al poder.

En este momento, Lula sigue contando en las encuestas con ese 30% del electorado que siempre le ha seguido incondicionalmente en las cuatro veces que se había presentado a las elecciones, pero que no le bastaban para ser elegido. Lo consiguió al convencer a la clase media y empresarial, como acaba de repetir estos días atrás, que a él "nunca le gustó que lo calificaran de izquierdas" y que "no es necesario ser de izquierdas para defender los intereses de los más necesitados". Este vuelve a ser hoy su gran dilema: conseguir el apoyo de los pobres y de los que ya no lo son y que temen volver a serlo en caso de que se produzca un cambio en la política económica que vuelva a darle aire a la inflación —el cáncer de este país—, que el anterior Gobierno de Cardoso había conseguido eliminar.