El ex canciller mexicano Castañeda pugna por su candidatura presidencial
La Corte Interamericana decidirá esta semana sobre su demanda
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en San José (Costa Rica), resolverá esta semana la demanda del mexicano Jorge Castañeda para inscribirse como candidato independiente a las elecciones presidenciales de 2006. Castañeda fue ministro de Asuntos Exteriores en los dos primeros años (2001-2002) del Gobierno de Vicente Fox. La alta corte asumió el caso después de que las autoridades mexicanas rechazaran las medidas provisionales otorgadas recientemente por la Comisión Interamericana de Derechos Humanas (CIDH), con sede en Washington, a favor de Castañeda.
El Instituto Federal Electoral (IFE) mexicano replicó el 27 de octubre que "existe un impedimento legal" para registrar a Castañeda si no tiene el aval de un partido político.
El ex ministro confía en que la Corte Interamericana zanje la disputa y resuelva a su favor otorgándole el derecho a obtener su registro provisional como candidato independiente, un lugar en el Consejo General del IFE, acceso a los tiempos oficiales y trato equitativo en los medios de comunicación. Castañeda sostiene que el rechazo de su candidatura viola la Convención Americana sobre Derechos Humanos, instrumento que México firmó en 1981. El problema es que la Constitución y el ordenamiento interno mexicano establecen que un ciudadano sólo tiene derecho a "ser votado" si es postulado por un partido registrado.
"Los partidos políticos no quieren soltar el monopolio", reitera el aspirante, que presentó su candidatura ciudadana el 25 de marzo pasado, inicio de su batalla legal, primero en las instancias mexicanas y después ante organismos internacionales. Consciente de las limitaciones para librar una batalla electoral en condiciones, el ex ministro confiesa que su objetivo prioritario es "reventar el cerrojo de los partidos políticos", y abrir un debate sobre las reformas que considera imprescindibles para el progreso de México: "Reforma judicial, reelección de diputados y senadores como paso previo a la reelección del presidente, referéndum sobre asuntos constitucionales y de ámbito internacional, creación de la figura del primer ministro a la francesa para conjugar mayorías, incorporación de la segunda vuelta electoral, luz verde a candidaturas independientes, fin del sistema de compra de tiempo electoral durante las campañas internacionales".
Si logra su objetivo, Castañeda aspira a convertirse en "el fiel de la balanza" que podría, incluso, decidir la elección. Asegura, confiado, que podría cosechar un porcentaje de votos entre el 7% y el 8%, suficiente para desempatar una elección que las últimas encuestas presentan cada vez más igualada.
¿A quién apoyaría Castañeda? "Nunca al PRI [Partido Revolucionario Institucional] y veo muy difícil que pudiera apoyar a el precandidato del Partido de la Revolución Democrática, PRD, Andrés Manuel] López Obrador, tendría que cambiar mucho". Por eliminación, el apoyo del ex canciller sería para el candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón.
Castañeda, un político que ha desfilado por distintas opciones,que van desde el Partido Comunista al foxismo conservador, pretende ir paso a paso en busca de acuerdos puntuales para las reformas institucionales. En su andadura confía en la ruptura de los tres grandes partidos —PRI, PRD y PAN— e incorporar a sus filas a los sectores desengañados.
El analista Lorenzo Meyer se ha referido a la controversia y ha recordado el caso del ex presidente peruano Alberto Fujimori "como un ejemplo de lo peligrosas que pueden ser las candidaturas que salen de la nada, sin apoyo partidista. Sin embargo, el sucesor de Fujimori, Alejandro Toledo, sí surgió del interior de un partido —Perú Posible—, lo cual no impidió que él también terminara como otro presidente-desastre". "El mal", advierte Meyer en su comentario, "no estaba en las candidaturas sin partido, sino en otro lado más oscuro".
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