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24 horas para salvar a los siete tripulantes de un batiscafo ruso hundido en el Pacífico

Buques rusos logran 'pescar' al sumergible, pero descubren que está enganchado a una antena

Equipos de rescate de la Armada rusa trabajaban hoy a contrarreloj para salvar la vida de los siete tripulantes de un batiscafo militar ruso, atrapado desde ayer a 190 metros bajo las aguas del Pacífico y con reservas de aire y energía eléctrica para tan sólo 24 horas. EE UU, Reino Unido y Japón han acudido también al rescate del pequeño sumergible, encallado a una profundidad que hace imposible que los submarinistas puedan salir por sus propios medios. Al parecer, los militares rusos han logrado enganchar la nave pero, para empeorar las cosas, han descubierto que no estaba enganchada a unas redes como se creía, sino a una antena de vigilancia costera, sujeta a su vez al lecho del mar con un ancla de 60 toneladas de peso.

Según las primeras informaciones, el pequeño sumergible AS-28, de 13 metros de largo y 5,7 metros de alto, se enganchó en unas redes de pesca en el fondo del mar cuando realizaba una simple inmersión de rutina en la bahía de Beriózovaya, a cien kilómetros al sur de Petro-Pávlovsk, centro administrativo de la región de Kamchatka, en el extremo oriente ruso. El propulsor del batiscafo sigue enredado en la red, por lo que no puede ascender a la superficie, mientras que la profundidad a la que se encuentra atrapado hace imposible que sus tripulantes puedan escapar por sus propios medios. Mientras llega la prometida ayuda extranjera, la Armada rusa está intentado rescatarlo con sus propios medios. Nueve buques de la Flota rusa del Pacífico se encuentran en el lugar del siniestro.

Desde estos buques, se han lanzado cables con ganchos sobre el lugar donde yace la nave para tratar de pescarla y subirla a la superficie. Según la Flota rusa del Pacífico, ya han logrado engancharlo y han comenzado a remolcarlo hacia un banco de arena, una zona consideraba más segura y situada a 15 kilómetros. Una vez allí, intentarán izarlo. Sin embargo, el jefe adjunto del Estado Mayor de la Flota Rusa, Vladímir Pepeliayev, ha considerado "prematura" la noticia: "Hemos agarrado un objeto, pero aún no sabemos de qué se trata". Para empeorar las cosas, las últimas informaciones apuntan a que el sumergible no está enganchado a unas redes sino a los cables de una antena de vigilancia costera, lo que complica y mucho las operaciones, ya que la antena está sujeta al lecho del mar con un ancla de 60 toneladas.

Cables con ganchos para 'pescarlo'

"Por esta razón, habrá que izar no sólo el batiscafo sino todo el sistema. Para que la inmersión sea posible habrá que provocar una explosión del ancla para arrancar el sistema del fondo marino", ha informado el almirante Víctor Fedorov, comandante de la Flota del Pacífico de Rusia. Si este método fallara, el comandante en jefe de esta Flota, el almirante Víctor Dmítriev, no descarta utilizar otro batiscafo similar al AS-28. Pero un rescate bajo el agua se considera muy "dificultoso". Dmítriev ha informado de que el mando de la Flota "tomó la decisión de pedir ayuda a los colegas japoneses y estadounidenses", solicitud que ya ha obtenido respuesta. "El único problema es que el barco japonés puede llegar la zona como muy pronto la mañana del 8 de agosto", ha añadido el almirante.

Japón ha anunciado el envío de cuatro naves de la Marina, que tardarán unos tres o cuatro días en llegar. Por su parte, la Flota del Pacífico de la Marina de Guerra de EE UU enviará hoy mismo por aire una pequeña embarcación sumergible que se situaría al costado del minisubmarino para intentar liberarlo. Es el submarino robot Super Scorpio, que pude cortar cables de acero de hasta 2,5 centímetros de grosor. Reino Unido también ha enviado un vehículo submarino Escorpio, que ha salido en avión desde Escocia y que llegará a las 15.00 de mañana, posiblemente antes que el de EE UU. En cuanto al plazo límite para el rescate, "según los últimos cálculos de los especialistas y después de consultar con la tripulación, se ha llegado a la conclusión de que en el AS-28 queda aire para un día", ha declarado el portavoz de la Armada rusa, el capitán de navío Igoer Digalo.

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En un principio, el almirante Dmítriev había declarado que los submarinistas tenían reservas de aire y energía para dos días, mientras que otras fuentes lo ampliaban a 72 horas. Posteriormente, el almirante Víctor Fedorov ha señalado que el oxígeno durará hasta el lunes. Los tripulantes carecen de comunicación por radio pero, con ayuda de otros medios, informaron de que se encuentran bien, según ha explicado el portavoz de la Flota, que no ha precisado con qué medios. A bordo del AS-28, pintado a rayas rojas y blancas, la temperatura es de cinco grados, pero disponen de trajes térmicos. Una comisión especial del Estado Mayor General de la Marina de Guerra ha viajado a la zona para esclarecer las causas del siniestro.

El minisubmarino <i>AS-28</i> fue diseñado para rescatar a las tripulaciones de los submarinos en caso de emergencia.
El minisubmarino AS-28 fue diseñado para rescatar a las tripulaciones de los submarinos en caso de emergencia.REUTERS

Al rescate del 'Kursk'

La Armada rusa cuenta con cuatro batiscafos como el AS-28, que fueron diseñados para rescatar a las tripulaciones de los submarinos de guerra y que se conocen como Proyecto Priz. El aparato, que hoy en día se usa para la observación de los fondos marinos, esta dotado de un nudo de empalme que le permite acoplarse con la escotilla a los submarinos y evacuar hasta 20 personas por viaje.

Este tipo de batiscafos fue utilizado sin éxito en las labores de rescate del submarino nuclear Kursk, que se hundió el 12 agosto de 2000 en el mar de Barents, una tragedia en la que murieron sus 118 tripulantes. Una deformación en la escotilla del Kursk impidió el acoplamiento del batiscafo de rescate. El AS-28, que entró en servicio en 1989, tiene una autonomía de navegación de 21 millas náuticas (poco más de 38 km), puede sumergirse hasta 1.000 metros de profundidad y mantenerse en estado de inmersión hasta 120 horas.

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