Fischer asume su culpa en el escándalo de los visados pero no abandona el Gobierno alemán
Miles de prostitutas y proxenetas procedentes de Ucrania entraron en Alemania gracias a las reformas impulsadas por Los Verdes
El ministro verde alemán de Exteriores, Joschka Fischer, ha cedido hoy a las presiones por el llamado escándalo de los visados y ha asumido su responsabilidad política por este asunto, si bien se ha negado a dimitir y ha contraatacado acusando a la la oposición de haber apoyado en su momento una mayor permisividad a la hora de otorgar visados en el este de Europa.
Miles de prostitutas y proxenetas, la mayoría procedentes de Ucrania, entraron en Alemania a partir de marzo de 2000 gracias a las reformas impulsadas por Los Verdes para conceder visados turísticos invocando la libertad de circulación. El Gobierno alemán dio marcha atrás a las reformas y retiró el decreto que las ponía en práctica a mediados de 2004, tras recibir múltiples quejas de las embajadas alemanas en el este de Europa que no podían hacer frente a la fuerte demanda de visados y ante la evidencia de los múltiples abusos.
"Tengo la responsabilidad política de las posibles omisiones o los errores cometidos por mis colaboradores", ha reconocido el ministro antes de entrar en una reunión de su partido. Fischer ha añadido que, pese a lo ocurrido, sigue opinando que la decisión de entonces fue la correcta, pues lo que se pretendía con el decreto era mejorar las condiciones para los ciudadanos del este europeo para, entre otras cosas, posibilitar la reunificación familiar. "No es cierto que el tráfico de personas o la prostitución forzada haya empezado con el Gobierno roji-verde", ha señalado.
La clase política alemana ha reaccionado al escándalo con la creación de una comisión parlamentaria de investigación que, a petición de la oposición, se encargará de determinar si la laxitud en la concesión de visados en el este de Europa condujo a que las mafias y el crimen organizado abusara de esta práctica. Fischer, quien ha dicho estar dispuesto a comparecer ante dicho organismo, ha insistido en que en su momento recibió numerosas peticiones de la oposición en la que se reclamaba mejorar las condiciones de entrada en el país a los ciudadanos del Este europeo. En este sentido, su colega y presidente de Los Verdes, Reinhard Bütikofer, ha recordado que había sido el anterior Gobierno cristianodemócrata-liberal el primero en introducir mejoras en ese sentido.
En todo caso, según publica la prensa alemana, tanto Fischer como su viceministro Ludger Volmer, cuyo nombre llevaba el decreto y que ya ha dimitido como portavoz de Exteriores de su grupo parlamentario, hicieron oídos sordos a las recomendaciones y a las advertencias de las embajadas afectadas y ordenaron mantener el reglamento.
Espaldarazo de Schröder
Fischer también ha contado con el pleno respaldo del canciller, Gerhard Schröder, quien hoy ha afirmado que la oposición no se saldrá con la suya: "Si la oposición cree que puede tumbar a Fischer, está muy equivocada", ha advertido. La jefa de la oposición cristianodemócrata, Angela Merkel, ha criticado por su parte que Fischer asumiera la responsabilidad política pero no sacara las consecuencias necesarias y ha lamentado que el canciller no haya tomado cartas en el asunto cuando debía.
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