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Blair afronta el congreso laborista con un partido dividido por la situación en Irak

El primer ministro británico compara la lucha contra los insurgentes iraquíes con la Segunda Guerra mundial

El primer ministro británico Tony Blair se enfrenta hoy al congreso del Partido Laborista que lidera con el objetivo de lograr la unidad y el apoyo de los suyos en torno a la crisis de Irak. Blair defenderá una vez más la intervención en el país árabe. El primer ministro ha expuesto claramente en diversas entrevistas publicadas hoy la postura que mantendrá en la cita anual de su partido con respecto a la crisis iraquí. El rotativo The Observer recoge una declaraciones en las que Blair compara la lucha contra los insurgentes iraquíes con la Segunda Guerra mundial y no descarta una nueva intervención militar, si fuera necesaria, como parte de la lucha contra el terrorismo.

En la misma entrevista, Blair advierte a Irán de que no tome parte en el conflicto de su país vecino, en alusión a las informaciones que aseguran que desde Teherán se está apoyando a las milicias del clérigo chií Múqtada al Sáder. A propósito de las hasta ahora inexistentes armas de destrucción masiva, Blair explica, una vez más, que la información de la que disponía antes de la guerra era "errónea" e insiste en "que ya ha pedido perdón" a los británicos. Además, en otra entrevista concedida a la BBC esta misma mañana, Blair deja claro que no se va a disculpar por "haberse deshecho de Sadam Hussein".

El primer ministro deja así clara la postura que mantendrá hoy en la asamblea laborista, una cita en la que intentará unir a los militantes ante la perspectiva de unas elecciones legislativas que probablemente tengan lugar en 2005. Además del creciente caos en Irak, la suerte del rehén británico Kenneth Bigley será protagonista de este congreso anual que se celebra en la ciudad sureña de Brighton y está previsto termine el jueves por la noche.

Sobre este último asunto, Blair expresado su voluntad de no querer "crear falsas esperanzas" y ha reconocido que su Gobierno poco puede hacer por Bigley, el ingeniero de 62 años de Liverpool secuestrado en Irak que le pidió en un vídeo que salve su vida.

Partido dividido

Apagados, por los menos temporalmente, los rumores sobre la posibilidad de que Gordon Brown, ministro de Finanzas, fuera el próximo candidato laborista, el actual panorama electoral del país juega relativamente a favor de Blair, que tampoco cuenta lideres carismáticos en la oposición. Sin embargo, la crisis iraquí ha demostrado ser el principal punto de desencuentro dentro del partido del que Blair es jefe desde hace diez años.

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"La mayoría de los miembros del partido están desencantados por la guerra en Irak", asegura Philip Stephens, comentarista del diario económico Financial Times que acaba de publicar una biografía del primer ministro. "Irak, en particular la crisis del rehén británico, ensombrecerá el congreso anual, sobre todo si lo matan durante su transcurso, añade Stephens.

"Tras sobrevivir a momentos muy difíciles antes este año, Tony Blair está decidido a llevar al partido a las próximas elecciones, a ganarlas y a buscar un plebiscito en las urnas", subrayó. Y si las cosas se presentaran mal para él, podría aplazar las elecciones hasta el año siguiente.

Por su parte, Anthony Seldon, autor de otra reciente biografía de Tony Blair, consideró que "se encuentra en una posición muy precaria porque el principal asunto que ha dominado todo su segundo mandato, Irak, va de mal en peor", hasta el punto de "amenazar sus esperanzas de elección" en 2005.

"Muchos medios de comunicación piensan ahora que el conflicto en Irak ha incrementado la amenaza terrorista", dice Seldon, según el cual Blair "nunca ha estado en una posición tan peligrosa como primer ministro".

Para Patrick Dunleavy, profesor de la London School of Economics (LSE), el descontento de los electores es patente. "Es posible que Tony Blair les haya mentido sobre la guerra en Irak" y "la confianza del público se ha desmoronado", asegura.

Brighton acoge la conferencia laborista entre fuertes medidas de seguridad.
Brighton acoge la conferencia laborista entre fuertes medidas de seguridad.AP

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