Kerry y Bush ponen en marcha una larga campaña electoral
El presidente lanza un anuncio que utiliza el espectro del 11-S y el recurso del miedo mientras Kerry viaja a Florida
Sin esperar a que culmine el proceso de elección del candidato demócrata, el virtual vencedor de las primarias, John Kerry, y el presidente estadounidense, George W. Bush, han puesto ya en marcha sus respectivas campañas, con actos, anuncios, declaraciones y propaganda. Tienen por delante ocho largos meses hasta las elecciones presidenciales generales del próximo 2 de noviembre.
El senador por Massachusetts se convirtió ayer en el abanderado del partido después de que su único rival en liza, el senador John Edwards, retirase su candidatura. Despejada esta última duda y sabedor de que sólo un cataclismo podría evitar su confirmación en la Convención Nacional Demócrata, que se celebrará en Boston el próximo mes de julio, Kerry se centra ya en la campaña, mientras estudia quién será su número dos. En su despedida, Edwards le llamó "amigo", destacó su "fuerza, perseverancia y coraje" y le ofreció su apoyo "incondicional", lo que ha sido interpretado como el ofrecimiento a ser su vicepresidente, una posibilidad que apoyan las encuestas.
Sin embargo, sus allegados afirman que no tienen una buena relación, aunque no sería la primer vez que se forma un tándem sin buen química personal (Kennedy y Johnson no se soportaban mutuamente y Eisenhower despreció siempre profundamente a Nixon). Sin rechazarlo, Kerry se ha limitado a señalar que es "un proceso muy personal y privado" y que se niega a "estar señalando nombres". Por esta razón, Kerry ha designado a Jim Johnson, un influyente demócrata y ex asesor del ex vicepresidente Walter Mondale, para que busque al hombre idóneo.
La guerra de Irak y el 11-S
Por su parte, Bush es el aspirante indiscutible del Partido Republicano a la reelección y, seguramente, tendrá como compañero de candidatura a su actual vicepresidente, Dick Cheney. Frente a los 15 días oficiales de la campaña española, a ambos aspirantes a la Casa Blanca les esperan ocho largos meses. En lo que se puede considerar como su primer acto de campaña, Kerry ha viajado esta madrugada al Estado de Florida, cuyas controvertidas papeletas mariposa dieron el triunfo a Bush en las elecciones de 2000. Allí, el senador, felicitado por Bush tras su avasallador triunfo en las primarias del supermartes, ha acusado al presidente de no cumplir sus promesas sobre seguridad y en la guerra en Irak.
Kerry, quien votó en el Congreso a favor de la invasión militar de Irak, ha arremetido ahora contra el presidente por la intervención y le ha exigido que retome el diálogo con la comunidad internacional. "No creo que haya una persona en esta habitación que crea que el presidente fue a la guerra como último recurso", ha señalado en este sentido Kerry en una reunión con sus partidarios en Orlando. Alertado por su caída en los sondeos, Bush ha contraatacado con una agresiva campaña electoral que utiliza el espectro del 11-S y el recurso del miedo. En los anuncios que han empezado a verse hoy en televisión, contrapone la crisis sufrida tras los atentados con su "fuerte liderazgo en tiempos de cambio" y su optimismo sobre el futuro de EE UU.
"Sé exactamente adonde quiero conducir este país. Sé lo que se necesita para que el mundo sea más libre y más pacífico", dice un Bush que camina muy ufano y con la frente alta. El director de su campaña, Ken Mehlman, se ha anticipado a las posibles críticas de un uso partidista del 11-S al señalar que esa fecha es un "momento crucial" de la presidencia de Bush. "Es un elemento vital para revelar quién es este presidente y lo que ha tenido que sufrir nuestro país", ha indicado, para añadir que el anuncio es positivo porque no ataca a su rival.
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