Al menos 295 muertos y cerca de 300 heridos en la explosión de un tren en Irán
El tren llevaba llevaba 51 vagones cargados de azufre, gasolina y otros materiales tóxicos
La explosión de un tren con 51 vagones cargados de azufre, gasolina y otros materiales tóxicos ha causado la muerte al menos 295 personas y heridas a más de 300 en el noroeste de Irán, según un nuevo balance ofrecido esta tarde por las autoridades locales. Muchos de los fallecidos son vecinos de varias aldeas cercanas al lugar del siniestro, a unos 600 kilómetros de Teherán. Las autoridades investigan ahora qué pudo causar la potentísima deflagración.
"Unos 183 cadáveres han sido ya recuperados", ha revelado un portavoz de Nishaphur, ciudad vecina al lugar del siniestro, antes de advertir que el número puede ampliarse en las próximas horas. "Todavía quedan más sepultados bajo las cenizas y los herrajes del tren. Más de 260 personas han sido trasladadas a los hospitales para ser tratadas de sus heridas", ha detallado el portavoz.
Pese a la magnitud de la catástrofe, la televisión iraní, que ha dado prioridad a las próximas elecciones y ha relegado a un segundo plano el accidente, ha mostrado imágenes de los vagones envueltos en llamas y de la población con mascarillas para evitar inhalar el humo, muy denso y tóxico debido a la gasolina y a los fosfatos.
La tragedia ha tenido lugar a las 10:45 (8:15 GMT) cuando el tren esperaba para partir en la estación de Abu Muslim, cercana a Neishbour, a unos 600 kilómetros al noroeste de Teherán. De repente, una deflagración de naturaleza desconocida en uno de los vagones puso en marcha todo el convoy, que empujado por la onda expansiva se desplazó por la vía sin control hasta descarrilar en Jayyan, la siguiente estación.
Una segunda explosión
Equipos de bomberos y de protección civil llegaron de inmediato al lugar de los hechos para tratar de controlar el tren y apagar el fuego, momento en el que se desató la parte más trágica del siniestro. Las llamas se propagaron a toda velocidad por 48 de los vagones, lo que causó una segunda y fortísima explosión que rompió los cristales de casas que se encontraban a unos 10 kilómetros a la redonda.
El desastre ocurre dos días antes de que los iraníes se acerquen a las urnas para elegir sus séptima asamblea legislativa, que llega envuelta en la polémica desatada entre las dos corrientes políticas que luchan por hacerse con el control político del país. Y sólo un mes y medio después de que otra tragedia -en este caso un fuerte terremoto- segara la vida de más de 45.000 personas en la histórica y monumental ciudad de Bam, en el sureste del país.
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