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El candidato ruso desaparecido da señales de vida desde Kiev y dice que todo se trató de una juerga

Iván Ribkin defiende su escapada: "Vine a Kiev a pasarlo bien con mis amigos, desconecté los teléfonos móviles y no vi la televisión"

Ni secuestro ni asesinato. Todo se trató de una juerga. El misterio que envolvía la desaparición del candidato a las presidenciales rusas del 14 de marzo, Iván Ribkin, se ha desvanecido de un plumazo hoy tras cinco días de elucubraciones sobre la suerte del líder de Rusia Liberal. El propio Ribkin ha roto su silencio y ha dado señales de vida desde Kiev, la capital de Ucrania. Hasta allí se había desplazado la noche del pasado jueves, cuando se le dio por desaparecido, junto a unos amigos para escapar del trajín político de Moscú, una situación que, según ha confesado esta tarde en una entrevista telefónica con la agencia Interfax, le "agotaba".

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"Tengo derecho a dos o tres días de vida privada", ha justificado Ribkin, a quien algunos medios poco menos que lo daban por secuestrado por los servicios secretos, extorsionado por la mafia o con un bloque de cemento atado a los pies en uno de los numerosos estanques de Moscú.

Sin embargo, al final parece ser que se impuso una versión menos truculenta: Ribkin, azote del presidente ruso, Vladímir Putin, y paladín contra la que denominaba "dictadura" del Kremlin, se fue a la capital ucraniana "a pasarlo bien con mis amigos, desconecté los teléfonos móviles y no vi la televisión", ha dicho Ribkin, cuya mujer fue la que dio la alarma al no contestarle a las llamadas a su móvil. En todo caso, como toda juerga, la del político ruso toca a su fin y esta misma noche regresará a la capital rusa para retomar los preparativos electorales, según él mismo ha confirmado.

No fue hasta hoy, según su coordinadora de campaña, Xenia Ponomariova, cuando el candidato ruso se percató del revuelo que había levantado su escapada, algo que, en todo caso, ha dicho no entender. Al parecer, la decisión de desaparecer la tomó en cosa de minutos y no la compartió con su mujer: "Decidí descansar de todo el jaleo que tenía en torno mío. Le dejé frutas y dinero a mi mujer, que ahora está con los nietos, y sin decirle nada me cambié de chaqueta, me subí al tren y me marché a Kíev", ha dicho Ribkin.

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Precisamente su esposa, de nombre Albina, había expresado sus temores de que alguien hubiera hecho desaparecer a su marido para dejar libre el camino de Putin hacia la Presidencia. "Están detrás de mí todo el tiempo, pero no nos rendiremos", había dicho Ribkin el 4 de febrero, un día antes de desaparecer, en una entrevista a Radio Free Europe-Radio Liberty.

Tal temor parecía fundado: Ribkin lidera Rusia Liberal, partido que, en los últimos dos años, vio cómo eran asesinados a tiros sus dos principales dirigentes: Serguéi Yushenkov, en abril de 2003, y Vladímir Goloviov, en agosto de 2002. En los últimos tiempos, Ribkin se había destacado como un ácido crítico de Putin, de la guerra emprendida por éste en Chechenia y de la detención del magnate Mijaíl Jodorkovski, ex presidente de Yukos, la mayor petrolera rusa.

De hecho, antes de su misteriosa desaparición, Ribkin publicó en el diario Kommersant una carta abierta en la que acusaba a Putin, entre otras cosas, de haber construido su poder sobre la sangre y de estar implicado en grandes negocios que harían del actual presidente "el principal oligarca de Rusia".

Su vinculación al magnate Borís Berezovski, enemigo jurado de Putin asilado en Londres (pues sobre su cabeza pende una orden de busca y captura de la Fiscalía rusa), ha añadido leña estos días a las especulaciones más negras. El propio Berezovski, quien auspicia la campaña electoral de Ribkin, señaló el domingo que éste estaba "vivo y bien", y que reaparecería el lunes, es decir ayer, cosa que no ocurrió. Tras conocerse la noticia de que Ribkin se encontraba en Kíev, abundaron los testimonios de quienes ven en su "desaparción" una maniobra para atraer la atención sobre su candidatura, orquestada por Berezovski.

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