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ORIENTE PRÓXIMO

Sharon declara "irrelevante" el Acuerdo Hebrón presionado por el ala dura de su Gabinete

El ministro convoca de urgencia a los diplomáticos acreditados en Tel Aviv para explicarles la "gravedad" de la situación y apuesta por expulsar a Arafat

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, ha declarado "irrelevante" el Acuerdo de Hebrón que Israel firmó en 1997 y que dividía en dos la ciudad, una zona bajo el régimen de autonomía palestina y otra controlada por Israel según los parámetros del proceso de paz de Oslo. "Está claro que el Acuerdo de Hebrón está anulado, de todos modos no se cumple y no tiene ya ninguna relevancia", ha manifestado esta tarde Sharon ante los miembros de su Consejo de Ministros, en una reunión dedicada exclusivamente a la muerte, el pasado viernes, de 12 israelíes, nueve militares y tres colonos, en esa ciudad cisjordana en una emboscada de milicianos de la Yihad Islámica.

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El centro administrativo de Arafat en Ramala

El primer ministro respondía así a las demandas de varios miembros de su Gabinete de declarar oficialmente muerto dicho acuerdo, que Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) alcanzaron con la mediación de Estados Unidos y fue el último entre las partes dentro del proceso iniciado en Oslo en 1993. El entonces primer ministro y actual responsable de Exteriores, Benjamin netanyahu, se negaba a retirarse de la ciudad, en la que habitan más de 120.000 palestinos, con la excusa de garantizar la seguridad de los 450 colonos que viven en el centro histórico. Así, la ANP tomó el control de un 80% del municipio.

Política de "hechos consumados"

Antes de la reunión del consejo, Sharon visitó por la mañana la ciudad e hizo un llamamiento explícito a favor de ampliar la zona bajo control israelí mediante la "política de hechos consumados". En respuesta, decenas de jóvenes colonos se han instalado de forma ilegal en las afueras de Hebrón, entre los límites de la ciudad cisjordana y el asentamiento de Kiryat Arba. "Habría sido un pecado histórico no aprovechar la ocasión", ha explicado uno de los líderes de los colonos, Zvi Katsover. "Esperamos que el Ejército permita que nos quedemos para que podamos ofrecer una mayor seguridad a los fieles judíos que visitan la Cueva", ha añadido Katsover. Precisamente, la emboscada del viernes se produjo en un sendero que conduce de Kiriat Arbá a la Cueva de los Patriarcas.

Desde entonces, el Ejército israelí ha tomado toda la ciudad y ha declarado el toque de queda, mientras los soldados recorren sus calles en una redada casa por casa para arrestar activistas de la Intifada, hasta ahora casi medio centenar. Igualmente ha demolido al menos nueve viviendas de palestinos, entre ellas varias de activistas islámicos y la del supuesto cerebro de la emboscada, Muhamad Sieder.

En la actual coyuntura política de Israel, con las elecciones generales en enero y las primarias del Likud a la vuelta de la esquina, la emboscada se ha convertido en un nuevo vehículo propagandístico, más allá de la humillación que ha supuesto ese ataque para el Ejército. Así, el ministro de Construcción, Natán Sharansky, líder del partido de inmigrantes rusos de derechas Israel Baaliá, ha instado a Sharon no sólo a tomar Hebrón de forma permanente, sino también "a desmantelar la ANP".

A él se ha sumado el ministro de Exteriores y candidato a dirigir el Likud, Benjamín Netanyahu, que exigió por enésima vez la expulsión del presidente palestino. Yasir Arafat. "Arafat no hace absolutamente nada para impedir el terrorismo, y además hace lo posible para que nadie trate de frenarlo", ha explicado el ministro de Exteriores en una reunión que ha celebrado a primera hora de la tarde con diplomáticos extranjeros. Aún más lejos, Netanyahu declaró momentos antes de asistir a la reunión del gabinete que "todos los acuerdos suscritos por Israel con los palestinos son nulos e irrelevantes".

Dos niños palestinos miran los restos de un fusil en Gaza.
Dos niños palestinos miran los restos de un fusil en Gaza.REUTERS

¿Qué fueron los acuerdos de Oslo?

El acuerdo de Oslo, alcanzado en 1993, significó el principio de la esperanza de diálogo entre israelíes y palestinos. El documento, firmado un año después del ascenso al poder de Isaac Rabin -asesinado en 1995 por un judío ultraortodoxo- consiste en unas "Cartas de Mutuo Reconocimiento" y de una Declaración de Principios. Hasta estos acuerdos, Gaza y Cisjordania eran territorios ocupados por Israel (en la actualidad han vuelto a ser ocupados).

En la Declaración de Principios de 1993 se acordó fijar un periodo de cinco años para lograr un acuerdo sobre el estatus de estos territorios, tiempo durante el cual Israel cedería parte de su control a la ANP para lo cual se dividió el territorio en tres zonas: zona A bajo control palestino y comprende las ciudades de Jericó, Ramala, Belén y Hebrón; Zona B donde el ejército israelí podía actuar con el fin de reprimir el terrorismo y Zona C bajo control de Israel que comprende el 70% de Cisjordania incluida la franja del rió Jordan y todas la colonias judías.

Un acuerdo que representa la victoria de Estados Unidos e Israel al aceptar la retirada parcial, el rechazo de los derechos de los palestinos y la negación del derecho de resistencia, además de asegurar para Israel el control y acceso a los asentamiento judíos y las zonas donde se hallan los recursos hídricos.

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