Bagdad no admitirá inspectores de la ONU
El vicepresidente iraquí, Taha Yasín Ramadán, ha acusado a altos cargos de Washington de "interferir en los asuntos internos de Irak"
El Gobierno de Sadam Hussein mantiene inalterable su postura de no permitir el regreso de inspectores de armamento de la ONU, pese a las repetidas advertencias del presidente de EEUU, George W. Bush, que acusa a este país de desarrollar armas de destrucción masiva.
El propio vicepresidente, Taha Yasín Ramadán, en declaraciones difundidas por la agencia oficial iraquí, INA, ha señalado que "no necesitamos para nada el regreso de los equipos de espías", en referencia a los inspectores de armas de la ONU, que abandonaron el país en diciembre de 1998.
Los componentes de aquellos equipos fueron acusados por Bagdad de llevar a cabo labores de espionaje para EEUU e Israel y abandonaron Irak muy poco antes de la operación Zorro del Desierto, en la que las bombas británicas y estadounidenses cayeran sobre el país, casi sin descanso, durante cuatro jornadas.
Irak, país al que la ONU impuso el desmantelamiento de sus armas de destrucción masiva tras la Guerra del Golfo Pérsico de 1991, en la que sus tropas fueron expulsadas de Kuwait por una coalición internacional encabezada por EEUU, "ha probado que está libre" de ese tipo de armamento, según recalcó Ramadán.
Destrucción masiva
También ha insistido en que, en aplicación de las resoluciones de la ONU, se debe eliminar el armamento de destrucción masiva de Oriente Medio, "particularmente de aquellos (países) que lo tienen", en referencia a Israel, el único Estado de la zona que, según servicios de información occidentales, dispone de armas nucleares.
Ramadán ha acusado a altos cargos de Washington de "interferir en los asuntos internos de Irak con sus declaraciones diarias, con el fin de minar la unidad nacional y demostrando la naturaleza criminal y terrorista de la administración de Estados Unidos".
Por todo esto, el vicepresidente de Irak ha indicado que "el pueblo iraquí se mantendrá, como una piña, en contra de la agresión estadounidense-sionista en marcha" y afirmó que aceptará "cualquier invitación" de la ONU para negociar su situación.
Ramadán ha manifestado su confianza en que la Cumbre Arabe, que deben celebrar en marzo en Beirut los jefes de los 22 estados de este grupo, sirva para alcanzar un "justo nivel de solidaridad árabe en defensa de la propia identidad", que supondría una oposición firme a las amenazas contra su país.
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