Una veintena de heridos y 70 detenidos en una nueva protesta en Argentina
Los manifestantes exigen a Duhalde que les devuelva sus ahorros y cumpla sus promesas
La policía ha reprimido duramente la masiva cacerolada que durante la pasada madrugada ha tomado la Plaza de Mayo de Buenos Aires. La protesta ha transcurrido en absoluta normalidad hasta que los efectivos policiales han intentado sofocar pequeños grupos que han intentado romper la tranquilidad y han cerrado el paso de la gente que se estaba marchando debido a la densa lluvia que caía en la capital federal.
Una vez sofocados los grupos radicales de jóvenes que lanzaban todo lo que encontraban a su paso y que han protagonizado enfrentamientos abiertos con la policía, la gente ha vuelto, a pesar de todo, a la Plaza de Mayo y allí han tomado una actitud hasta ahora nunca vista en las caceroladas de los últimos meses: se han tomado las manos, tal y como hacen las Madres de la Plaza de Mayo, en una respuesta pacífica contra la represión.
Sin embargo, poco después, los encapuchados han regresado a la plaza y han retomado los enfrentamientos.
Los disturbios se han trasladado a la zona del Congreso. Allí, de nuevo la policía ha cargado con balas de goma y gases lacrimógenos a los manifestantes.
Aunque por el momento no hay parte oficial de heridos, se habla una veintena de personas heridas (dos policías y dos manifestantes en estado grave) y cerca de 70 personas han sido detenidas.
Los periodistas han denunciado la actitud indiscriminada de la policía, ya que su actuación se ha producido cuando la gente se retiraba de la plaza y también señalan que los grupos violentos eran claramente identificables. Algunos informadores han denunciado haber recibido trato violento por parte de los policías.
El responsable de Seguridad, Juan José Álvarez, ha asegurado que no tiene datos concretos sobre la actuación policial, ya que en un momento, las órdenes fueron que se mantuvieran alerta. Sin embargo, Álvarez ha señalado que habrá que analizar los hechos tras las fuertes críticas despertadas por la prensa, que les acusa de no guardar el orden. Por su parte, el jefe de la Policía ha defendido las actuaciones y ha señalado que la situación era desbordante y no se pudo evitar que manifestantes pacíficos resultaran afectados.
Protestas en todo el país
La manifestación, que había sido convocada por asociaciones vecinales de Buenos Aires se ha extendido por todo el país. La masiva protesta había transcurrido con tranquilidad aunque en medio de fuertes medidas de seguridad, ya que en principio se temía un 'viernes negro' en la capital porteña.
Ataviados con la camiseta argentina y con cacerolas en las manos, los bonaerenses han salido esta noche en dirección a la Plaza de Mayo, frente a la Casa del Gobierno, para exigir de forma pacífica la devolución de los depósitos bancarios. Más tarde, sus protestas, que también se siguen desde los balcones de toda la ciudad, han sido seguidas en las ciudades de todo el territorio argentino.
Los manifestantes han colgado una gran pancarta en la que exigen al presidente que cumpla con lo prometido y les devuelva sus ahorros.
Por su parte el Gobierno ya ha dado respuesta a esta nueva protesta, la segunda gran movilización desde que asumiera el cargo Duhalde. El portavoz presidencial, Eduardo Amadeo, ha señalado, en declaraciones a Radio Mitre, que el presidente se encuentra en la residencia presidencial de Los Olivos siguiendo de cerca los acontecimientos. Preguntado sobre las voces que han surgido en contra del presidente, Amadeo ha señalado que Duhalde sabía a qué se atenía cuando juró el cargo. Se descarta de plano la dimisión y se aceptan, dice el portavoz, todas las protestas que están surgiendo en la calle. El portavoz ha negado además las denuncias que se están recibiendo de la población sobre la negativa de la policía a dejar pasar a los manifestantes a la Plaza de Mayo.
Gritos contra la Corte Suprema
Aunque las demandas son múltiples, las dos principales están dirigidas a la Corte de Suprema de Justicia, a la que la población acusa de haber tolerado actos de corrupción y abusos por parte de la clase política, y al llamado corralito financiero en el que están encerrados los ahorros de millones de argentinos.
El Gobierno había lanzado este viernes múltiples advertencias sobre la posibilidad de que se produjeran brotes de violencia, al punto de que algunos bancos, que fueron el centro de la ira popular desde la creación del corralito, han protegido sus puertas ante posibles ataques.
La mayoría de los manifestantes muestran su cansancio por las medidas económicas, que les impide manejar su dinero con total libertad. Otros, han criticado el diálogo social impulsado por el Gobierno de Eduardo de Duhalde. "Si quiere que nos gobierne la Iglesia, que vaya al Vaticano", expresaba uno de los manifestantes.
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