El 'cholo', un economista formado en EE UU

Profesor, investigador en Harvard, Toledo llegó a ser funcionario consultor de la ONU, del Banco Mundial, del BID, de la OIT en Ginebra y de la OCDE en París.

Se presentó como candidato del partido CODE-País Posible a las elecciones presidenciales del 9 de abril de 1995, en las que resultó reelegido Alberto Fujimori, y él obtuvo un 3,3% de los votos. Tras este fracaso electoral, abandonó la política y regresó a su profesión de docente.

Fundador y presidente del partido Perú Posible, el 24 de septiembre de 1999 anunció su candidatura para las elecciones presidenciales de 2000.

Toledo quedó segundo en esos comicios, celebrados en medio de un proceso electoral lleno de irregularidades que le llevaron a renunciar a mantener su candidatura para la segunda vuelta frente al entonces presidente Alberto Fujimori.

Fujimori se proclamó vencedor de esa segunda vuelta, a la que se presentó sin rival ni observadores y en medio de las protestas de la oposición.

Toledo inició entonces una campaña de manifestaciones de protesta por todo el país, que culminaron con la llamada Marcha de los Cuatro Suyos (en referencia a las cuatro provincias en que se dividía el imperio incaico), que movilizó a miles de peruanos contra la toma de posesión de Fujimori.

Durante la campaña para la segunda vuelta, Toledo ha tenido que hacer frente a la denuncia de que tiene una hija fuera del matrimonio, así como a un presunto consumo de cocaína y malversación del dinero recolectado para apoyar la Marcha de los Cuatro Suyos.

Casado con Eliane Karp, una antropóloga y economista belga, Toledo es aficionado al fútbol, el tenis y a tocar el charango (un pequeño instrumento de cuerda andino). Confiesa que sus escritores favoritos son los peruanos José María Arguedas y Mario Vargas Llosa, así como el mexicano Carlos Fuentes.

De su libro predilecto, Todas las Sangres de Arguedas, tomó el lema de su campaña.

El cholo dice que sus referentes políticos son el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt y del argentino Raúl Alfonsín, por encima de cualquier otro político contemporáneo.