La publicación de unas polémicas declaraciones fuerzan la dimisión de Sophie Rhys-Jones
La Casa Real desmiente que la esposa del príncipe Eduardo se haya aprovechado de su pertenencia a la familia real para beneficiar a su empresa
El bautizado como escándalo de las cintas de Sophie se ha agravado hoy con nuevas revelaciones del periódico News of the World, que publica íntegras las declaraciones que hizo Sophie a un supuesto jeque árabe dispuesto a ofrecer un sustancioso contrato a su agencia de relaciones públicas, R-JH, que resultó ser un reportero que filmó subrepticiamente la conversación.
El dominical publica también íntegra una entrevista -tanto o más perjudicial para la familia real británica- con el socio de Sophie en la agencia, Murray Harkin, quien reconoce que ha disfrutado de la cocaína "alguna que otra vez" y se muestra dispuesto a organizar viajes de turismo sexual y fiestas gays. Harkin, que es homosexual, siembra la duda sobre las verdaderas inclinaciones del príncipe Eduardo, a quien durante años los rumores han acusado de ser gay, y afirma que "no hay humo sin fuego".
En el diálogo, Sophie perpetra el principal "pecado mortal" de la realeza y accede a hablar de política: según ella, el primer ministro británico, Tony Blair, mantiene un régimen presidencialista y es un "ignorante" en los problemas del campo.
La esposa del primer ministro, Cherie, es "aún peor; detesta el campo, lo detesta", asegura la condesa.Según la mujer de Eduardo de Inglaterra, los presupuestos generales presentados el mes pasado son "un montón de tonterías" y asegura que el líder de la oposición, William Hague, "habla como una marioneta".
Del príncipe Carlos de Inglaterra y su amiga Camilla Parker-Bowles, Sophie considera que "eran el número uno en la lista de diez personas más impopulares" y agrega que "la gente no quiere que Camilla sea reina".
Pero aunque estos comentarios sean los más llamativos, los más perjudiciales para el futuro profesional de la condesa de Wessex son los relativos a sus actividades empresariales, que siembran serias dudas sobre un posible conflicto de intereses entre su vida como miembro de la familia real y su carrera como relaciones públicas.
Así, la condesa asegura que si alguien contrata los servicios de R-JH obtiene un "beneficio que no se menciona", derivado de su papel como miembro de la familia real: "No es nada que nadie prometa, es algo que pasa".
Según explicaba al supuesto jeque, "cuando vean que nos ha contratado, lo más probable es que la gente se muestre interesada y diga: "¡oh!, vaya, han contratado las relaciones públicas de la condesa de Wessex".
Según la nota oficial hecha pública hoy por el Palacio de Buckingham , la reina Isabel II apoya los deseos de Sophie y del príncipe Eduardo de seguir adelante con sus carreras profesionales. "Su Majestad acepta que pese a las dificultades de los últimos días, los condes comprensiblemente quieren seguir sus carreras profesionales y tienen el completo apoyo (de la Reina) para ello", explica el comunicado.
La Casa Real británica aprovecha también esta nota para desmentir que el príncipe Eduardo y su esposa Sophie se hayan aprovechado de su pertenencia a la familia real para beneficiar a sus respectivas empresas.
El palacio agrega que funcionarios de la Casa Real estudiarán una revisión de los potenciales conflictos de intereses que puedan surgir con respecto a este tema y cómo evitarlos.
En el comunicado, la condesa asegura que su agencia de relaciones públicas, que fundó hace cuatro años con su socio Murray Harkin, será reestructurada para que puede continuar como una "compañía de éxito". "Estoy muy molesta porque se haya perpetrado una operación-trampa contra mí y contra mi compañía, pero también lamento mucho mi propio error de juicio al caer en ese subterfugio", afirma Sophie Wessex.
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