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Desde Asia con amor: la exposición que explora el amor entre Cartier y Japón

La muestra, que aún se puede ver en el Museo Nacional de Tokio, tiene una parte dedicada a las joyas, con más de 120 piezas, y otra a las colaboraciones de la Fondation Cartier con creadores nipones

Beat Takeshi Kitano tuvo su primera muestra en la Fondation Cartier en 2002. La relación continúa hoy. Aquí, 'Untitled' (2023).
Beat Takeshi Kitano tuvo su primera muestra en la Fondation Cartier en 2002. La relación continúa hoy. Aquí, 'Untitled' (2023).Beat Takeshi Kitano
Daniel García López

La primera tienda de Cartier en Japón abrió en Tokio en 1974, pero la relación de la joyería francesa con el país asiático venía de mucho antes. Desde finales del siglo XIX, los diseños de la maison vienen reflejando su particular interpretación de la cultura nipona dando forma a un ingente legado de joyas, relojes y una variada colección de lujosos objetos, presentes ahora en la exposición MUSUBI, medio siglo de Cartier en Japón y más allá: un diálogo eterno de arte y belleza, en el Museo Nacional de Tokio.

La muestra, inaugurada el pasado 12 de junio y abierta hasta el 28 de julio, rinde homenaje a una relación larga y fructífera que no solo habla de laca, oro y diamantes: una mitad de la exposición está dedicada a las joyas —hay más de 120 piezas, extraída del archivo de la casa y de colecciones particulares—, pero la otra mitad se centra en las colaboraciones de la Fondation Cartier con creadores nipones, entre ellos Araki o Issey Miyake.

“Japón estaba en Cartier incluso antes de Louis Cartier”, cuenta Pierre Rainero, director de imagen estilo y legado de la maison, fundada en 1847. “El japonismo de la segunda mitad del XIX influyó mucho en el estilo de la casa en una cierta simplicidad, y en cierta estilización de la naturaleza: flores, animales e incluso arquitectura. Y también en su profundo simbolismo”, añade. De ahí vienen los lazos que se encuentran en muchas de las joyas y objetos: la palabra nudo tiene su raíz en la mitología del musubi, interpretada como la afirmación de que “el poder del espíritu divino se produce por estar enlazados”, según la nota de la exposición.

Broche en forma de nudo (Cartier París, 1907)
Broche en forma de nudo (Cartier París, 1907)Cartier
Fotografía de Daido Moriyama de su exposición 'Daido Tokyo' (2015).
Fotografía de Daido Moriyama de su exposición 'Daido Tokyo' (2015).Daido Moriyama
'Inro' con dos compartimentos (autor desconocido, hacia 1890).
'Inro' con dos compartimentos (autor desconocido, hacia 1890).Archivo Cartier

Cuando Louis Cartier tomó las riendas de la casa, en 1898, su pasión por el arte asiático tomó en su empresa un impulso definitivo: el empresario no creaba joyas personalmente, pero llegó a acumular una nutrida colección de libros y objetos que ponía a disposición de sus diseñadores, y que fue subastada en 1962. Hoy queda el detallado archivo fotográfico que el empresario encargó hacer en los años treinta, y que se puede ver estos días en el Museo Nacional de Tokio.

“En Europa descubrir Japón fue como descubrir otro planeta”, afirma Hélène Kelmachter, comisaria de la exposición y consejera cultural de Japón. Un sofisticado planeta que, aplicado a joyas espectaculares, marcó las más ilustres anatomías: el broche y pendientes en forma de tigre de oro y diamantes de la millonaria Barbara Hutton; la diadema de diamantes de inspiración geométrica que perteneció a Grace Kelly o el célebre broche con zafiro redondo y leopardo encima de Wallis Simpson (“la monna lisa del archivo Cartier”, ríe Kelmachter).

Broche (Cartier París, 1907).
Broche (Cartier París, 1907).Cartier
'Self-portrait' (2018), de Tadanori Yokoo. Su primera exposición en la sede parisina de la Fondation fue en 2006.
'Self-portrait' (2018), de Tadanori Yokoo. Su primera exposición en la sede parisina de la Fondation fue en 2006.Tadanori Yokoo

La influencia del arte japonés llega hasta hoy, en relojes de alta joyería con intrincada decoración floral o en recientes reinterpretaciones del nudo nipón, de corte más minimalista, de la colección Trinity. La muestra contiene, además, el recuerdo de exposiciones previas, sobre todo la que comisarió el arquitecto italiano Ettore Sottsass y que recaló en Kioto en 2004.

El impagable archivo de Cartier —testimonio de los cambiantes gustos de los poderosos cada época— invita a una reflexión que va más allá del consumo suntuario. Para la comisaria, la muestra “es una conversación constante sobre el savoir faire que compartimos Francia y Japón, y sobre cómo renovarlo”. Pierre Rainero profundiza: “Este un viaje por la forma. La forma viaja a través del tiempo y el espacio, y su función más importante es crear belleza. La misión de la belleza es conmover. Y esta es una exposición sobre diferentes formas de belleza”. Misión cumplida.

MAS ALLÁ DE LAS JOYAS

MUSUBI, medio siglo de Cartier en Japón es un completísimo recorrido no solo por la inspiración nipona en la joyería de la maison, sino también por las colaboraciones de la Fondation Cartier Pour l’Art Contemporain. Además de piezas Cartier, en la muestra hay objetos de artesanía japonesa que han ido inspirando a los diseñadores de la casa. 

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Sobre la firma

Daniel García López
Es director de ICON, la revista masculina de EL PAÍS, e ICON Design, el suplemento de decoración, arte y arquitectura. Está especializado en cultura, moda y estilo de vida. Forma parte de EL PAÍS desde 2013. Antes, trabajó en Vanidad y Vanity Fair, y publicó en Elle, Marie Claire y El País Semanal. Es autor de la colección ‘Mitos de la moda’.
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