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Laura Pausini: “A mi yo de 18 años le daría una lista de nombres de personas para que las evitara”

La cantante italiana, que acaba de celebrar su 50º cumpleaños y el 30º aniversario de su carrera, amplía este otoño su gira mundial con conciertos en Málaga y Pamplona, saca pecho pero no se resigna a la nostalgia: ahora colabora con artistas que no habían nacido cuando ella grabó ‘La soledad’

Carlos Primo
La cantante Laura Pausini.
La cantante Laura Pausini.SIMONE FALCETTA

2024 ha traído dos fechas redondas para Laura Pausini. El 16 de mayo celebró su 50º cumpleaños con un concierto rodeada de su familia y desde el año pasado celebra el 30º aniversario del inicio de su carrera, que despuntó el Italia en 1993 y en España en 1994. Pero junio deparaba otra cifra más redonda todavía: su discografía ha alcanzado 5.000 millones de reproducciones en plataformas digitales de toda su discografía, lo que la convierte en la artista italiana más escuchada en el mundo y se une a su currículo de premios, que incluye un Grammy, cuatro Grammy Latinos, un Globo de Oro y una nominación al Oscar. Pero, además de su reencuentro con el público, la actualidad la está tratando bien con un disco reciente, Anime parallele, que, como todos los de su carrera, ha grabado también en castellano, Almas paralelas.

Esta trayectoria bilingüe es una anomalía en un mundo de música global y, al mismo tiempo, un recordatorio de que las trayectorias que funcionan son las que se basan en lo improbable. Cuando irrumpió en la música de los noventa, Pausini era casi la síntesis de la antiestrella: una chica aparentemente tímida, vestida con trajes sastre y camisas blancas, cuya voz, en la era dorada de los alardes vocales, prescindía del vibrato para subrayar con limpieza las notas de canciones que actualizaban la irresistible vocación melódica del pop italiano. Sin embargo, el sonido de Pausini no era un epígono de los éxitos románticos de las décadas anteriores. A aquel primer álbum cuyas baladas —Se fue, La soledad— forman parte de la educación sentimental de los millennials siguieron una decena larga de grabaciones y de éxitos que le han proporcionado algo con lo que sueñan muchos de sus coetáneos: un repertorio coherente y fiel a sí mismo, un cancionero con una veintena de títulos imbatibles y a prueba de escepticismo.

Ahora que las estrellas del pop reivindican a los mitos de la música popular, es de justicia que Pausini se reivindique a sí misma. Especialmente porque las cifras siguen dándole la razón. Tras agotar las entradas para una gira que la ha llevado por todo el mundo en los últimos meses, ha anunciado nuevas fechas en otoño: entre ellas, en Málaga (5 de diciembre) y Pamplona (7 de diciembre). Laura Pausini asegura estar en una posición envidiable que nunca soñó conquistar, pero tampoco se resigna a la nostalgia: su último disco cuenta con composiciones de autores jóvenes —en algunos casos, jovencísimos—, habla de empoderamiento y celebra un estilo de larga distancia. Al otro lado de la pantalla, vestida con camisa brillante y corbata, Pausini responde a las preguntas con franqueza, en un español que aprendió hincando codos y por determinación propia.

Acaba de celebrar sus primeros 50 años y además sus 30 años de carrera. ¿Alguna de estas cifras le da vértigo? Bueno, la de 50 me molesta mucho (ríe). La de 30 aniversario no, al contrario, me hace sentir muy realizada, satisfecha y orgullosa. Sobre todo porque cuando empecé mi carrera en 1993, con 18 años, las personas que me dirigían en aquel entonces me recordaban cada minuto que tenía que trabajar mucho mientras fuese joven, porque la carrera musical de las mujeres sufre un bajón después de los 40. Durante mis primeros 20 años de carrera me lo creí, porque en mi país no había muchos ejemplos que indicaran lo contrario. Así que cuando empezamos esta gira el año pasado yo cruzaba los dedos y esperaba que la gente acudiese, pero sabía que era posible que no se vendiera todo. Sin embargo, empezaron a pasar los meses y mi agente me decía que estábamos agotando entradas en todo el mundo. Me di cuenta de que este momento, con 50 años de edad y 30 de carrera, era muy diferente de aquello para lo que me había preparado. Hoy tengo una visión nueva de mí y de mi vida, de mis posibilidades y de mi futuro. Todo este cariño me está dando fuerzas para pensar en miles de proyectos que antes de la gira no me había planteado nunca.

Imagino que es un momento para hacer memoria, para recapitular y también para pensar sobre aquellos primeros años. ¿Cómo era usted un día antes de que su vida cambiara para siempre? La fecha clave fue San Remo, porque de la noche a la mañana viví un cambio real. En el festival de San Remo se canta durante cinco noches seguidas. Durante las primeras noches, cuando regresaba al hotel después de cantar no me esperaba nadie más que mi familia. La última noche, cuando gané, aquello estaba lleno de gente que hablaba conmigo como si fueran mis amigos de siempre. Nunca había tenido aquella sensación. Yo era muy ingenua, y tenía los ojos grandes, muy abiertos, como los dibujos japoneses, pero también tenía mucha curiosidad. No sabía lo que me esperaba pero no tenía miedo a nada. Nunca había soñado con ser famosa. Yo quería ser cantante de piano bar, pero en mi región ninguna mujer se dedicaba a ello a tiempo completo, así que mi plan consistía en estudiar arquitectura, trabajar como arquitecta y cantar por las noches, como hobby. En aquella época no había internet, y yo, desde mi pueblito, no sabía lo que era un Grammy ni un Globo de Oro. Tenía 18 años pero seguía siendo una niña. Si ves mi entrevistas en televisión en español, hablaba como una niña de 12 años. Me daba vergüenza ponerme ante la cámara, aunque no soy vergonzosa, pero era muy raro conocer a cantantes famosos que me hablaban como si fueran mis amigos. Cuando pienso en aquella chica siento ternura y mucho amor, porque sé que ha trabajado muchísimo, ha estudiado muchísimo y ha hecho lo posible sabiendo que esto podía terminarse de un día para otro. Pero yo quería aprovechar el trabajo, además de para ser feliz, para aprender otras cosas mientras tanto.

La cantante Laura Pausini.
La cantante Laura Pausini.COSIMO BUCCOLIERI

¿Por ejemplo? Los idiomas. Siempre me he dicho que, si mañana nadie me escucha, al menos hablo cinco idiomas. Empecé a estudiarlos porque viajando me enojaba mucho no poder comunicarme directamente. No me gustaba hacer entrevistas con traductor. Por eso estudié tanto, porque sabía que eso me enriquecía más que el dinero.

¿Qué consejo le daría ahora a aquella niña que empezaba? Un consejo que no le dieran a usted en aquel entonces. Le daría una lista de nombres de personas a las que haría bien en evitar. Porque yo, por mi carácter, siempre he sido amiga de todos. Conozco a alguien y me fío de inmediato. Todavía hoy me cuesta reconocer a una persona falsa, o que quiere aprovecharse de mí, así que imagínate al principio. Conocía a mucha gente y creía que querían ayudarme. No veía que en algunos casos querían aprovecharse de mi posición. He conocido a mucha gente que me ha hecho sufrir y me ha ocasionado daños económicos. A mi yo de 18 años le daría una lista con sus nombres.

De hecho, varias compañeras de profesión, cantantes y compositoras, han hablado de lo difícil que es para una mujer joven empezar a trabajar en el mundo de la música. Especialmente en los años noventa, cuando la industria estaba mucho más dominada por hombres. ¿Cómo recuerdas aquellos años? ¿Hubo decisiones que alguien tomó por usted y que usted habría tomado de otra manera? En mis primeros años el mundo de la música estaba lleno de hombres mayores con currículos muy importantes, y a veces me intimidaban. Pero me enorgullece pensar que, incluso entonces, cuando había que tomar decisiones sobre mis canciones, sobre qué hacer y qué no, me ponía bien cabrona. Es decir, que estaba muy segura de mis síes y mis noes. Pero, al mismo tiempo, cuando gané San Remo yo era la única de los participantes que no tenía un disco grabado. La mayoría de los concursantes, que eran hombres, habían firmado por tres y cuatro discos, pero yo solo por una canción. Claramente no se imaginaban que yo ganaría. Y cuando gané San Remo y fui a la discográfica para firmar el disco entero, vi que otro de los competidores, que no había ganado, tenía un contrato que incluía un 8% de royalties. Yo solo tenía el 4%. No entendía el porqué.

¿Qué motivos le dieron? Durante mucho tiempo, las personas con las que trabajaba me decían que las mujeres vendían menos, especialmente cuando pasaban los años. Y a mí me parecía normal, porque en los ochenta la mayoría de las mujeres cantantes hacían dos o tres canciones y después nada. Pero los noventa fueron fundamentales en el mundo de la música para las mujeres y yo soy muy afortunada de haberlo vivido. En mi tierra he vendido tanto o más que los hombres, fui la primera en llenar un estadio y la primera en salir de Italia cantando en italiano y español. Con los años aprendí que lo que me habían contado no era cierto. Y siempre he intentado implicar a muchas mujeres en mi trabajo. Mi equipo está compuesto por muchas mujeres. Yo soy muy cercana pero también muy exigente conmigo misma y con las personas que trabajan conmigo. No me fijo en el sexo sino en la capacidad de la gente, pero al mismo tiempo es cierto que en los años noventa ninguna mujer me entrevistaba, no había jefas en las compañías ni en las televisiones. Todos eran hombres. Ahora, por suerte, esto ha cambiado, pero no me gusta entenderlo como una moda. Tampoco me gusta dividir a los seres humanos en categorías. Cada uno debe estar en el lugar que merece.

Usted siempre ha cantado al amor, pero su último disco, Anime Parallele / Almas Paralelas, habla de otros temas, de autoestima, de seguridad en una misma, de confianza, de superación, de optimismo. ¿Se ha cansado de cantarle al amor romántico? Puede ser, aunque no es la razón principal. Durante la pandemia viví un periodo muy raro, como todo el mundo. Fue un bajón emocional y personal. Durante veintipico años estuve en contacto a diario con muchas personas. Y de repente me vi encerrada en casa, y con muchísimo tiempo para mí. Y me puse a reflexionar sobre muchas cosas, a leer cosas sobre mí, críticas y opiniones que me generaron una ansiedad muy fuerte. Al mismo tiempo, en ese mismo periodo, mientras mis amigos perdían a sus seres queridos, yo estuve nominada al Oscar y gané el Globo de Oro. ¿Por qué me pasaban todas esas cosas buenas? ¿Me lo merecía? Cada premio fue un momento de felicidad, pero también de presión psicológica y responsabilidad. Cuando empecé a trabajar en el nuevo disco yo estaba muy confundida, muy descentrada. No sabía en qué punto vital estaba, ni qué escribir. Empecé a grabar demos de todos los estilos. No sabía cuál elegir. En hacer este disco he tardado tres años, es la primera vez que hago un disco con tanto tiempo. Y de repente, cuando volvieron a abrirse las puertas, empecé a conocer gente. Y las personas, para mí, son una inyección de adrenalina. Por primera vez me apetecía hablar de las historias de los otros, porque hasta entonces siempre había hablado de mí. Y también me apetecía escribir canciones que me dieran el optimismo que no tenía, para cantármelas a mí misma. Me puse a buscar autores que hubiesen escrito letras en las que yo quisiera creer. Y empezó una época un poco rara. De niña era muy testaruda pero siempre he sido muy extrovertida, muy abierta. Y necesitaba hacer un disco que hablara de emociones distintas, de empezar de cero, de buenos inicios. Quería olvidarme de lo que me habían dicho personas importantes para mí, que trabajaban conmigo, y que me decían que lo había cantado todo, que ya había ganado todos los premios y era el momento de retirarme. Fue un periodo raro, pero afortunadamente lo he superado. He sobrevivido a él. Y le debo mucho a la música. Cada vez que canto Un buen inicio en la gira me cargo de energía.

Ese proceso de introspección se veía en Scatola / Caja, su single de 2022. Es una canción que habla de alguien que encuentra una caja con recuerdos de su adolescencia y empieza a hacer memoria. Para su público, sus canciones son también una cápsula del tiempo. Y, sin embargo, este tema estaba compuesto por Madame, una cantautora que ahora tiene 22 años. ¿De dónde vino esa conexión? Madame tiene mucho talento. Me gusta mucho. Fui yo quien acudió a ella. No le dije que estaba grabando un documental en el que yo hablaba de una caja que había encontrado en el desván de mis padres. Ella no tenía ni idea, pero cuando me mandó la canción que había escrito para mí había varias palabras que hablaban exactamente de eso. Me emocionó muchísimo.

Repasando los créditos de su nuevo álbum sorprende encontrar muchos letristas y compositores muy jóvenes. Fue un ejercicio deliberado. Lógicamente, cuando te sientes frágil lo más cómodo es llamar a un equipo que te dé seguridad. Para mí lo fácil era llamar a mis productores y autores de siempre, y seguir en la zona de confort. Pero sentía que necesitaba algo que no conociese. Después de haber cantado en todos los lugares y de haber escrito de todo, me daba miedo que no me quedase nada nuevo por conocer. Por eso me acerqué a autores y productores jóvenes, muchos de ellos ligados a la música urbana o el trap. Hice varias demos con ellos que no funcionaron, pero la idea era ese intercambio. Necesitaba ayuda para avanzar. No quería quedarme donde siempre, pero tampoco llevar a cabo una metamorfosis. Quería seguir fiel a mi estilo, pero con nuevos estímulos.

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM
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