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Encontrar humor en medio de la tensión: así se vivió en las redes la gala más controvertida de Eurovisión

Entre reivindicaciones, críticas e indignación se colaron también pequeñas cápsulas de ingenio concentrado. El seguimiento de la gran final en Malmo demostró que el humor está en un buen momento

María "Mery" Bas y Mark Dasousa, de Nebulossa, durante su paseo inaugural por el escenario de la gran final de Eurovisión 2024.
María "Mery" Bas y Mark Dasousa, de Nebulossa, durante su paseo inaugural por el escenario de la gran final de Eurovisión 2024.Martin Sylvest Andersen (Getty Images)
Guillermo Alonso

Por primera vez este artículo sobre las reacciones en redes a la gala de Eurovision 2024 podría haberse escrito antes de que se emitiese la gala de Eurovisión 2024, porque el debate sobre ella lleva meses llenando mensajes en X, stories de Instagram y vídeos de TikTok. A nivel mundial, el motivo es obvio: Eurovisión ha permitido la participación de Israel después de que 34.000 personas hayan muerto en Gaza desde el inicio de su ofensiva militar. Mantienen que es un festival apolítico, pero el patrocinio de Moroccanoil, gigante cosmético israelí, hace que algunos se lo cuestionen.

En España tuvimos otro motivo más frívolo para llevar meses hablando de Eurovisión: Zorra sí, Zorra no, convertido en una cuestión política. Pedro Sánchez llegó a expresar su cariño por el tema. Manu Tenorio, obsesionado con la canción en sus redes sociales, no estaba en la misma línea. El acuerdo generalizado era que daba igual ganar: la canción ha sido un enorme éxito (tiene más reproducciones en Spotify que las propuestas de estrellas como Olly Alexander, representante inglés, por ejemplo). Y menos mal: tras conseguir un triste puesto 22, si no nos queda una victoria moral no nos queda nada.

En las horas anteriores a la gala, la cuestión volvía a manos de los políticos. Ione Belarra o Yolanda Díaz se pronunciaban, o bien pidiendo que Nebulossa no actuase esta noche en señal de protesta o que RTVE rompa sus relaciones con Eurovisión y la UER en el futuro si hay países bajo la sospecha internacional de genocidio como invitados.

Decenas de vídeos llevaban horas siendo virales antes del inicio de la gala, pero probablemente el más impactante es el que muestra el ensayo de Eden Golam, la representante israelí (que durante unos inquietantes minutos coronó la lista pero quedó finalmente quinta, con 375 puntos y tras arrasar en el televoto). En el vídeo canta su tema Hurricane mientras su propio equipo le grita y la abuchea, para prepararse ante lo que sabían que era inevitable. Ocurrió, al igual que en las semifinales, aunque el festival se encargase de silenciar en parte los abucheos del público y añadir vítores y aplausos, aunque con peores resultados que en la semifinal (esta noche, a diferencia del pasado jueves, pudimos escucharlo en casa). Desde la organización dicen que no ha habido trucaje para ocultar abucheos, pero los vídeos de las redes sociales son implacables al respecto. Para silenciar los abucheos también en los vídeos grabados con smartphone todavía no se ha inventado una tecnología.

Y aunque las consignas políticas están prohibidas en el festival (una orden cuanto menos naif en un momento en el que hay política en un “buenas noches”), algunos participantes, como la portuguesa Iolanda (que quedó en un inesperado y honorable décimo puesto) consiguieron hacer una declaración de intenciones silenciosa.

A las nueve de la noche, la gala empezaba en la televisión y en ese otro lugar donde se habla de lo que pasa en la televisión y que antes se llamaba Twitter. Y, al contrario que en el mundo real, aún parece quedar en él posibilidad para el humor.

Pasadas las nueve y media llegó el momento álgido de la noche: Israel, ese país. Esa canción. Esa delegación. En las redes sociales algunos aprovechan para irse a la cocina.

Los que se quedaron se centraron, sobre todo, en cuestiones técnicas: de repente, esos abucheos que no se escucharon el jueves en la semifinal fueron mucho más claros en la final.

Y también en los comentaristas, Toni Aguilar y Julia Varela, que, muy tímidamente y sin saltarse las normas del festival, sí se pronunciaron.

Zorra logró algo inédito en la historia de Eurovisión: que todo un estadio a miles de kilómetros corease una canción en español. El orgullo no cabe en todos los servidores de Twitter. Ojalá se hubiese traducido en votos.

Y otros dejan el entusiasmo para centrarse en la ciencia, concretamente en las matemáticas.

Lamentablemente, hubiésemos necesitado muchísimos culos más. Pese a todo, en todo el mundo había muchos entusiastas del tema. ¿Uno de los mayores entusiastas de la causa zorrista? El traductor de signos para sordos de la televisión alemana.

Tras la actuación de la griega Marita Satti y su estupenda propuesta Zari, en España se cuela un trending topic previsible: “La Rosalía”. Parece que cualquier cosa en la que se pronuncie “ta ta” recuerda a Malamente, de la artista catalana. Algunos la llaman La Grecialía.

Y las referencias españolas no acaban ahí: a algunos, la canción griega les recuerda a una boda en cualquier mesón de nuestro país.

La propuesta inglesa, Dizzy, de Olly Alexander, ha tenido una de las puestas en escena más elaboradas de la noche, casi creando un videoclip en directo (de poco le sirvió). Pero a algunos les ha recordado, como tantísimas otras cosas que ocurren en el mundo, a Los Simpson. No dijeron, eso sí, aquella gran frase de ese episodio, que le gritaban a Homer: “¡Pa loca tú, calva!”.

No es el único país que recordó a grandes escenas de Los Simpson. Los genitales de Windows95man, representante finlandés, recordaron a los de Bart Simpson. A Bart, en aquella secuencia, sí que se le llegaban a ver. En Eurovisión, por ahora, no han llegado a ese punto.

Y también Croacia:

El nivel de Eurovisión 2024 no estaba gustando a todo el mundo. Este tuit compartido más de 10.000 veces afirma que la gala de 1991 ya no es “la peor de la historia”.

Breve lección de historia: la gala de Eurovisión 1991 se celebró en Roma, en un cambio de última hora, pues iba a tener lugar en Sanremo, y estuvo plagada de fallos de sonido y de larguísimas pausas entre canción y canción. Esta gala ha estado llena de contratiempos, pero ninguno técnico. Basta con ver esta impresionante imagen del set de realización mientras actuaba Croacia.

Esto no tiene nada que ver con la gala pero, llegados a este punto, es bueno recordarlo.

Y volviendo a lo que nos ha traído aquí: la gente comparó a Nemo, el representante suizo, con cosas dando vueltas en el microondas. En el mundo hay tanta injusticia como ingenio.

Y a los gritos de la participante irlandesa con ese momento tan doloroso que puede ocurrir durante el sueño.

La franja de puntaciones de cada país dejó algunos memes de humor negro.

Y otros de humor derrotado, al asistir a la práctica ausencia de votos por parte de los jurados profesionales a la propuesta española, por otra parte, esperada por la naturaleza de la propuesta.

A las 0:39, Israel va primera en la lista tras arrasar, como se esperaba, entre el televoto. Algunos tuiteros se huelen la Tercera guerra mundial. A las 0:41, cuando Ucrania supera a Israel, la Tercera Guerra Mundial se cancela.

Pero después a Ucrania la supera Croacia y, a Croacia, Suiza. Suiza ha ganado, el ganador ha recogido el teléfono de cristal y, como si esta gala hubiese estado escrita por un guionista con mala uva, no se imaginará lo que pasó al final.

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Sobre la firma

Guillermo Alonso
Editor web de ICON. Ha trabajado en Vanity Fair y Telecinco. Ha publicado las novelas ‘Vivan los hombres cabales’ y ‘Muestras privadas de afecto’, el libro de relatos ‘La lengua entre los dientes’ y el ensayo ‘Michael Jackson. Música de luz, vida de sombras’. Su podcast ‘Arsénico Caviar’ ganó el Ondas Global del Podcast 2023 a mejor conversacional.
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